"Gané diez años de vida volviendo a vivir a Murias"

Murias de Paredes cierra el recorrido navideño, un pueblo cargado de historia que también sufre el azote de la despoblación, en el que viven alrededor de 60 personas que iluminaron la Navidad con un concurso de fachadas

Fulgencio Fernández
08/01/2022
 Actualizado a 08/01/2022
Vecinos de Murias de Paredes ante una de las casas decoradas para el concurso de fachadas. | F.F.
Vecinos de Murias de Paredes ante una de las casas decoradas para el concurso de fachadas. | F.F.
Murias de Paredes huele a historia. Una larga y rica historia que flota en los viejos escritos, que se mantiene sólida en las paredes de los edificios que algún día albergaron las instituciones de quien fue hasta hace nada cabeza de un Partido Judicial que escribió muchas páginas de recuerdos, memorias y personajes. Pero Murias de Paredes hoy también pelea con la cruda realidad de estos tiempos crueles que le ha tocado vivir a un mundo rural olvidado de la mano de todos. Quizás lo resuma una expresión que decían en Paradilla, recordando que el cura es de los que sigue al pie del cañón. "Estamos dejados de la mano de dios pero no de la de don Fermín".

En aquel histórico pueblo que era Partido Judicial viven hoy alrededorde sesenta personas y, por suerte, se mantiene funcionando el bar gracias a que el bueno de Toño apuesta por él y abre sus puertasa la hora de los vinos, las tertulias y las fiestas. "Hay que pensar que en invierno estos bares no dan ni para la luz y los impuestos. Está muy bien lo que hizo el Instituto Leonés de Cultura de apoyar a estos establecimientos que son los últimos abiertos, los únicos... pero les tienen que poner menos trabas, hacérselo más fácil", dice Mari Carmen, la alcaldesa, que sabe mucho de trabas de todo tipo, sumando otra para explicar que no está un vecino por el que pregunto, el médico Alfredo, ya jubilado: «A ver si viene pronto, fue a Villablino a sacar dinero, que los bancos también nos han dejado tirados».

Van apareciendo vecinos. Las calles ya están muy vacías pues se acerca el final de las navidades, unas fiestas que sí se notan y se ven pues un concurso de fachadas hace que haya motivos navideños, no solo en la cabeza del municipio, también en otros pueblos del mismo. - ¿Golpeó mucho el fin de laminería?- Sumó algo, pero Murias noera muy minero, este pueblo siempre ha sido ganadero y ésta sigue siendo la primera actividad de la comarca. En Murias se siguen incorporando jóvenes a la ganadería, sangre nueva que, felizmente, arrastra a hombres y mujeres. "Las dos últimas, las de los más jóvenes son las de Aida y David y la de Clara y Jorge". Y, frente a los jóvenes, como siempre en estas comarcas, muchos jubilados. Uno de ellos, el más anciano del pueblo, un singular personaje, activo, colaborador, con las puertas abiertas. "Subid, subid... si me habláis alto mejor, que el único problema que tengo es que estoy algo sordo".

Es Layo, de Eladio, que regresó de Madrid a su pueblo, al jubilarse ya hace 30 años, y es contundente al afirmar que "volver a Murias de Paredes me dio diez años más de vida".

- ¿Cuántos tienes?
- Noventa y dos.
- Es decir, 102 pues te ha quitado 10.
- No. Con los que me quitó serían82, pero lo dejamos en los que son.

Tiene retranca el más anciano del pueblo, buen paseante, lector empedernido de todo lo que cae en sus manos y que está viudo desde hace 37 años. "Tengo tres hijos, la pequeña tenía solo 8 años cuando murió su madre, pero hemos ido saliendo adelante".

Al regresar de la mili vio Layo que no tenía mucho futuro en Murias y estuvo unos años trabajando en las obras del pantano de Luna y después más de treinta años en Madrid. "En la mejor empresa de autobuses de España, Continental Auto, que con el tiempo se la vendieron al presidente del Madrid y después a Alsa, aún se ve alguno por ahí, eran amarillos. Allí fui de todo, de mecánico a conductor".

Muchas historias en un pueblo cargado de ellas. Muchas historias en el último pueblo del recorrido navideño. Pero se va metiendo la tarde, ya abre el bar Toño. Se está bien en Murias de Paredes, escuchando a sabios como Layo, con sus recuerdos y su agradable conversación. No apetece irse, pero todo tiene una medida, ya es de noche, lucen por última vez las fachadas que nos recordaban que sí hubo Navidad este año. Me quedaría a ver cómo es el invierno,pero como decía el histórico cantinero cuando quería cerrar: "Esta gente tendrá una casa para la que marchar".


Puedes encontrar más reportajes sobre la Navidad en la provincia de León en:
Lo más leído