La naturaleza como manantial de formas

Bruno Marcos escribe sobre la exposición 'Río Sil, líneas y geometrías' de Irene Kopelman que se podrá ver hasta el 30 de julio en la Fundación Cerezales

Bruno Marcos
13/07/2023
 Actualizado a 13/07/2023
Vista de la exposición de Irene Kopelman. | JUAN BARAJA
Vista de la exposición de Irene Kopelman. | JUAN BARAJA
Sería inexacto hablar de paisajismo para referirse a la colección de piezas que Irene Kopelman muestra actualmente en la sala de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, ya que lo que el visitante encuentra es una serie de registros realizados en el campo de formas halladas en un determinado contexto natural, concretamente el río Sil, y algunas composiciones diseñadas a partir de ellos.

En la serie de dibujos y pinturas titulada ‘River lines’, la autora recogió la orografía generada por los cambios del nivel en la cota del agua sobre las laderas del Cañón del Sil, en el embalse de San Esteban. En la obra ‘River Geometries’, capturó la superficie del agua en una serie de dibujos y en una instalación cerámica. En la serie de dibujos ‘Clouds’ plasmó las nieblas que se forman en el valle del río provocadas por la evaporación de los embalses.

Si consideramos que el paisaje es una construcción mental, una imagen que se funda en la lejanía, advertimos que las piezas que componen esta exposición carecen de esa lejanía, son porciones de ese entorno natural vistas desde muy cerca. No en vano la autora aparece en algunas fotografías mirando por un microscopio.

En esa operación de aproximación a lo macroscópico por lo microscópico surge una colección de fragmentos, una serie de muestras, una acumulación de registros, en definitiva, un catálogo. Y este catálogo no es general, proviene de un territorio concreto, emana de una tierra, de un agua, de un aire, de una historia geológica; y cada uno de esos fragmentos, muestras o registros que forman el catálogo van a ser piezas de nuevas composiciones. Es decir, la naturaleza actúa como manantial de formas, de elementos visuales que producirán imágenes nuevas.

Los materiales de Kopelman son fruto de un método que recuerda al científico porque explora, localiza, archiva y cataloga; pero lo que lleva a cabo con ellos inmediatamente después es explotar el yacimiento natural de formas que contienen, extraer líneas, manchas, contornos, colores… y con todo ello fabricar una obra. Cabría preguntarse por la autonomía visual de esos últimos productos, de estas obras, si, desprovistas de la abundante información procesual, hablan por sí solas o son confundidas por el espectador común con simples abstracciones.
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