La cresta Cabrones-Cerredo

El montañero Anselmo Vidal, más conocido como Avigamo, nos propone un plan no apto para todos los públicos en el macizo central de Picos de Europa: el ascenso a Torrecerredo y al Pico Cabrones, un recorrido que hará volar

Anselmo Vidal (Avigamo)
15/07/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Panorámica desde Torrecerredo. | ANSELMO VIDAL
Panorámica desde Torrecerredo. | ANSELMO VIDAL
En los Picos de Europa, concretamente en el macizo central, encontramos la concentración de actividades más espectaculares para la escalada y el montañismo vertical. El famoso Naranjo de Bulnes, el Picu, el estandarte de la escalada de montaña y de dificultad en nuestra cordillera, se encuentra en este macizo. Múltiple y variada es la narrativa que podemos encontrar sobre sus diferentes líneas para alcanzar la cima. Todas ellas muy interesantes.

El Pico más alto de los Picos de Europa, también está aquí, en el central. Y como sucede con los picos más altos, es uno de los más deseados por todos los montañeros. El Torrecerredo, de 2.648 metros de altitud. Raro es el día que no encontremos a nadie recorriendo el camino que lo asciende por su ruta más clásica. Y la gran mayoría de los que conseguimos subirlo, nos quedamos fascinados cuando desde la dominante cima descubrimos esa cresta vertiginosa y sin fin que nos conduce la mirada hasta ese otro promontorio de apariencia inexpugnable, denominado el Pico Cabrones, de 2.558 metros de altitud.

Cuando navegamos buscando información sobre ese pico, es inevitable encontrarlo emparejado a su hermano siamés, el Torrecerredo, unidos por esa espectacular cresta vertebral de ochocientos metros, entre cima y cima.

El gran Alfredo Íñiguez, narrando este recorrido, pronunció una frase que define como ninguna las sensaciones que encontraremos en esta actividad: «Si el hombre no pudiera volar, aún le quedarían las crestas de montaña».

Mientras te aproximas hacia sus faldas y levantas la vista, realmente pareciera que es necesario saber volar para poder cabalgar esta maravilla natural. Pero es realmente cuando ya estás sobre ella y diriges la mirada hacia abajo y ves el Jou Negro, un helero de la edad del hielo, que se encuentra trescientos metros por debajo de tus pies, o miras al otro lado y ves la canal de Dobresengos perdiéndose hasta los 2.000 metros de profundidad, cuando te das cuenta de que ciertamente ya estás volando.

Podemos realizar esta actividad en el día, pero teniendo en cuenta que es una ruta de gran exigencia física. Lo más cómodo es pernoctar en el refugio de Cabrones para poder comenzar la escalada desde aquí.


Iniciamos la actividad por la arista oeste del Pico Cabrones, esta subida es muy aérea y ofrece una gran espectacularidad por el vacío reinante a nuestro alrededor.
Los pasos de mayor dificultad que encontraremos en esta subida tienen una dificultad de III+, pero el miedo escénico al vacío puede hacernos tensar los nervios por encima de lo controlable, por lo que es recomendable tener bien a mano nuestro material de protección en la escalada.

Cuando alcanzamos la cima se abre ante nosotros el espectáculo del funambulismo, que nos conduce en descarado descenso por un hombro que parece no tener continuidad, pero que a medida que avanzamos, paso a paso, nos va mostrando el camino que nos hará progresar hasta la gran brecha. Aquí también es recomendable utilizar la cuerda donde nos lo ordene el sentido común.

Una vez alcanzada la gran brecha, comenzamos la parte más técnica y aérea del recorrido. Primero encontraremos un corto tramo de escalada de IVº que se protege con seguros flotantes. Luego iremos alternando tramos de equilibrio con otros en los que descenderemos por líneas de rápel inferiores a 15 metros de longitud.

Las vistas hacia los dos lados de la cresta durante el recorrido, son magníficas.

Después de tres rápeles y varios equilibrios más, llegaremos al muro final que se interpone entre nosotros y la cima del Torrecerredo. Un corto tramo de escalada de IV+ y de 8 metros de altura que será la mayor dificultad técnica a superar. El muro está semi equipado con varios clavos que nos permiten asegurar la progresión y que podremos completar con nuestros seguros flotantes.

Otra pequeña subida y ya estaremos en la cima más alta de toda la Cordillera Cantábrica.

La reacción al mirar atrás y ver nuestro recorrido puede hacer que se convierta en un estado inigualable de satisfacción. No te preocupes, es normal.
El descenso desde esta cima por el recorrido clásico tampoco nos permite bajar la guardia. El patio que se abre delante de nosotros será el colofón final a una actividad, más propia de las aves que del ser humano.

Sin duda, la cresta Cabrones-Cerredo reúne todas las condiciones para ser una de mis actividades favoritas en los Picos de Europa.

Como dicen los auxiliares de aviación: ¡abróchense los cinturones y disfruten del vuelo!
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