Era 2012. En una entrevista con el novelista leonés José María Merino se le pregunta si considera al cuento como el hermano menor de la novela y él responde:"Desde 'Calila e Dimna' y las Cantigas de Santa María, en España llevamos casi ocho siglos publicando cuentos, de modo que es una cultura bien arraigada, no es hermano menor de nada, es otra forma de literatura".
Era 2015, hace tan solo unos meses. José María Merino debe responder a una de las preguntas más repetidas con los escritores:"¿Qué libro se llevaría a una isla o salvaría del fuego?". Y el leonés responde:"Sería problemático. Ahora que estoy trabajando en una versión del 'Calila e Dimna', salvaría éste. Pero ¿no salvo el Quijote, ni 'Rojo y negro'? Llegados a este terreno, mire usted, no salvo ninguno".
Tomó el camino de en medio ante la dificultad de elegir, pero dejó en el aire la comparación y colocó a la altura de El Quijote o Rojo y Negro. ¡Casi nada!

También tiene muy claro José María Merino que este libro es al antecedente más claro de la narrativa breve, que en la actualidad goza de muchos adeptos. "Me parece que es una evidencia, por muchas razones: ahí están nuestros primeros cuentos –minicuentos– aunque sabia, y hoy diríamos ‘metaliterariamente’, entrelazados en historias más extensas. La construcción material del conjunto es de una asombrosa solidez".
Ya se apuntó que llevaba muchos años José María Merino defendiendo la calidad de este libro, su vigencia... pero era evidente que necesitaba un trabajo de actualización, contextualización, que exigiría un exhaustivo trabajo, con el que se atrevió el académico leonés. "Tuve que descifrar muchos de los aspectos descriptivos y léxicos de 'Calila y Dimna', lo que me llevó mucho tiempo y me dio bastante trabajo, pero fue para mí muy gustoso, porque me parecía necesario llevarlo a cabo". Algo que entronca con la habitual polémica de si se debe ‘tocar’ un libro, algo sobre lo que Merino ni tan siquiera cree necesario debatir, pero sí recuerda que estos trabajos ya se habían hecho en otros países y en otros idiomas. "Ya digo en el prólogo que hay cierto respeto, que debe entrar acaso en lo sagrado, a alterar los textos primitivos, con lo que con el paso de los siglos solo algunos lectores, algunos especialistas en la literatura medieval, consiguen entender lo que leen. En Inglaterra el 'Calila y Dimna' se tradujo en el siglo XVI, y en Francia en el XIX, con lo que ese prejuicio, aunque estuviese arraigado, no impide que hoy se pueda entender el texto. Pero nuestro Calila y Dimna es de mediados del siglo XIII".
Pese a la antigüedad de este texto, quien mejor lo conoce, José María Merino, después de muchas horas de trabajo en sus páginas se muestra convencido de que tiene muchas cosas que ofrecer a los lectores actuales, ocho siglos después de haber sido escrito. "A mí, desde luego, lo que me ha dado 'Calila y Dimna' es una lectura gratísima, llena de sorpresas por las conductas y las actitudes y lo divertido de las tramas. Como todos los grandes clásicos de la literatura, me ha dicho cosas que siguen vivas y vigentes, y que nos siguen enseñando a entender mejor la complejidad del mundo, aunque hayan pasado tantos siglos".