Fulgencio Fernández: "El tópico del sexo débil no resiste ni el prólogo"

‘Leonesas y pioneras’ es el nuevo título de la colección de libros de La Nueva Crónica, que este miércoles se presenta a las 12:30 horas en el salón de plenos de la Diputación Provincial

Joaquín Revuelta
29/11/2016
 Actualizado a 18/09/2019
Detalle de la portada del libro 'Leonesas y pioneras' que este miércoles se presenta en la Diputación Provincial. | L.N.C.
Detalle de la portada del libro 'Leonesas y pioneras' que este miércoles se presenta en la Diputación Provincial. | L.N.C.
Numerosos son los artículos y reportajes en los que el periodista de Cármenes y redactor de La Nueva Crónica, Fulgencio Fernández, ha reivindicado el papel de la mujer en la Historia, la mayoría de las veces mujeres anónimas que trabajaron duramente a lo largo de su vida sin ningún tipo de reconocimiento público, una cruzada en la que Fulgencio lleva implicado desde sus inicios profesionales y que tiene su porqué –como muy bien explica en el prólogo del libro ‘Leonesas y pioneras’ David Rubio, director de La Nueva Crónica– en la influencia que desde un primer momento ejerció la figura de su madre Celina, la maestra del pueblo, y otras mujeres de su entorno más próximo. "Estoy convencido de ello. No obstante, el libro se lo dedico a mi abuela materna, Josefa, que fue un ser excepcional, una persona que, como escribo en la dedicatoria, contra todo pronóstico inventó el optimismo. La abuela, que se quedó viuda cuando estaba embarazada, se dedicaba a las labores del campo. Yo iba con ella a todas partes porque mi madre tenía que atender la escuela. Y era una mujer a la que jamás vi triste, pues era positiva en todo.En casa de la abuela se practicaba el filandón y recuerdo que yo permanecía sentado en medio de aquellas mujeres que contaban historias. Y mi abuela lo hacía mejor que nadie. Cuando salí de ese ámbito y empecé a leer y a acudir a los concejos del pueblo descubrí para mi sorpresa que las mujeres no existían. No entendía que la historia no la escribiera mi abuela o mi madre más tarde", señala Fernández, para quien los papeles en la sociedad rural de aquellos años estaban ya distribuidos. "A pesar de ello ni mi madre ni mi abuela fueron de las que aceptaron su papel. La abuela, por ejemplo, sí que iba a los concejos y a las reuniones porque su estatus de viuda se lo permitía. Esto lo reflejo en el libro en el caso de Catalina Fernández Llamazares. Después, mi madre era muy guerrera, participaba desde la escuela en la vida social y fue una de las primeras concejalas que hubo en los años sesenta, que curiosamente casi todas eran maestras", recuerda el autor de ‘Leonesas y pioneras’, cuarto libro de la colección ‘Los libros de La Nueva Crónica’, que podrá adquirirse al precio de 5,95 euros con el ejemplar del próximo domingo 4 de diciembre.

El primer capítulo del libro está dedicado a las primeras mujeres que trabajaron en las minas de talco en Puebla de Lillo. "Quiere ser una reivindicación no solo de la minería sino también contra el tópico extendido de que no entraban en la mina cuando en realidad su situación era todavía peor porque tenían que trabajar a la intemperie y cobraban menos de la mitad que los hombres. Las tres mujeres que menciono en el libro son con las que pude llegar a hablar y en el caso de Avelina González era la escenificación de la dureza de aquel trabajo. Cuando la iba a ver siempre que pasaba por Lillo allí estaba la mujer enganchada al oxígeno con una silicosis galopante".

Fulgencio Fernández quiere dejar claro que todas estas mujeres, aunque no hubieran tenido la categoría de pioneras en lo suyo, eran merecedoras, por sus vidas, de figurar en este libro.

Lógicamente no todas conocieron las difíciles circunstancias sociales y económicas que las mujeres que integraban lo que Fulgencio denomina ‘la patrulla del talco’. Es el caso de Catalina Fernández Llamazares, la ‘viuda banquera’. "Claro que no todas tuvieron una existencia tan dura. La viudedad permitía a Catalina Fernández tener firma para documentos que no tendría si fuera solo mujer. En aquel momento la mujer era bastante invisible, pero la viuda no. Como banquera, Catalina fue una mujer audaz y muy lista para los negocios", señala Fulgencio, que también incluye en el grupo de mujeres que no tuvieron una vida muy complicada a la actriz y aviadora África Llamas de Rada.

El periodista leonés se detiene en la figura de la maestra Faustina Álvarez, que fue la primera inspectora de enseñanza y la madre del prestigioso dramaturgo Alejandro Casona, una mujer de fuerte compromiso social que inventó las cantinas escolares y el delantal. "Todos los niños, independientemente de su condición social, comían en las cantinas escolares lo que hubiera ese día y les ponía el delantal para que las prendas que llevaban debajo no fueran visibles. Además, conseguía que las madres de esos niños con menos recursos sacaran algún dinero haciendo los delantales".

Fulgencio Fernández reconoce que el magisterio era una salida para muchas mujeres, pero la medicina era ya harina de otro costal. De las pioneras en este campo destaca a Nieves González Barrio, que empezó magisterio pero logró una beca para estudiar medicina en Salamanca. "Acabó la carrera al mismo tiempo que una catalana, que pudo quedarse en Barcelona mientras que ella fue destinada a África, donde se dedicó a la investigación. Viajó por Estados Unidos y Francia, y de regreso a España creó el cuerpo de visitadoras. Una mujer extraordinaria y hoy totalmente olvidada".

Todas las biografías que se ofrecen en el libro resultan extraordinarias para su autor, que destaca no obstante a la primera conductora de autobús, Catalina García González, natural de Cofiñal. "Como habitante de la montaña que soy y sé lo que es la nieve, me imagino lo duro que tuvo que ser conducir años y años un autobús por aquellos caminos, más que carreteras. Y luego además regentaba una fonda en el pueblo. Pero a mí me sigue fascinando una mujer, a la que además conocí mucho, que fue la primera que obtuvo el carnet de ilusionista. Se llamaba Manuela Rejas y era una mujer que después de andar por toda España y media Europa se enamoró del río Órbigo y se quedó a vivir en Veguellina, con una pasión siempre por el circo y el mundo del espectáculo. Tanto es así que durante una función conoció a un militar y aunque éste quería que dejara el mundo circense al final fue ella la que le convenció de que abandonara el ejército y acabaron siendo una pareja de payasos de circo", comenta Fernández, que sobre todo reconoce la fortaleza de esta mujer que después de trece operaciones y un cáncer se la podía ver acudir todas las tardes a un geriátrico para entretener a los ancianos residentes con varios números de magia.

A la hora de buscar un rasgo común que define a todas estas mujeres, el periodista de Cármenes considera que todas ellas compartieron una misma determinación a la hora de alcanzar sus objetivos. "Por encima de todo hay que destacar su capacidad de lucha. No hubo condicionante social que parara a ninguna de ellas. Tenían esa voluntad de hierro que es consustancial a la condición de mujer. Por lo que el falso tópico del sexo débil no resiste ni el prólogo del libro", argumenta Fulgencio, que este miércoles acudirá a la presentación de ‘Leonesas y pioneras’ a las 12:30 horas en el salón de plenos del Palacio de los Guzmanes en compañía de Ana Isabel Martínez de Paz, única superviviente del libro, maestra y aventurera, que en 86 ocasiones ha escalado el Pico Ureillu, en el Naranjo de Bulnes.
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