La América de un leonés para los leoneses

Félix de la Concha, leonés afincado en EEUU, referencia del hiperrealismo, pintor compulsivo. Puede pintar un río metro a metro, hacer un cuadro cada día del año, o retratar mientras conversa a un superviviente del holocausto...

Fulgencio Fernández
05/12/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Félix de la Concha estaba este lunes pintando en una plaza de Madrid, «todavía al sol». Responde a las preguntas con unos cascos para no detenerse, para no dejar de pintar, suenan de fondo los brochazos, siempre lo ha hecho así, tiene más ideas que tiempo, más proyectos que días y una pasión irrefrenable por la pintura, siempre al natural. «Es cierto que a veces pinto a veinte bajo cero, con nieve... pero también es cierto que he hecho siempre lo que me ha dado la gana y eso es un gran privilegio».

– De nuevo en León, en Ármaga, con ‘Made in USA’ ¿Cuántos años sin exponer en su tierra.
– Demasiados, desde el 93, cuando aquella exposición triple, en tres salas a la vez, de Maese Nicolás y Caja España. Fue muy agradable volver, la inauguración, ver a los amigos, conocer a otros...

– ¿No quiso regresar antes, no pudo?
– No surgió. Al vivir en Estados Unidos es más complicado regresar, he expuesto sobre todo en Madrid... y después la crisis y todas esas cosas. Pero he venido, y me ha hecho mucha ilusión.

– ‘Made in USA’ ¿Qué le llevó a elegir esta serie?
– Muchas cosas. El tamaño de la sala, el espacio, y que se trata de una serie a la que yo le tengo cariño y me pareció adecuada para venir a mi tierra. Son cosas de pequeño formato, de varios años y no la había expuesto nunca. Son cuadros que recuerdan experiencias, vivencias en diferentes sitios de Estados Unidos, de objetos encontrados en la naturaleza y el paisaje, los coches o cosas que estaban abandonadas... cosas muy americanas, muy reconocibles. La verdad es que yo le tenía cariño a esta serie y me parece muy golosa, que en otras galerías se venderían muy bien y las he querido traer a León a precios muy atractivos, para que no haya quejas.

– ¿De que lugares de Estados Unidos son los cuadros?
– De aquellos en los que más he estado: Carolina del Norte, los Apalaches, Seattle, de Iowa, de Pittsburgh... lo que he recorrido desde 2013.

– Acaba de inaugurar en León y ya está nuevamente en Madrid pintando, ¿qué trae entre pinceles?
– Estoy en Madrid, hoy en una plaza muy recogida, en la que incluso hace sol... es de la serie de arquitecturas, que junto a los retratos son dos de las más habituales en mí, aunque no los únicos, como ya sabes.

– ¿Cuándo descansa?
– No me lo planteo, mi pasión sigue siendo pintar, aunque sea a veinte grados bajo cero pues como pinto todo al natural es el inconveniente que tiene, la ventaja es la riqueza de ver las cosas.

– Esas cosas son las que propician que en algún artículo jueguen con lo de pintor ‘local’ como sinónimo de‘loco’, atendiendo a la pronunciación en inglés.
– Sí. Bueno, loco por la pintura. Lo escribió Mark Francis: «El adjetivo local está vinculado en Félix de la Concha al hecho de pintar siempre del natural y por tanto pintar sólo el entorno del lugar donde se encuentra. En inglés, ‘local’ se escribe igual pero se pronuncia ‘loco’. Pero local o loco, en este caso da lo mismo, porque este trabajo es el resultado de la auténtica locura de ser un pintor local.

– Una de sus experiencias novedosas ha sido las series en las que además de pintar hace de ‘periodista’ y le realiza una entrevista al retratado o dialoga con él. Lo ha hecho con escritores, supervivientes de los campos nazis, hace unas semanas con José Luis Cuerda en un teatro...
– La experiencia con Cuerda fue muy divertida, en un teatro de Albacete, el Capitol, su tierra, con público, que va viendo en las pantallas el retrato y sigue la conversación. Es muy intenso atender a todo.

– La experiencia con los supervivientes de los campos nazis le marcaría...
– Claro. Ésa fue en el estudio, mucho más personal todo, cargado de emoción y durante horas. Al estar los dos solos frente a frente se creaba una situación íntima, sin miedo a los silencios, pero ellos aún tienen sus miedos, algunos no querían que los retratara por si algún neonazi los reconocía y podían tener algún problema tantos años después. También recuerdo de una manera especial a León Tenenbaum, superviviente de Auschwitch, que retraté en Guatemala pocos meses antes de que falleciera de un cáncer terminal.

– ¿Cómo encontró León?
– Entrañable.
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