¡Grande Gelete!

El mercadillo de libros usados pone de actualidad cada año el recuerdo de Gelete, pues lleva su nombre.

Fulgencio Fernández
06/09/2015
 Actualizado a 19/09/2019
La mayoría de los bachilleres que intercambian libros nada saben ya de Ángel Luis Fernández Castaño.
La mayoría de los bachilleres que intercambian libros nada saben ya de Ángel Luis Fernández Castaño.
Otro tipo muy grande y otro de los pocos que escribirá su nombre en la historia de la radio leonesa, Mures, es hoy el encargado de que el nombre de su amigo Gelete jamás caiga en el olvido.

Porque cada año por estas fechas reverdece una gran idea de Gelete, el mercadillo de libros usados de texto, que primero se celebró en la calle y después en un centro comercial. Y que el pasado viernes volvió a ser un éxito sin precedentes, donde cientos de familias compraron los libros de texto a precios mínimos y a otras muchas, más necesitadas, les llegarán gratis. Tanto que hace unos años un concejal de la capital llegó a decir en la Comisión de Educación que "no había ayudas para libros porque los compraban todos en el Mercadillo Gelete".

Hace unos años un concejal de la capital llegó a decir en la Comisión de Educación que "no había ayudas para libros porque los compraban todos en el Mercadillo Gelet" Gelete, Ángel Luis Fernández Castaño, sería feliz, no por lo del concejal sino por poder llevar la radio a las familias necesitadas. Fue pionero en León en abrir las ventanas de la radio, por más que se le colara algún imbécil para insultarle, por más que no faltara quien le riera la gracia.

Un precedente eran sus campañas de Navidad, con igual éxito que este mercadillo, como todo lo que tocaba Gelete, de quien se escribe en la historia de la radio. "Fue un fenómeno radiofónico y social difícilmente explicable, de una naturalidad arrolladora. Nadie podía esperar de su precaria formación, sus limitados recursos, su desconocimiento de la profesión, en la que entró como ‘chico de los recados’, la transformación que experimentaba cuando se ponía ante el micrófono, dialogando con los oyentes, de manera especial con las amas de casa, a las que atraía con su singular espontaneidad y su innato desparpajo. Hasta diez mil cartas recibió en una campaña navideña, algo insólito en una emisora de provincias. (...) Consiguió juguetes para miles de niños, ropa y comida para familias necesitadas y creó un club con centenares de seguidores y admiradores, que siempre respondían generosamente a sus peticiones".

Solidarias, casi siempre, porque Gelete fue un tipo muy grande.
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