Con el reverdecer de la llanuras cerealistas en primavera, la zona sur de León es un hervidero de vida.
La reina indiscutible es la Avutarda, la mayor de las aves europeas, y una de las aves de mayor peso capaces de volar. Los machos pueden llegar a pesar hasta 16 kgs.
El celo de las avutardas es una de las manifestaciones naturales más espectaculares, si bien no es fácilmente observable por el carácter desconfiado que las hace volar en el momento que nos ven acercarnos a unos cientos de metros. Los machos se hinchan y pavonean, realizando una especie de baile que se conoce como "rueda" para atraer a las hembras. ‘Leonatur’ dispone de varios observatorios para poder disfrutar de cerca de este maravilloso espectáculo.
El Sisón es otra peculiar ave esteparia que recibe su nombre del característico ruido, o siseo que hace al volar. Habita zonas cultivadas de secano, con zonas de herbazal y pastizal. La mecanización del campo y la conversión de zonas de secano en regadío están haciendo disminuir drásticamente su población.

Pero la llanura cerealista no solo está habitada por avutardas o sisones. Una gran cantidad de aves tienen en ellas su hábitat predilecto o incluso el único.
Mochuelos, collalbas, alcaravanes, perdices, alondras, cernícalos, aguiluchos cenizos, lechuzas campestres, y como no, los vistosos y coloridos abejarucos, y el espectacular Elanio Azul, cada vez más común en nuestra provincia.
Todas estas aves, por mencionar solo las más representativas, dependen de que seamos capaces de conservar este ecosistema tan amenazado. Aunque ya hay diversas iniciativas, hay que intentar por todos los medios que la actividad productiva agraria sea compatible con la conservación de la biodiversidad del campo leonés, al menos con sus especies más amenazadas.