Félix Pacho fue periodista hasta su último aliento, no en vano La Nueva Crónica publicó hace tan solo unos días un reportaje suyo en la sección ‘Cualquier tiempo pasado...’ y hoy publica otro pues en nuestras carpetas aún quedaban artículos suyos sin publicar. Sobre Sahagún, curiosamente, su tierra, se memoria, su pasión.
Seguramente no podía tener otro final Félix Pacho, hasta el último día aporreando la Hispano Olivetti, arrancando a su memoria los recuerdos y vivencias que había acumulado pues Félix era de los que llevaba todas sus vivencias en el disco duro de su cerebro. Nunca sabías en qué página iba a abrir el libro de sus vivencias:«Ya vi lo que escribiste el otro día, ¡qué curioso lo de Paco Umbral y sus broncas con León!pues resulta que ese nombre nació en León, ya que aquí llegó llamándose Francisco Pérez, y aquel prototipo de dandi rojo vino a trabajar en Radio Falange, con su primo Perelétegui».
Fue director adjunto de Informaciones, responsable de EFE en Centroamérica y primer director de La Crónica Era así, podía abrir por Umbral o por Martín Villa o por Franco y el día de su muerte o por sus amigos escritores o por los numerosos paisanos que hicieron carrera en Madrid como periodistas o empresarios o por el Camino de Santiago o por cualquier tradición de su tierra o por cualquier recuerdo, como el último regalo suyo, ‘El sepulcro del diablo’.
Félix Pacho mantenía, pese a haber llegado a ocupar puestos de relevancia en su carrera (como director adjunto de Informaciones o enviado de la Agencia Efe a Centroamérica)ese poso del periodismo de calle en el que nació en aquellos épicos años 60. «Yo llegué a León procedente de El Correo Español-El Pueblo Vasco y fui a parar al Diario, a pesar de que mis mejores amigos estaban en el Proa, gente como Manolo Valdés, Primitivo García, Martínez Alaiz, un personaje éste último increíble, capaz de dignificar cualquier tema, le ponía alma a un obituario o a una crónica del mercado de ganados».
- ¿Cómo era aquel periodismo?
- De calle, no podía ser de otra manera pues todos estos que te he citado, y otros como Joaquín Nieves, y yo mismo, éramos gente que vivíamos en la calle y contábamos eso, lo que vivíamos, lo que pasaba en León, ya fuera en el Barrio Húmedo, en la Diputación o en la Puentecilla. Para ordenar todo aquello ya estaba gente de la inteligencia de González de Lama, don Antonio.
- ¿Yla censura?
- Ah, la censura....
Estuvo escribiendo hasta su muerte, este jueves La Nueva Crónica publica un inédito suyo como homenaje Yal abrirle esta espita fijaba la página de sus recuerdos en ella y comenzaba a contar y contar... «Querían controlarlo todo, hasta las voces que daban los vendedores por las calles cuando anunciaban el periódico. Un caso muy curioso fue el que se produjo cuando se estrenó la película Gilda, el obispado la quería prohibir pero para la empresa era muy comercial y eran muy curiosas las frases que gritaban los chavales: El obispo anda detrás de la Gilda pero la Gilda se resiste, ¿ahora entiendes que los quisieran contralor? En otra ocasión se había quemado la plaza de toros de Bilbao y aquellos chavales gritaban ‘arde la plaza de toros’ y omitían el hecho de que era la de Bilbao, por lo que muchos leoneses iban a verlo».
- ¿Pero consignas políticas?
- Pues claro, hombre, ¿qué crees que era León? Pero ahí ya no valían las bromas, las órdenes estaban muy claras, del tipo:«Mañana pasará por esa provincia su excelencia el Jefe del Estado, a su discurso le dedicarán un mínimo de tres páginas arrancando desde la primera con el siguiente titular (y lo ponían), añadirá un comentario con un mínimo de 25 lineas...».

Después se fue a la agencia Efe, trabajó en Centroamérica y allí recibió varias ofertas para regresar a León, primero a los periódicos que ya existían y después a poner en marcha otro periódico, La Crónica de León, en 1986. «No lo veía claro pero me pudo el cariño a esta tierra. Venía desconectado de ella, de muy lejos y de otro periodismo, a tratar con aquellas primeras gentes del ladrillo, que querían un periódico para lo que lo querían, sin saber nada de prensa, sin ninguna inquietud cultural. Quise dimitir antes de salir el primer número, pero había una redacción detrás...».
Y de aquella experiencia se fue a la jubilación, pero no de periodista, pero no de enciclopedia ambulante, pero no de Félix Pacho. Las tertulias de la Casa de León saben mucho de sus recuerdos, los amigos siempre encontraban en su cabeza el dato que buscaban o el nombre que habían olvidado, en la redacción de Cultura de ‘su Crónica’ sabíamos que detrás de una carta de Félix había una petición:«He visto que sale una revista nueva en Riaño, ¿cómo me puedo poner en contacto con ellos?».
Yes que este periodista leonés guarda en su casa la mejor colección de números 1 de todas las revistas que en esta provincia han visto la luz desde hace décadas, de algunas la colección completa, y es que como buen maestro repetía que «siempre se es aprendiz y en las páginas de esas revistas he revivido historias muy importantes para mí».
Ayer comenzaron a tener polvo sobre sus portadas. Ayer se cerró una gran enciclopedia. Ayer falleció Félix Pacho.
Puedes leer aquí el reportaje inédito publicado en La Nueva Crónica: