Una herencia (14 millones) anda suelta y no es del Bandolero de Omaña

Catorce millones de euros andan sueltos en busca de sueño. Un oculista de Oviedo está bien colocado para recibirlos, el origen está en un conocido empresario leonés que tenía un hijo que nadie sabía (en su familia)...

23/11/2025
 Actualizado a 23/11/2025
El Bandolero de Omaña durante su detención.
El Bandolero de Omaña durante su detención.

La historia parece la trama de un culebrón venezolano pero es real y asturleonesa. El título podría ser el de una película de aquellas del destape o de Paco Martínez Soria:«El millonario, el hijo ilegítimo, la herencia y un oculista de Oviedo», pero es una historia tan setria como que una herencia de 14 millones anda suelta y busca destino. 

La prensa asturiana anda revolucionada —por lo del peaje del Huerna también—con el misterio del rico empresario leonés, de nombre Antonio, de apellido común, que no tengo nada en contra que para común el mío. Fallecido en 2021 con casi 90 años y una herencia que incluye de todos:inmuebles en Madrid y León, una gran finca en la provincia de León, cuentas en el extranjero... y una terrible batalla legal por el reparto. Mucha tela que cortar y mucha tela que repartir.

El Comercio de Gijón le pone nombres a los posibles herederos, más allá del oculista de Oviedo, fruto de lo que llaman un romance clandestino:«Entre los beneficiarios designados por el fallecido en su testamento se encuentran un oculista de Oviedo, dos instituciones religiosas (en León y Zamora), el chófer del empresario y un albacea al que se le asignó una pensión mensual de nada más y nada menos que 10.000 euros». 

Lo del oculista de Oviedo suena a la canción de Sabina cuando relata algo muy de actualidad, la muerte de un dictador:« A su entierro de paisano / asistió Napoleón, Torquemada, / y el caballo del Cid Campeador; /Millán Astray, Viriato, / Tejero y Milans del Bosch, / el coño de la Bernarda, /y un dentista de León» y las órdenes religiosas también remiten a la explicación de un religioso leonés de una multimillonaria familia de la montaña, que explicaba así su fe. «Es inducida. Es que a los ricos les gusta vivir muy bien en la tierra, pero cuando van cumpliendo años también quieren ir al cielo... y acabé en los frailes para rezar por mi madre». 

De momento el reparto de la herencia está paralizado y los nervios de punta. Nada que ver con la otra herencia leonesa que anda por el aire, la de Salvador Cañueto Cañueto, el famoso Bandolero de Omaña, que al abrir el testamento de la madre que le había abandonado de niño vieron el resto de los herederos que la mujer se debió arrepentir e incluyó al cabreirés, que no era de Omaña, en una suculenta herencia a repartir... no la de Antonio pero suculenta. Y andan locos el resto de herederos buscando a Salvador, pero no parece tener ningún interés en aparecer, a él lo que le gustaban eran las latas de conserva. 
Por eso le llaman El Latillas. 

Lo más leído