Dentro de la programación del VII Festival de Cine y Televisión ‘Reino de León’ (Lecyt) tiene especial relevancia la presencia del documental de Javier Angulo y Nacho A. Villar ‘La maleta de Helios’, cuya proyección tendrá lugar el próximo lunes a las 21:30 horas en el patio del IES Juan del Enzina con presencia de uno de sus directores, Javier Angulo, y presumiblemente de algún miembro de la familia Estévez, cuyo patriarca, Antonio Estévez, un republicano exilado en México a causa de la Guerra Civil, y su hijo Helios Estévez, protagonizan un emotivo documental premiado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, donde tuvo su puesta de largo, cosechando también un gran éxito en el Festival de Cine de La Habana.
Para Javier Angulo, periodista, co-director del documental y desde hace trece años al frente de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la popular Seminci, un festival de cine como el de León «es muy indicado para esta película porque su protagonista Helios Estévez es un ciudadano del Bierzo, de Valtuille de Abajo, y una persona a la que, una vez vista la película, todo el mundo querría conocer, porque es un ser magnífico, que no tiene ningún rencor, que habla desde la conciliación, que habla desde un humanismo muy encendido», destaca Angulo, para quien la proyección en León de ‘La maleta de Helios’ «significa el retorno de la película a festivales, puesto que se estrenó en noviembre del año pasado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, con mucho éxito, y de ahí en diciembre pasó al Festival de Cine de La Habana y a continuación el recorrido era el Festival de Cine de Guadalajara (México) en marzo y en abril el Bafici de Buenos Aires, que es el festival más importante que existe en Latinoamérica sobre cine independiente. Estos dos últimos se cancelaron a consecuencia de la pandemia y desde entonces la película ha estado, como todos nosotros, confinados», reconoce su director, que se muestra muy ilusionado con la exhibición en León de este trabajo conjunto con su hijo Nacho A. Villar, «porque Helios Estévez es un ciudadano ejemplar, cuya familia pasa todos los veranos en Valtuille de Abajo, un hombre realmente notable que ha sido fiel a su tierra, tanto él como sus hijos y sus nietos, y va a ser una alegría que puedan verlo en León en pantalla grande».Javier Angulo destaca del documental su carácter afectivo, emocional, y la manera tan conmovedora que su protagonista tiene de contar la historia de su padre y la suya propia. «Él es un hombre que ha hecho carrera, un hombre muy importante en Guadalajara, pero de un perfil bajo, una persona muy humana que además nos ha regalado una película que ha batido con mucho las expectativas, porque lo que queremos contar es el dolor del exilio, la nostalgia, la dureza y lo que esta persona transmite hoy».
Llama la atención el comentario de Angulo ‘nos ha regalado una película’, refiriéndose al protagonista de la misma, porque está plenamente convencido de que Helios Estévez y a través de él su padre Antonio son los verdaderos artífices de ‘La maleta de Helios’. «Los documentales cuando tienen personas por medio ellos son los verdaderos creadores de la película, que en este caso surge en un restaurante cuando conozco a Helios, de esto hace ya seis años, y me empieza a contar su historia. Al segundo plato saqué papel y bolígrafo y empecé a tomar notas. Terminada la comida le dije que quería hacer una película sobre su vida», recuerda Angulo, que ha invertido cinco años en dotar de contenido y forma ‘La maleta de Helios’, donde no han faltado visitas a Ciudad de México, Guadalajara, Valtuille de Abajo... «Ha sido una película que se ha ido haciendo e incrementando, porque cuando le conocimos ni él mismo sabía tanto sobre la vida de su padre, porque éste muere un año después de llegar a México para conocerle y cuando aún la confianza entre ambos no se ha creado, puesto que Helios llega con 19 años, su padre tiene más de 60 y son dos desconocidos. Ten en cuenta que cuando Antonio Estévez se va de casa el hijo tiene tres meses».
Preguntado qué le llevó a Helios Estévez a seguir casi veinte años después el mismo camino de su padre y tomar la decisión de rehacer su vida en México, Javier Angulo sostiene que él siempre ha tomado el papel de su padre. «Cuando Antonio se va camino del exilio, Helios crece como niño de rojo y con 13 años se pone a trabajar para ayudar a su madre, que tiene además tres hijas más. Desde esa temprana edad adopta el papel del padre ausente y cuando llega a México y el padre muere se queda en principio con el mismo trabajo de su progenitor, que es representante de componentes eléctricos que le lleva a recorrer todo el país, como también hacía su padre, que era un periodista sin carrera que también escribía libros, y el hijo acaba escribiendo poesía también», argumenta Angulo, que quiere destacar la importante contribución al documental realizada por el historiador berciano Vicente Fernández Vázquez, ‘Tito’. «Nos fuimos enterando de muchas cosas que él no sabía porque casualmente otro berciano escritor, al que llamamos Tito, empezó a escribir un libro sobre Antonio Estévez sin saber que nosotros estábamos preparando una película. Y claro, ese libro nos dio muchísimos más datos sobre su padre a nosotros, pero sobre todo a su hijo, con lo cual Helios se dio cuenta que tenía un ‘tipazo’ de padre, como se dice en México, un tipo importante para el anarquismo español pero también desde el punto de vista de hombre de bien, porque, por ejemplo, este hombre cuando fueron los mineros de Fabero a prender fuego a la iglesia del pueblo el primero que salió a apagarlo fue él al estar en contra de la violencia. Es un hombre que crea en su pueblo una escuela nocturna para enseñar a leer, escribir y formar a vecinos y a niños del pueblo y alrededores, hasta llegar a tener cuarenta alumnos, porque decía que no quería analfabetos en su pueblo», destaca Angulo, para quien contar la realidad del exilio republicano cobra mucha más fuerza si se hace desde historias personales como las de los miembros de la familia Estévez. «Todo se cuenta a través de Helios Estévez. A través de él y de su peripecia, que se convierte en el hijo de un exilado –en cierto modo también exilado en México porque él tampoco quiere vivir en una dictadura– conocemos lo que fue el dolor del exilio, pero sobre todo visualizamos a un padre del que no se sabía nada, del que no había una línea escrita, porque uno de los lemas de la película es que el exilio no solo obligó a gente a irse fuera del país sino que de ellos no ha quedado ningún dato, ningún rasgo, desaparecieron de los libros, de los pueblos, de los callejeros... La película, al tiempo que permite ver el dolor, la nostalgia del exilio a través del protagonista, también retrotrae a ese dolor del padre y conocemos la vida de un señor muy importante».Javier Angulo conoce el cine en sus diferentes campos, el creativo, el editorial, el de gestión, asumiendo desde hace trece años la dirección de la Seminci, aunque se considera antes que nada periodista. «Lo he sido todos los días de mi vida. Estuve en la fundación de El País y hasta 1982 estuve escribiendo allí. Soy periodista por encima de todo. Cinemanía fue periodismo cinematográfico. En cuanto a mi faceta como ‘cineasta’ entre comillas , que ni siquiera me considero eso sino un aficionado que se ha metido a hacer documentales porque es lo más cercano que tengo entre el cine y el periodismo, ya figuro en 2008 como co-director de ‘La pérdida’, que fue premiado en el Festival de La Habana, donde también se aborda el tema del exilio. Esa es mi manera de acercarme al cine como periodista, porque considero que hoy día las grandes historias que están pasando en el mundo las están contando los documentales, no los telediarios. Los documentales atraviesan un momento dulce, en España y en el resto del mundo», sostiene Angulo, que considera su gestión al frente de la Semana Internacional de Cine de Valladolid como un regalo. «Yo colaboraba en el Festival de Málaga y pensé que podía tener alguna chance como director y luego me llamaron para dirigir la Seminici, que para mí fue un gran honor porque en mi opinión después de San Sebastián no hay otro festival que la Seminci, que conocía desde mi etapa de universitario, pues me escapaba a ver películas. Cuando llegué a Cinemanía acudía todos los años. Para mí fue un regalo pero también un gran reto, que era sacar brillo a la joya de la familia», declara su director, que afronta su décimo tercera edición con la idea de, pese a la excepcionalidad marcada por la pandemia, hacer un festival de cine presencial. «Estoy lleno de incertidumbres, pero al mismo tiempo sé muy bien lo que queremos hacer, lo cual parece contradictorio pero para mí es complementario. Sé que hay muchos problemas y que en el horizonte puede haberlos, pero estoy trabajando en una edición de cine presencial en el que haya público al menos en todas las secciones en competición y luego haya algunos contenidos paralelos que puedan darse online a través de Filmin. Yo quiero que esto sea una fiesta, porque festival viene de fiesta, y una fiesta del cine como debe ser esta implica que haya películas, que vengan los equipos de las películas para que la gente pueda verlos y hablar con ellos, que haya periodistas acreditados, que venga gente de la industria y, muy importante, que haya un valor añadido a la ciudad en modo de consumo en hoteles, restaurantes, comercios y que le dé visualidad y alegría a la ciudad. Si eso no se da, pues entonces no es un festival como yo lo entiendo. Respeto a los que hacen festivales online, pero en mi opinión un festival de cine online no es un festival como yo lo entiendo. En este sentido apoyo la decisión tomada por el director del Festival de Cannes, que tuvo que cancelar la edición de este año al no poder llevar al público a las salas».