Felisa Álvarez: "Estaba con las vacas y todo el santo día cantando"

Esta vecinaa de Valdepiélago, era la memoria y la alegría del Curueño, recordaba cientos de coplas y romances que cantaba

26/10/2025
 Actualizado a 26/10/2025
Felisa la de Valdepiélago, en agosto de 2024, en la plaza del pueblo que lleva el nombre de su marido, que fue alcalde, como se puede leer en la placa. | LAURA PASTORIZA
Felisa la de Valdepiélago, en agosto de 2024, en la plaza del pueblo que lleva el nombre de su marido, que fue alcalde, como se puede leer en la placa. | LAURA PASTORIZA

Por estas fechas el Ayuntamiento de Valdepiélago venía organizando en los últimos años un filandón, o magosto. Pocas cosas más fáciles en aquel lugar pues solo había que buscar «el relleno» sabedores de que a la cita iba a acudir Felisa y con ella era suficiente para estar de buena velada el tiempo que hiciera falta. Si se necesitaba algún dicho, los tenía; romances los que quieras, de todo tipo; y canciones a cientos.

Además era de esos espíritus joviales a los que no hacía falta rogar para que se arrancara con canciones, coplas...

- ¿Cómo sabes tantas?
- Porque para eso tengo muy buena cabeza; me la cantas y me quedo con ella. Cuando era moza iba a servir y me cantaban las canciones... a mí ya no se me olvidaban, para cantarlas en el pueblo. Yo iba para payaso y me quedé en el camino, pero me gustaba mucho la jarana.  

A pesar de esa prodigiosa memoria, que la llevaba a recordar cientos de canciones hay detalles que sorprenden cuando te los cuenta. «No sé si nací en Valdepiélago o en Montuerto, que estaban allí mis padres y algo les escuché de que nací allí. No se muy bien porque era cuando la guerra y aquellos tiempos fueron muy malos y muy duros, mejor no acordarse de ellos, que yo tuve una infancia complicada».

Pese a ello contaba esa infancia con una mirada optimista y alegre, como era Felisa. «Desde niña trabajando, con el ganado y en lo que fuera. Cuando estaba pastoreando las cabra y las ovejas en el monte era fácil saber dónde estaba Felisa, dónde se escuchara cantar, pues yo estaba todo el santo día cantando. Era lo que me quedaba, que penas había de sobra. Y las sigue habiendo».

Y precisamente en estos días, cuando en Valdepiélago están preparando el filandón-magosto de este año llega al pueblo la noticia triste, Felisa ha fallecido, a los 89 años. Es cierto que hasta hace no mucho Felisa seguía siendo la de siempre, la alegría del valle, seguía cuidando ese huerto del que tan orgullosa estaba; pero en los últimos meses se repetía esa expresión que no suele traer nada bueno:«Felisa ha pegado un bajón» y había tenido un par de caídas, preocupantes, que desembocaron en su fallecimiento, en la tarde de ayer sábado, a los 89 años de edad.

Y aunque Felisa sea recordada fundamentalmente por su espíritu alegre, su predisposición a amenizar las veladas a quien esté cerca, esta mujer de Valdepiélago, aunque tal vez haya nacido en Montuerto, había sido también una enorme trabajadora, una de esas mujeres irrepetibles. «Desde niña llevo trabajando, desde antes de cumplir los 10 años. Primero en casa, después con el marido, que era muy bueno, pero no se hartaba de comprar tierras y tierras, y Felisa a sembrar tierras. Y tuvimos durante 17 años la cantina del pueblo, que también dábamos de comer todos los días a los obreros de la carretera. Todos los días, del trabajo al comedor y a hacer la comida».

Y decía con gracia, como todo, para «no desacostumbrarme sigo plantando el huerto, que todavía planto unas patatas y saco unos carretillos de ellas». Y se reía con su biznieto Oriol... «que es un diablo pero tiene una gracia»... Como su bisabuela.  

 

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