
Hay un antecedente, en la presentación en León hace unos meses, con la presencia de Lala Isla, donde se formó cierto revuelo, sobre la memoria histórica o «la manía de atacar a los de derechas», lo que propició la intervención del ex alcalde Astorga, Juan José Alonso Perandones, que esta tarde acompañará al editor en la presentación y también estará el historiador José Cabañas, que tiene mucho que ver en la gestación de este libro, como la propia Lala Isla reconocía en una entrevista previa a la presentación en León. «Una noticia en prensa sobre una fosa de Astorga me llevó a hacerme la reflexión de que entonces no iba a ser cierto que en Astorga no pasó nada, como me habían dicho. Contacté con Cabañas y le dije que me hablara de mi familia sin tapujos... Seguí el hilo y descubrí que mi familia no habían sido víctimas, sino verdugos. Llegué a la conclusión de que Astorga había sido un centro de represión importantísimo».
Emprendió Isla una dura tarea, entrevistando a todos los testigos de aquella época vivos, incluidos sus propios padres. Otra entrevista importante fue la de Mercedes Unzeta, sobre las monjas mártires de Astorga asesinadas en Somiedo, ya que es sobrina de una de ellas. «Mi madre era enfermera y también estuvo allí, incluso salvó su vida porque iba en el turno siguiente a ellas. Pero pude descubrir la gran mentira que se contó, cómo se montó una leyenda del martirologio político-religioso, apoyada en el relato de Concha Espina en 'Princesas del Martirio', donde se inventaba una historia en la cual las tres mujeres fueron violadas repetidamente y fusiladas desnudas. Lo que ocurrió ya era bastante cruel, pues sí que sufrieron una muerte horrible, ametralladas con otros presos por una mujer republicana enloquecida por la muerte de su marido». Y justo coincide el libro con algunos homenajes a la figura de Concha Espina.
Narra historias terribles, pero con el plus de credibilidad que le da hablar de su propia familia, con la que no ajusta cuentas, afirma, ni mucho menos. «No es como el caso de los hijos de Panero, nada que ver, mi padre fue un camisa vieja que jamás renegó, al que quiero, fue muy duro indagar en su biografía».