Jesús Peña: "Espero que la razón de su vigencia se deba a que es buen teatro"

Teatro Corsario regresa este sábado al Auditorio Ciudad de León con 'Pasión', un montaje estrenado en 1988 e ideado por el leonés Fernando Urdiales

Emilio L. Castellanos
04/03/2016
 Actualizado a 15/09/2019
Un momento del montaje ‘Pasión’ a cargo de la compañía vallisoletana Teatro Corsario, que mañana sábado regresa al Auditorio Ciudad de León. | LUIS LAFORGA
Un momento del montaje ‘Pasión’ a cargo de la compañía vallisoletana Teatro Corsario, que mañana sábado regresa al Auditorio Ciudad de León. | LUIS LAFORGA
Teatro Corsario estrenó ‘Pasión’ en 1988 y ya nunca más la apeó de los escenarios. La imprescindible y reputada compañía vallisoletana, que destacó siempre por la reinterpretación que llevó a cabo del teatro clásico, abarca más de tres décadas de existencia y su trayectoria disfruta del aval de una treintena de producciones, de las que sólo ‘Pasión’ sigue viva en su repertorio y dispuesta de manera permanente para su representación. "Espero que la razón de su vigencia se deba a que es buen teatro. Atendiendo precisamente a esa calidad y a que el espectador sigue complaciéndose en su visión, la pieza se mantiene. La hacemos porque nos la piden y a nosotros nos encanta hacerla", comenta Jesús Peña, uno los miembros históricos de la compañía, que en ‘Pasión’ encarna a Jesucristo

El nombre del leonés Fernando Urdiales resulta decisivo en la historia de Teatro Corsario. El, que abandonó la práctica de la psiquiatría en favor del oficio teatral, participó en su fundación y su talento urdió los grandes momentos creativos de una compañía que se sobrepuso a su muerte en 2010 y mantuvo fija su mirada sobre un horizonte que ha seguido siendo presente y futuro a la vez. Urdiales ideó ‘Pasión’ atendiendo a sus recuerdos infantiles, a aquellos que le situaban muerto de miedo ante los desfiles procesionales de la Semana Santa de Valladolid, absorto al paso de unas tallas que retrataban el drama de la Pasión gracias a la genialidad de Juan de Juni y Gregorio Fernández, entre otros imagineros de la Escuela Castellana. "A aquel Urdiales le impresionaban las procesiones, muy especialmente por lo que tenían de espectáculo terrible. Le aterrorizaban los Cristos, la violencia de la esculturas, los encapuchados que parecían manifestar algo siniestro... Era algo que le perturbaba y le conmovía. Y fue precisamente ese componente emocional lo que quiso trasladar al teatro". La imaginería castellana y las procesiones de Valladolid apuntalaron la inspiración a un Fernando Urdiales que, usando también textos de los cuatro Evangelistas, Diego de San Pedro, Alonso del Campo, Fray Luis de Granada, Lucas Fernández y Giovanni Papini, reprodujo fielmente algunas de las estampas más emblemáticas de Pasión y Muerte de Jesucristo en una obra de ingeniería teatral, donde queda realzada sobre todo su personalidad visual, que hacen de ‘Pasión’ uno de los espectáculos más hermosos que Corsario ha brindado al teatro nacional. "Las imágenes reposan en el silencio de las hornacinas. Al levantarse el telón reciben el soplo de vida que les permite vivir una vez más la historia para la que fueron esculpidas. Se ponen en movimiento para mostrar invariablemente el drama de La Pasión por medio de sus afectos casi humanos", escribió Fernando Urdiales a propósito de una propuesta que volverá a perpetuarse en el transcurso de una sesión que, oficiada con ocasión del X Aniversario de la Agrupación Musical de la Cofradía Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León, tendrá lugar en el Auditorio de León este sábado a las 20:30 horas, y con entrada única a 10 euros.

"Las esculturas son increíblemente teatrales probablemente porque sus autores, los imagineros castellanos, tenían también un sentido muy teatral", comenta Peña, que asumió la dirección de los nuevos montajes de Corsario tras el fallecimiento de Urdiales, a propósito de las referencias estéticas que les han proporcionado las tallas que inspiran ‘Pasión’, un espectáculo que, a pesar del tiempo que lleva sobre los escenarios, jamás ha generado cansancio en su elenco actoral, la mayor parte formado por los mismos intérpretes que lo estrenaron. "Es muy emocional. La comunicación que tiene la obra con el público no se parece a la que existe en otros espectáculos. Quizás porque remite a la infancia, a los recuerdos que se tienen de las procesiones y de una historia tan mítica y recurrente..., nos hace vivir emociones más profundas al margen completamente de las creencias de las personas. Nos encontramos con públicos muy diversos que siguen reconociendo que se emocionan sin tener ninguna relación con la Iglesia o el Cristianismo. El hallazgo de esta Pasión de Teatro Corsario sigue consiguiendo emocionar a todo tipo de públicos y también nosotros nos sentimos partícipes de esa emoción. En ningún caso se convierte en un espectáculo frío sino que sigue siendo muy emocional tanto para los espectadores como para los que lo hacemos".

Dadas las características de ‘Pasión’, los once actores que intervienen en su puesta en escena, donde resulta fundamental la iluminación (diseño de Javier Martín), se someten a una disciplina interpretativa que sirve de engranaje fundamental. "Deja muy poquito margen a la improvisación. Es un espectáculo muy preciso que tiene como fin reproducir con mucho rigor las esculturas en las que el espectáculo se basa. Nosotros queremos ser como una prolongación de la idea artística de los grandes imagineros castellanos. Como tratamos de ser rigurosos en ese planteamiento no nos permitimos muchas libertades y sí ser muy exigentes con nosotros mismos para que se produzca. Para nosotros es como una danza, como un ballet".

Habitualmente la música de ‘Pasión’, obra de Juan Carlos Martín, es generada por la propia compañía, pero en León el espectáculo, que se ha adaptado para la circunstancia, no sólo disfrutará de esta sino de la contribución de la Agrupación Musical del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, compuesta por noventa músicos, que interpretará algunas de las piezas de su propio repertorio. Es algo novedoso. Nunca antes Corsario había encarado la representación así. "Las capacidades de ambos equipos ahí están y son los suficientemente buenas para hacer un gran espectáculo", asegura Peña a propósito de un montaje que rotula (y sigue haciéndolo) la historia de Teatro Corsario.
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