Los inolvidables: El diputado por León, la ciudad de los chopos: José Ortega y Gasset

El filósofo más conocido del país fue diputado por León en la II República y pasaba largas temporadas muy cerca de Sahagún, en el coto Castilleja

19/10/2025
 Actualizado a 19/10/2025
José Ortega y su mujer, Rosa Spottorno, paseando por la impresionante finca de su yerno y su hija en terrenos de Mayorga. | L.N.C.
José Ortega y su mujer, Rosa Spottorno, paseando por la impresionante finca de su yerno y su hija en terrenos de Mayorga. | L.N.C.

En estas fechas tan controvertidas para nuestros cuestionados representantes públicos, se cumplen exactamente 70 años (este sábado) del fallecimiento de quien seguramente fue el diputado más ilustre de los elegidos en esta provincia: José Ortega y Gasset, sin duda el más conocido de nuestros filósofos, el autor de la repetidísima frase de "yo soy yo y mis circunstancias".

Y una de esas circunstancias curiosamente no es demasiado conocida en la tierra que la protagoniza, aunque tampoco es que sea un secreto, que fue diputado —de los llamados cuneros— por León. De hecho, en los numerosos reportajes que estos días se repiten sobre los 70 años de su muerte se desliza ‘de rondón’ una frase en la que se profundiza poco, o nada: "Durante la Segunda República Española fue elegido diputado por la provincia de León con la Agrupación al Servicio de la República. En el debate de totalidad del proyecto de la Comisión de Constitución, celebrado entre los días 27 de agosto y 9 de septiembre de 1931, intervino como portavoz del grupo parlamentario de la Agrupación".

Y, por ahondar algo más en la actualidad de sus pensamientos, pese a los 70 años transcurridos, se podría recordar alguna frase suya en esa defensa: "Si la Constitución crea desde luego la organización de España en regiones, ya no será la España una, quien se encuentre frente a frente de dos o tres regiones indóciles, sino que serán las regiones entre sí quienes se enfrenten, pudiendo de esta suerte cernirse majestuoso sobre sus diferencias el Poder nacional, integral, estatal y único soberano. Contemplad la diferencia de una solución y de otra".

Credencial de Ortega en el Congreso de los Diputados ycertificado que le acredita como diputado por León
Credencial de Ortega en el Congreso de los Diputados y certificado que le acredita como diputado por León

Tuvo Ortega importantes compañeros de aventura política en aquella Agrupación al Servicio de la República que le llevó a representar a los leoneses. Estaban otros ilustres de nuestra historia reciente, Gregorio Marañón, Miguel de Unamuno o Ramón Pérez de Ayala, entre otros.

Fue Ortega lo que se llama un diputado ‘cunero’, que accede para representar a una provincia que no es la suya; pero tampoco le era "ajena o lejana" la provincia de León pues en la misma frontera tenían su yerno y su hija una espectacular finca, Coto Castilleja, con entrada por la vallisoletana localidad de Mayorga pero también fronteriza con la leonesa de Valderas. A esta finca se retiraba Ortega a preparar sus discursos e intervenciones y también a descansar. Era por ello el filósofo un cercano conocedor de la realidad leonesa. Y también la había recorrido y escrito sobre ella incluso antes de concurrir a aquellas elecciones de 1931 que le hicieron diputado.

El profesor y escritor Alfonso García rastreó un buen número de escritos de Ortega para recuperar textos de quien con el tiempo sería diputado por León, que los había escrito unos cuantos años antes y ya mostraba su admiración por esta tierra y sus paisajes.

Recuerda García que en sus Notas de andar y ver, escribe Ortega sus impresiones del viaje De Madrid a Asturias o los dos paisajes (publicados inicialmente en cuatro números de la revista España, dos en 1915, dos en 1916). En julio de 1915 escribe que está llegando a Sahagún, acompañado en el vagón por tres monjas: "Y el paisaje (de Sahagún), más allá, cobra en la bellísima puesta de sol una increíble emoción. Azul oscuro el cielo, como los cuadros de Filippo Lippi; oro viejo veneciano en las apretadas mieses donde los restos de un vientecillo aún goza revolcándose. En el momento de entrar la noche la luna menguante aparece a media altura, como una pupila que va pasando sobre la campiña y quedara llena de estupor. En la alta mies, de súbito, surge un labriego que lleva al hombro una guadaña. Se mira en ella la luna y el hierro de la guadaña parece convertirse en una luna tan verdadera como la de arriba. Es un momento de emulación y equívoco: ambas lunas refulgen caminando en sentido inverso. Pero el tren corre y deja ambas a un lado, sin que sepamos, en efecto, cuál es la original".

Cuando describe la ciudad recoge algunos de los pasajes tal vez más conocidos, especialmente esa expresión de "ciudad de los chopos", utilizada con frecuencia a partir de entonces: — Al día siguiente, cuando el tren sale de León, es la alborada, y el sol —¿otra vez el sol?— llama con el cuento de su lanza de oro en ventanas y galerías. La ciudad, irradiando reflejos, tiene un despertar de joya (...) Allá queda Papalaguinda, el humilde paseo provincial sito en las afueras, peraltado sobre el río, del que ascienden constantemente humedad y vaho. El tren avanza entre chopos por la vega. León es la ciudad de los chopos, del árbol fiel a toda la meseta, árbol leonés y castellano. Dondequiera se encuentran sus fustes gentiles acompañando un rato la carretera solitaria, agrupándose en torno a un manantial que las palomas frecuentan. Altos, esbeltos, sacudidos de hoja, algunos como altísimas banderas enrolladas.

Seguramente no imaginaba entonces que acabaría siendo diputado "por la ciudad de los chopos".

Parece que sí trabajó Ortega sus votos y preparó sus intervenciones en esa espectacular finca agrícola (curiosamente cercana a otra gran finca de la comarca, Maudes, de la familia política de Manuel Fraga).

El triunfo de los republicanos de Ortega en la circunscripción leonesa fue casi aplastante, obtuvieron siete de los nueve escaños en disputa en la provincia de León.

El acto más multitudinario y celebrado de aquella campaña se celebró en la capital leonesa, el 19 de junio de 1931, ante seis mil personas que abarrotaban la recordada plaza de toros de El Petardo —que albergó otros hechos históricos de la época, como una corrida de toros con presencia ‘clandestina’ de la mujer torero Juanita Cruz, o el primer campeonato provincial de lucha leonesa y, sobre todo, un mitin de Buenaventura Durruti—. Seis mil personas acudieron a escuchar a los oradores, siendo el discurso central el del candidato José Ortega y Gasset. También protagonizó el filósofo el mitin de cierre de campaña, esta vez en el Teatro Principal, pero también con noticia pues fue trasmitido por radio a otros locales públicos de la ciudad.

Cuneros así... merecen la pena.

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