"En salud, ustedes mandan, pero no saben", este es el contundente mensaje que las principales sociedades científico-médicas del país enviaban a nuestros representantes políticos el pasado domingo. "Acepten de una vez que, para enfrentarse a esta pandemia, las decisiones dominantes deben basarse en la mejor evidencia científica disponible, desligada por completo del continuo enfrentamiento político", reza el primer punto de un decálogo que busca dar un golpe en la mesa ante el interminable sainete político de los últimos días.
Llevamos ya muchas semanas viendo noticias sobre el aumento de contagios, las muertes asociadas, la presión insoportable sobre los centros de atención primaria, la cancelación de cirugías y consultas, el caos en los protocolos que se llevan a cabo en los colegios, todo lo que no se rastrea, las esperas interminables para hacer los test PCR… Mientras nuestros políticos, esos que mandan, pero no saben, siguen adelante con su representación teatral, con la frívola irresponsabilidad del juego político, con el circo y la pandereta. Y nos arrastran como borregos, sin entender aún lo ineficaz que resulta el sectarismo en un momento como este. Esa es la otra pandemia, igual de tóxica y contagiosa.
Sobre el encuentro entre Sánchez y Ayuso (y sus banderas) escribía certero como siempre Julio Llamazares hace unos días: "Que dos presidentes, uno del país entero y otra de una región, no puedan sentarse a hablar en la misma mesa de los problemas que afectan a sus gobernados comunes indica hasta qué punto la política española ha entrado en descomposición, amenazando con dejar de ser un ejercicio noble y de necesidad para pasar a ser una actividad sin sentido en manos de irresponsables y oportunistas". Pero no son los únicos.
España es el país que tiene los peores datos de contagios de toda Europa, y eso también es culpa nuestra. A estas alturas de la película sabemos perfectamente lo que tenemos que hacer, pero nos viene mucho mejor lo de escondernos detrás del enfrentamiento político y el circo que nos rodea, para hacer, sencillamente, lo que nos da la gana.
Los científicos, los médicos y epidemiólogos también nos informan, nos recomiendan e incluso hacen llamamientos a la ciudadanía para que nos impliquemos de verdad con las medidas de prevención. "En los próximos días es importante recordar que la mascarilla puede ser de mucha ayuda, pero que esto no sustituye la distancia ni la reducción de contacto social. Hay que tener paciencia, reducir cenas, actos sociales… Esto es algo que podemos hacer todos", decía hace unos días Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología. ¿Vieron el viernes las salidas de Madrid hacia Valencia, Andalucía y Cataluña? Pues eso.
Y es que después de un verano de fiestas, botellones, conciertos, barbacoas, celebraciones familiares, playas a reventar, reuniones de amigos y una 'nueva normalidad' más normal de lo esperado, ahora somos incapaces de entender que esto haya vuelto a empezar. No hace falta que yo les cuente aquí lo que ustedes ya saben, que hay mucha gente ignorando las restricciones, que la gente no se queda en casa cuando toca, que salen de hacerse la PCR y se van a tomar un café a un bar, que tienen unas décimas de fiebre pero acuden a la celebración familiar prevista, que se encuentran mal pero dejan a sus hijos en el colegio… y todos los que creen que la mascarilla es algo así como un traje de superhéroe, y que sólo con llevarla puesta ya pueden hacer una vida absolutamente normal.
Ya se lo fácil que resulta eso de echarle la culpa de todo lo que nos pasa a nuestros políticos, llevamos décadas haciéndolo y ya le hemos pillado el 'tranquillo', pero quizá es el momento de hacer autocrítica, de tomar conciencia de nuestra propia responsabilidad, de lo que hacemos y sobre todo de lo que estamos dispuestos a dejar de hacer para frenar esto. Complicado lo tenemos cuando no somos capaces de despegar la mirada de nuestro propio ombligo. Ese sin duda va a ser el verdadero reto.
Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
Irresponsables frente al Covid
A estas alturas de la película sabemos lo que tenemos que hacer, pero nos viene mejor lo de escondernos detrás del enfrentamiento político y el circo que nos rodea, para hacer, sencillamente, lo que nos da la gana
11/10/2020
Actualizado a
11/10/2020

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