"El jazz es la música que me permite ser más libre". Así se expresa Félix Rossy a propósito de un género musical que ha acabado convirtiéndose en uno de los ejes principales de su vida. "La improvisación me permite explorar una melodía. Me gustan músicas como la clásica, el rock, la brasileña… pero al final siempre me quedo en el jazz porque me ofrece más libertad. La improvisación es lo que más me atrae del jazz junto a la interacción con otros músicos". Parecía normal que este joven músico catalán, sólo 24 años, acabara en el jazz. Su padre, músico de jazz de prestigio, y su madre, una artista fascinada también por el género, le sirvieron de anfitriones a un tipo de música que ha acabado acuñado en su propia realidad. "Ya escuchaba jazz antes de nacer". Aunque se inició en la música tradicional y en el repertorio de The Beatles, pronto se dejó abrazar por una música que en su casa sonaba continuamente. Y además tuvo la suerte de iniciarse en ella en contacto con algunos de los músicos que visitaban a su padre y a los que la historia del jazz les guarda un hueco en su seno. "Poco a poco fui desarrollando mi propia intuición para la improvisación y encontrando mi voz".
"Tocar con un musicazo te crea la sensación de que todo es posible. Se desatan en mí numerosas emociones. Ellos provocan la imagen de que estoy sobre una alfombra mágica, me abren puertas que jamás hubiera encontrado, me ofrecen ideas que nunca se me hubieran ocurrido… Me siento muy agradecido de que gente como mi padre, Enrique Oliver o Benet Palet me hayan guiado y sigan haciéndolo", comenta Rossy a propósito del aprendizaje y el enriquecimiento que le ha supuesto tocar con músicos de primer orden y de todo el mundo. "Yo no creo que en un país u otro la música sea mejor. La música es algo global. Va mucho más allá de los estilos. Un buen músico ha de ser capaz de tocar cualquier cosa, algo que te enriquece por dentro y te da paz".

A pesar de su juventud, Félix disfruta de una dilatada e intensa trayectoria. "Valoro mucho lo que he hecho hasta ahora. Sin creérmelo, por supuesto, Cuando uno llega a un punto donde se siente muy cómodo, deja de mejorar, evolucionar y hacer cosas nuevas. Espero que nunca me pase eso. Quiero seguir siendo curioso, descubrir sonoridades y otras cosas de la vida que por ahora desconozco y que no necesariamente han de estar relacionadas con la música, desarrollar otras aficiones, como el deporte… Veo todo como un global y no espero nada del futuro, al que tampoco le pido nada. Simplemente deseo continuar haciendo lo que hago, cada vez un poquito mejor, y disfrutando más. Las cosas irán apareciendo…".