La gran reina de los cielos de la Península... y el mundo

El águila real es un espectáculo surcando los cielos y una de las aves mas repartidas por todo el planeta;como muchas de ‘sus compañeras’ el mayor enemigo es la actividad humana

Jorge Escanciano
11/08/2025
 Actualizado a 11/08/2025
Con una envergadura alar de casi 2,5m en las hembras, es la dueña y señora de los farallones calizos de nuestra querida Cordillera Cantábrica. | JORGE ESCANCIANO
Con una envergadura alar de casi 2,5m en las hembras, es la dueña y señora de los farallones calizos de nuestra querida Cordillera Cantábrica. | JORGE ESCANCIANO

El águila real es la gran reina que gobierna los cielos de la Península y de gran parte del mundo; es una de las aves de presa más conocidas y más distribuidas por todo el planeta y, como ocurre con casi todas las especies de las que hablo en esta sección, la actividadhumana es la principal causa de  la reducción de sus poblaciones. 

Con una envergadura alar de casi 2,5m en las hembras, es la dueña y señora de los farallones calizos de nuestra querida Cordillera Cantábrica. Las hembras son mucho más grandes que los machos, como ocurre en muchas aves rapaces, y están dotadas de unas patas muy fuertes que terminan en unas poderosísimas garras.

Cazan desde el aire y pueden apresar desde pequeños roedores hasta grandes mamíferos a los que llegan incluso a lanzar al vacío para despeñarlos, como ya mostró en sus grabaciones el mítico Félix Rodríguez de la Fuente. Escenas que, si bien estaban preparadas, mostraban la tremenda fuerza de un ejemplar para abatir un chivo de cabra montés.

Si combinamos esa fuerza y esas poderosas garras con una visión casi perfecta y la capacidad de alcanzar velocidades de vértigo cuando se lanza en picado, tenemos ante nosotros a un animal capaz de infundir miedo a gran parte de las criaturas que habitan su territorio; criaturas que darán la voz de alarma y correrán a esconderse solo con ver su silueta recortada contra el cielo.

La actividad humana es la principal causa de la reducción de las poblaciones del águila real 

Esta alimentación tan variada, que puede incluir también carroña, ha hecho que su población en la Península Ibérica sea mucho más estable que, por ejemplo, la de su pariente más cercana, el águila imperial, muy dependiente del conejo.

Son animales monógamos que se emparejan de por vida y construyen varios nidos que van alternando según el año. Suelen poner uno o dos huevos, de los que, en la gran mayoría de los casos, sólo sobrevivirá el primer polluelo, el más fuerte. El segundo en nacer en las nidadas de dos huevos suele morir, bien desatendido por sus padres o expulsado del nido por el hermano más fuerte.

En la Cordillera Cantábrica suelen hacer los nidos en lugares completamente inaccesibles, paredes o barrancos a gran altura, a diferencia del resto de la Península donde habitualmente los instalan en árboles de gran envergadura.
Esto hace que su observación, y sobre todo su fotografía, sean prácticamente imposibles. 

Para conseguir ambas cosas los fotógrafos de fauna solemos acudir a escondites fotográficos. Estos, para aquellos que lo desconozcan, son unas pequeñas casetas gestionadas por empresas autorizadas a las que los fotógrafos pagan por su uso. Estas casetas están provistas de un cristal espía y permiten que el observador o fotógrafo pase desapercibido para los animales que allí acuden. Construirlas requiere no solo de un conocimiento experto sino de autorizaciones de la Consejería de Medio Ambiente una vez realizados estudios sobre su impacto. Los animales salvajes acuden porque delante de dichas casetas se les proporciona alimento de manera más o menos regular.

Esta alimentación también está regulada por dichas autorizaciones y ha de ser específica para el animal que se quiere fotografiar y, en ningún caso, suponer una alteración grave en su rutina diaria.

El animal siempre tiene la última palabra sobre si acudirá o no a dicho reclamo y, por norma general, si ese día ya ha cazado, los fotógrafos se volverán a casa de vacío.

Este tipo de actividades fotográficas atraen a un público realmente numeroso, tanto nacional como internacional, y son por lo tanto un importante motor turístico en las zonas donde se desarrollan. Aquí, en la Montaña de Riaño, al menos dos empresas se dedican a ello y han conseguido que durante la temporada de invierno, tradicionalmente más difícil para la hostelería, centenares de fotógrafos acudan a estos escondites llenando los locales de restauración y alojamientos de la zona. 

Las fotografías que podéis ver para ilustrar este artículo de hoy han sido tomadas desde algunos de estos escondites fotográficos, lo que te permite, además, buscar una mayor estética en las mismas y conseguir resultados más espectaculares.

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