La provincia se viste de gala para honrar a sus ‘Señoras’

Cada 15 de agosto se repite el mismo ritual: numerosos pueblos leoneses rinden tributo a la Virgen de agosto a través de actos religiosos y romerías populares

E.N. / C.C. / A.H.
16/08/2016
 Actualizado a 12/09/2019
El nuevo pendón de la Virgen de Riosol fue uno de los grandes alicientes de la romería celebrada ayer en los alrededores del Puerto de Tarna. | DANIEL MARTÍN
El nuevo pendón de la Virgen de Riosol fue uno de los grandes alicientes de la romería celebrada ayer en los alrededores del Puerto de Tarna. | DANIEL MARTÍN
Multitud de localidades repartidas por toda la provincia volvieron a honrar  un año más a la Virgen de agosto a través de una serie de actos en los que lo religioso y lo popular se dieron la mano para llenar de fervor y de tradición una de las fechas más significativas del calendario estival. Las procesiones y las romerías han sido la tónica general de un día festivo en el que los pueblos se han vestido con sus mejores galas para procesionar a Nuestra Señora y a San Roque. Así, el municipio de Matallana de Torío celebró la romería de Nuestra Señora de Boinas, en el pequeño templo mariano ubicado en Robles de la Valcueva. Pendones de la comarca y música de gaita acompañaron a la Virgen en su procesión desde la iglesia hasta la ermita, donde no faltaron los aplausos a la llegada de la imagen. De forma paralela, el recinto ferial ubicado en las inmediaciones del santuario acogió un mercado de productos artesanos como cestería, útiles de barro, quesos, cestas o madera. Una completa jornada romera que contó con otros alicientes como concursos de rana y bolos, además de espectáculos para todos los públicos.

En un ambiente similar tuvo lugar una de las romerías con más solera de la provincia, que se viene celebrando desde el siglo XIV en la localidad leonesa de Maraña, que volvió a honrar a su patrona, Nuestra Señora de Riosol, en una jornada festiva que desde primeras horas de la mañana congregó en las inmediaciones de la ermita a numerosos fieles que acompañaron a la Virgen durante el recorrido en uno de los entornos más bellos de la provincia leonesa. Lugareños y veraneantes confraternizaron en una romería que tuvo como marco el alto del puerto de Tarna. El estreno del nuevo pendón de Nuestra Señora de Riosol y la tradicional carrera de caballos a través del monte fueron dos de los principales alicientes de esta celebración. 

Nuestra Señora de Carrasconte, patrona de Laciana y Babia; la Virgen de Trascastro, muy venerada en los pueblos del municipio de Peranzanes y alrededores; la Virgen de la Casa o de Peñafurada (a medio camino entre los pueblos de Posada de Omaña y Tremor de Arriba, ya en el Bierzo), o la Virgen de las Angustias, en la localidad berciana de Molinaseca, protagonizaron este lunes sendas demostraciones de fervor popular en una jornada de exaltación y de reivindicación de las señas de identidad que distinguen a los diferentes pueblos de esta provincia.

Además de Nuestra Señora, San Roque ha sido otro de los protagonistas de la jornada festiva. En el caso de Boñar el traslado del santo desde su ermita hasta la parroquia, con amenaza de tormenta, se vio refrendado por la presencia de los pendones de Grandoso y Felechas y la extraordinaria banda de música de Cistierna que levantó el aplauso del público de las terrazas.

Santa Cristina de Valmadrigal rememoró este lunes su tradicional ‘danza del paloteo' en una jornada festiva en honor a Nuestra Señora la Virgen de Gallegos. El grupo de baile, con el mismo nombre,  inauguró la festividad con dos ‘lazos’ a la Virgen durante la procesión, como se llama a cada una de las canciones que van dedicadas todas ellas mediante un lazo.

Bajo un intenso sol, los danzantes golpearon sus palos al ritmo marcado por la dulzaina y el tamboril. Después de misa, como manda la tradición, el lazo se tiró al cura y el grupo de danzas descansó hasta por la tarde, cuando las danzas volvieron a la plaza.

El guirria, un peculiar personaje que sirve de animador y coloca los lazos a los vecinos y visitantes, hizo su función y fue inaugurando los bailes realizados por los catorce danzantes, que bailaban en turnos de ocho. Todos los lazos finalizaron con fuertes aplausos y las felicitaciones se repartían entre los que danzaron por primera vez y los que repitieron después de doce años.
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