La mula es el animal por excelencia de los trabajos mineros, de las minas». Así de contundente se muestra Fernando Cuevas, historiador de la minería y director del museo de Barruelo de Santullán, al analizar la larga relación laboral de las mulas y las empresas mineras. Sobre este asunto pronuncia este sábado (18 horas) una conferencia en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León en Sabero (MSM), con entrada libre hasta completar aforo.
Un recorrido lleno de curiosidades que comienza por las propias características del animal que la protagoniza, la mula, un híbrido, ya que «es un cruce de caballo y burro, que es antinatural. Si se cruza un caballo con una burra nos dará un tipo de mulo, que es el burdégano; y si es de una yegua con un burro, que nos dan el mulo y la mula castellana, que son los más habituales en las minas».
La mula es idónea para el trabajo por muchas razones. «Es más resistente, come menos, tiene la piel más dura, enferma mucho menos; es algo muy curioso pues es un cruce antinatural ya que es evidente que en la naturaleza el burro y el caballo se evitan». Hay otros animales que se han utilizado en las minas para realizar lo que se llaman trabajos ‘a sangre’, «como los bueyes,que son más fuertes pero tienen mucha menos movilidad; las vacas o los burros, pero éstos tienen un carácter muy complicado y sólo he visto que se utilizaran en las minas de carbón de la provincia de Burgos», señala Cuevas.
Recuerda el historiador que en las minas «solo trabajaban dos seres vivos, los hombres y las mulas» y esta realidad se reflejaba en el hecho de que «las mulas tenían su ficha y hasta su nómina en las empresas, una ficha con sus características físicas, su color, sus medidas anatómicas, todo».
La relación de la mula con la empresa minera está llena de curiosidades, de las que hablará Fernando Cuevas este sábadp en el MSM. «Veremos algunas de esas fichas personales de las mulas, pero también el valor que se les asignaba y así, en caso de accidente, se hacía una tasación de lo que había que pagarle al arrendatario. Había una valoración inicial hecha por un veterinario y en función de los años que llevaba trabajando y lo que había cobrado se hacía un cálculo de la indemnización que había que pagarle al dueño».
- ¿Y no tenían nómina?
- Por supuesto que cobraban su salario de la empresa, como los hombres. No en todos las empresas pero, por ejemplo, en muchas minas de Asturiasestaba recogido el salario, las pesetas que cobraba al día y había que añadir, por supuesto, la manutención. También lo que había que pagar si caían enfermas o «cogían la baja», por accidente o lo que fuera.
La relación de las mulas y el humano que trabajaba con ellas, el caballista, señala Cuevas que «era muy especial. Hay miles de anécdotas, pero también hay un apartado que podíamos llamar científico de esta relación; por ejemplo, analizando los hostigamientos, que se daban y la empresa buscaba fórmulas para evitarlos. A la empresa la mula le costaba un dinero y no le interesaba que las trataran mal pues había que pagar al arrendatario. Lo que hacían era ofrecerles primas a los caballistas, un dinero a mayores cada mes que la mula no tuviera accidentes, hasta llegar a un tope. Y si había un accidente el caballista perdía toda la prima y volvían a empezar de cero en los incentivos. Cuando había un accidente rápidamente se hacía un informe para dilucidar si la culpa había sido del caballista o no pues también se contemplaban los castigos».
La importancia de la buena relación con el caballista se notaba en que, señala Cuevas, «yo en Barruelo tengo documentado que los empresarios invitaban a cenas a los caballistas para tenerlos contentos y que estos cuidarán de las mulas».
Otra opción es que la empresas tuvieran sus propias mulas, que no se las alquilaran a arrendatarios. «Esto es lo que hacían, por ejemplo, en Hulleras de Sabero».
La parte final de la conferencia de Fernando Cuevas en el MSM estará dedicada también a otro final, el de las mulas en la mina, que era bastante duro. «Las minas de la mina solo salían por enfermedad, por muerte en accidente o por desecho, cuando ya no podían trabajar».
El final de la presencia de las mulas en las minas llega con la mecanización, cuando dejan de ser utilizadas en sus trabajos habituales de transporte, pero se han mantenido en activo hasta hace no muchas fechas. «En las minas de montaña alejadas tardaron mucho más en prescindir de ellas, en este siglo XXI aún había mulas en muchas minas; como también permanecían en galerías en las que no podían entrar las máquinas porque eran muy complicadas, estrechas, o para cosas puntuales como podía ser transportar la dinamita». Así Cuevas tiene documentada la presencia de mulas en Asturias en el cercano 2010, un Moreda de Aller. «En Barruelo Perejiles estuvo hasta que cerraron, en 2004»
Algunas de estas últimas se convirtieron en verdaderas leyendas, porque tuvieron además el privilegio de «ser las únicas que salían vivas del interior de las minas?
- ¿Pero ciegas?
- Ésa es una leyenda que no es muy real, algunas sí pero no todas.La mula es el animal por excelencia de los trabajos mineros, de las minas». Así de contundente se muestra Fernando Cuevas, historiador de la minería y director del museo de Barruelo de Santullán, al analizar la larga relación laboral de las mulas y las empresas mineras.
Las mulas, el minero por excelencia
El historiador de la minería Fernando Cuevas repasa la presencia de las mulas en la mina
08/04/2017
Actualizado a
19/09/2019

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