‘El mago’ se centra en la historia de una mujer que, enfrentada a su realidad cotidiana, cree seguir bajo los efectos de la hipnosis a la que fue sometida durante un espectáculo. Juan Mayorga la desarrolló inmediatamente después de regresar de una actuación donde fue descartado para ser hipnotizado. «Desde allí, no sé si resignado o resentido, observando lo que sucedía a los voluntarios aptos, empecé a imaginar una obra que escribí en seguida y que he querido llevar a escena cuanto antes», ha escrito a propósito de un montaje donde ha solapado los trabajos de dramaturgo y director y donde ha disfrutado del magisterio de un elenco técnico formado por el iluminador Juan Cornejo (varios Max, además de Premio Nacional de Teatro), el escenógrafo Curt Allen Wilmer, el músico Jordi Francés y la coreógrafa Teresa Nieto (una de las grandes representantes de la danza en España, con varios Max en su haber y el Premio Nacional de Danza). ‘El mago’, según aseguran los críticos, se mueve en un ambiente teatral que remite a las comedias de Jardiel y Mihura y también al teatro del absurdo, aun sin renunciar Mayorga («todo es mentira, pero creemos que está lleno de verdad», asegura el escritor) jamás a su concepción habitual del teatro como soporte para indagar en las certezas y sombras del ser humano. «Fusiona todos esos elementos a través de la risa. El espectador se ríe y se divierte y luego se va a casa pensando de qué se estaba riendo y de qué se estaba divirtiendo, y creo que en el fondo se estaba riendo y divirtiendo de sí mismo. Esta es la manera que Juan ha encontrado en esta obra de dejar que ese mensaje cale en el público».«Juan Mayorga, cuando dirige, siempre está muy abierto a la propuesta del actor, y en una función como esta resulta muy importante», asegura García-Pérez a propósito de los vínculos que se establecieron entre director y elenco actoral. «Partimos de un punto por completo surrealista, la mujer que llega a casa diciendo que no está allí sino que permanece en el escenario de un teatro durante un número de hipnosis. A partir de ese punto de vista, exigía de nosotros mucha libertad y la libertad a veces es peligrosa. Saber llevar esa libertad y conducirla hacia el mensaje final de la obra ha sido la labor principal de Juan. Es un elenco realmente genial. Yo aprendo en cada función de mis compañeros y está siendo un viaje espectacular y muy divertido». Destaca el actor la cantidad de contenido que cada personaje porta. «Si escarbas en ellos aparecen cosas, como en todo el teatro de Mayorga. Los mensajes sobre la libertad, sobre la sociedad, sobre la hipnosis colectiva en la que vivimos… están muy presentes. También sobre el individuo, sobre el anhelo de ser uno mismo, sobre el anhelo de libertad individual…». ‘El mago’ responde a un tipo de teatro donde el actor ha de mantenerse constantemente alerta frente a todo lo que acontece en el escenario. «Yo no podría entenderlo de otra manera, sea quien sea el autor. El teatro, como dice Mayorga, es un arte peligroso, un arte que nace de la decisión de un espectador de ir a ver una función, y en esa decisión está nuestra obligación como actores. Pasar por encima de una función teatral me parece pecado mortal».
José Luis García-Pérez es un actor versátil y que conoce de sobra las particularidades del formato audiovisual (ahora mismo en televisión pueden verse dos series donde él aparece: ‘Hospital Valle Norte’ y ‘Secretos de estado’). Sin embargo, mantiene un estrecho idilio con el arte escénico y así queda testimoniado en una trayectoria repleta de detalles. «Lo que me ofrece el teatro es el público. Eso le da un valor gigantesco a cada actuación teatral. Además, posee un proceso creativo largo, abierto, lleno de búsqueda…, donde el resultado es menos importante que el propio proceso. Seguir ese proceso creativo resulta fundamental para mí y es donde más libre me siento».
El tópico recalca una y otra vez la diferencia que existe entre una función y otra. García-Pérez es rotundo. «Ninguna se parece a otra. El punto de partida siempre es diferente porque uno nunca está igual. El trabajo de un actor supone desprenderte de tu yo exterior y adentrarte en el camino del personaje. Y ese camino siempre es nuevo. Además, yo siempre fuerzo la búsqueda de la verdad y esa verdad no siempre es la misma. Acercándote a obras importantes tu intelecto se mueve y también tu alma. Si no se removieran las almas sería muy aburrido estar aquí». El disfruta de su oficio y a él se entrega sin cortapisa alguna. «En el teatro está mi voz. El teatro es parte de mi vida y yo soy parte de su vida. Es la aventura de mi vida». En la relación que sostiene desde el escenario con el espectador reconoce la presencia de una energía «que se produce de una manera inmediata y que se convierte en algo palpable. Me gusta saber que el público está ahí, sentirlo y saber qué siente».