La ‘pokedespoblación’ deja con las ganas a muchos niños –y no tan niños– que tienen que desplazarse hasta núcleos de población más grandes que el suyo para intentar atrapar alguna de estas criaturas. Las ‘pokeparadas’, esos lugares en los que hacerse con poderes especiales para continuar con el juego, se encuentran en lugares puntuales de las ciudades –como La Negrilla de Santo Domingo en León– pero en los pueblos pequeños ni las plazas, ni las iglesias, ni los ayuntamientos, ni los bares, que son los lugares más frecuentados por los vecinos. Ni una ‘pokerada’ y por tanto ninguna posibilidad de hacerse con las bolas que se emplean para cazar los Pokémon. Tampoco hay gimnasios, otro elemento con el que cuenta el videojuego en los núcleos grandes de población para poder enfrentarte a otros entrenadores de estas criaturas e interaccionar.
Paradójicamente el entrenador de Pokémon protagonista de la serie de finales de los 90 vivía en Pueblo Paleta, una pequeña población en la que recibió su primera criatura. Por aquel entonces la trama transcurría por la naturaleza. De aquello hoy no hay ni rastro. Localidades como Valencia de Don Juan, que tiene más de 5.000 habitantes, sí tiene, al menos, 14 paradas y gimnasios. También Valderas está surtido de pokémones pero otros pueblos no corren la misma suerte. En Villademor de la Vega, ni rastro de surtidores de bolas. Tampoco en Toral de los Guzmanes, ni en Villaquejida. Ni un gimnasio. Ya ha habido quien, sin recursos para seguir jugando, se ha tenido que acercar hasta la gasolinera del pueblo vecino porque al lado de la misma hay un surtidor virtual.do.
SOLICITAR PARADAS
La compañía Niantic Labs, encargada de desarrollar el videojuego, consciente de esta situación creó un apartado en su página donde se podían enviar solicitudes de lugares concretos para convertirlos en ‘pokeparadas’. Nos referimos al pasado porque actualmente al acceder al formulario, la compañía informa que no aceptan más peticiones ni de ‘pokeparadas’ ni de gimnasios. Quizá alguien anduvo listo cuando las peticiones estuvieron abierto y alguna de ellas cuele y acabemos encontrando una en La Mata de la Bérbula o en Conforcos para alivio de quienes pasen por allí buscando una ‘pokeball’. De momento habrá que conformarse con hacerse con todos pasando por las ciudades. Una cuenta pendiente, la de los pueblos, que vuelve a ser difícil de cuadrar por culpa de la despoblación.
Estos días de verano algunas localidades de León llegan incluso a duplicar la población que tienen durante el invierno, y por tanto también son más quienes juegan a atrapar estas pequeñas criaturas. Donde antes jugaban al paredón o al bote-bote, ahora hablan de Charmander, Chameleon y Empoleon. "Aquí la culpa siempre la tiene lo mismo, que somos cuatro gatos". Y ningún Pokémon. Y suerte que tienen, pensará más de uno.