La capital de la carcajada, la tierra del vino

El Festival de Payasos de Gordoncillo ha llenado la plaza del pueblo de risas y buen rollo. Tanto como el que ha dejado ese prieto picudo que ha dado una segunda oportunidad a la zona

T. Giganto
15/08/2016
 Actualizado a 05/09/2019
Espectáculo de las hermanas Bámbala el sábado por la noche. | SUSANA BARBEITO
Espectáculo de las hermanas Bámbala el sábado por la noche. | SUSANA BARBEITO
El vino es para muchos alimento y también la bebida del alma. Las sonrisas son para otros tantos la señal inequívoca de la buena salud de ese alma. Y Gordoncillo se encuentra en plena forma tal y como han demostrado estos días con la celebración de su XVII Feria Vitivinícola y su XIV Festival Internacional de Payasos.

Por la plaza Mayor de la localidad han pasado tres compañías diferentes con sus respectivos espectáculos que han vuelto a fascinar a pequeños y mayores que han completado la carcajada con un buen rato de convivencia entorno al vino, el otro protagonista del fin de semana.

La Pequeña Victoria Cen puso en escena su número ‘Triodedós’, formado en esta ocasión por Vittorio, Maurizio y Rosario. Ellos, siguiendo la milenaria estela de los artistas de calle, llegaron a Gordoncillo para entretener, deleitar, sorprender y divertir al público con sus habilidades y cucamonas. La representación leonesa dentro del festival con acrobacias y malabares, también con un sacacorchos para las sonrisas. Después llegó el turno de Garrapete Espectáculos con ‘La Familia Querubín’. Luigi y Gonzo Querubín brillaron como estrellas infantiles intercontinentales hace 30 años. Se reencontraron en Gordoncillo el sábado para homenajear a su familia realizando los mejores números de variedades que deslumbraron por entonces a medio mundo. Estuvieron a la altura de la saga y llegaron para ello desde Palencia, con una puesta en escena que sacó carcajadas y brindó con el público.

La noche del sábado tuvo tres estrellas madrileñas: las hermanas Bámbala. Cada cual más presumida, más juguetona y coqueta. Se desperezaron, subieron a cuatro metros de altura y dejaron la boca abierta al multitudinario público. También con buen sabor de boca gracias a su habilidad y al impresionante columpio que instalaron en forma de trapecio y en el que demostraron que la unión hace la fuerza.

Pero además de espectáculos, el fin de semana en Gordoncillo ha contado con otros atractivos como diversas catas y actividades que giran entorno a la actividad vitivinícola de la localidad, donde hace unos años el ímpetu del Ayuntamiento llevó a la localidad a vivir una segunda oportunidad a su economía y al vino, al prieto picudo que tantas alegrías les ha dado y les sigue dando. Ha sido un fin de semana de buena letra, con Jesús González Gigosos que hizo escritura con vino tinto en un taller en el que Gordoncillo se escribió como se escriben las buenas historias: con una copa de vino y con una sonrisa en la cara.
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