Escuchar la historia para aprender de uno mismo

Elvira Martínez Ropero es una docente y escritora que cree en la capacidad transformadora de la literatura entre los jóvenes, y así trata de demostrarlo día a día frente a un público difícil de convencer

Mercedes G. Rojo
16/08/2022
 Actualizado a 16/08/2022
El mapa de la comarca. | AMGA. FUENTE: BLOG ‘LAS COSAS DE AMGA'
El mapa de la comarca. | AMGA. FUENTE: BLOG ‘LAS COSAS DE AMGA'
De tierras gordonesas (por el destino elegido) y roblanas (por el lugar de procedencia de quien nos mostraba el anterior rincón visitado) enfilamos camino en dirección a la capital leonesa siguiendo este zigzagueo que hemos elegido para ir conociendo diferentes paisajes de nuestra provincia. He de advertir, sin embargo, que no es León nuestro destino final, sino un lugar tal vez nunca presente en nuestro imaginario si tuviéramos que trazar una ruta de lugares que visitar; pero, de eso se trata precisamente esta sección ¿no? de permitirnos conocer, con ojos nuevos, espacios en los que igual de otra forma no se nos hubiera ocurrido pensar.

En el entorno más próximo a la capital leonesa se encuentran toda una serie de pueblos que conforman la comarca que se conoce como ‘Tierras de León’, pueblos que en muchos casos han crecido desmesuradamente convirtiéndose podríamos decir en una prolongación del propio León, con el que a veces comparten hasta calle. Una de esas poblaciones, pertenecientes al vecino municipio de San Andrés del Rabanedo, es precisamente Trobajo del Camino. ¿Por qué ‘del Camino’?, precisamente porque es una de esas localidades por las que, a la salida de León, transcurre el popular ‘Camino Francés’ que nos ha de llevar a Santiago de Compostela, destino final de uno de los caminos de peregrinación actualmente más conocidos y populares en todo el mundo y que, como bien sabemos, ostenta desde hace años la consideración de Patrimonio Cultural de la Humanidad que la Unesco le concedió en su día. Hay que reconocer que no es este uno de los trayectos más cómodos para quienes recorren a pie esta vía, soportando un intenso tráfico rodado de entrada y salida que dificulta considerablemente el disfrute de su tránsito; pero escondidos entre ese trasiego de vehículos que van y vienen, entre edificios que con el tiempo han hecho perder al lugar la idiosincrasia de «pueblo», homogeneizando su imagen con la de cualquier ciudad en crecimiento, podemos encontrar pequeños rincones que nos recuerdan lo que un día fue, y nos muestran, si estamos atentos a ello, minúsculos tesoros que incorporar a nuestros bagaje de viajeros. Es precisamente uno de esos rincones-tesoros el que hoy ha elegido nuestra compañera Elvira Martínez Ropero para descubrírnoslos.He de confesar que, personalmente y aunque he pasado cientos de veces por el lugar, nunca antes me había detenido hasta ahora en el mismo, así que espero que esta nueva entrega os anime a hacerlo también. Los ojos de Elvira MartínezNuestra protagonista de hoy no es otra que Elvira Martínez Ropero, nacida en Trobajo del Camino en la primavera de 1986, en ella se crió mientras jugaba en sus calles y descubría, ya de adolescente, todo lo que la vida trae consigo hasta conseguir que tanto la Literatura como la Historia Antigua llegaran a conformar su realidad profesional (y aún mucho más que eso), convirtiéndose además de en profesora de Lengua y Literatura en Secundaria y Bachillerato en diversos institutos de la provincia, en colaboradora del Museo Liceo Egipcio de León, en el cual ha realizado estudios de Egiptología, y donde lleva a cabo una importante labor didáctica y de difusión de un mundo que la apasiona, considerando que «el estudio del pasado cercano o remoto es fundamental para aprender de nosotros mismos, para mantener viva la esencia del ser humano, las propias humanidades y la esperanza en un futuro mejor». Y tal vez de ahí su elección para la propuesta de hoy. Las letras entraron a formar parte de su vida de manera significativa desde el comienzo de su vida y así nos cuenta: «Desde el jardín de infancia encontré mágicas aquellas veintisiete letras que podían hacer que dejáramos por escrito y de manera permanente cualquier cosa; después descubrí que el lenguaje con el que nos comunicamos cada día servía también para crear, imaginar, soñar... el colofón para agarrarme a los estudios de las lenguas y la literatura y no soltarme ya nunca». Hemos de decir que primero lo hizo como comunicadora, como docente, como divulgadora, pues su faceta como escritora – al menos públicamente– no ha llegado hasta hace apenas unos meses cuando, animada por un reconocido escritor del panorama internacional, se decidió a publicar su primer poemario ‘Luciérnagas en el desierto’, a través del cual comparte, con quienes quieran leerla, su visión del mundo bien sea a través de su reflexión sobre conceptos universales tales como el feminismo, el tiempo, la traición, el olvido, la solidaridad..., de personajes e historias ajenas, o de sentimientos más personales en los que nos podemos ver fácilmente representados pues, no en vano y como ella misma sugiere, la poesía nos permite poner en práctica la capacidad de empatía que todos llevamos dentro.

Elvira Martínez Ropero es, además, una docente que cree en la capacidad transformadora de la literatura entre los jóvenes, y así trata de demostrarlo día a día en sus clases frente a un público difícil de convencer, intentando «hacerles creer en la belleza de lo que les cuentas, en la importancia de los hechos y los datos y su trascendencia», objetivo que solo se puede conseguir desplegando ante ellos herramientas heredadas de la práctica del teatro, la narrativa e incluso la poesía.

Elvira es una de esas docentes que tampoco se deja encorsetar con el currículo marcado exclusivamente por los libros de texto, y abre sus clases a otras opciones entre las que también tienen su pequeño espacio las letras leonesas de todos los tiempos.

Un rincón casi escondido

No hace falta ser creyente para descubrir lugares como el que hoy nos presenta Elvira, nuestra protagonista, lugares que nos presentan un encanto que trasciende tiempos y creencias, lugares que eran elegidos por su energía y que se impregnaban de la vida que transitaba por ellos a lo largo de las diferentes etapas. El que ha elegido nuestra protagonista de hoy no es otro que la ermita de Santiago Apóstol de Trobajo del Camino, un lugar con mucha historia propia y del que nos cuenta que ha estado muy presente en su vida por encontrarse muy cerquita «de la casa de mi recién fallecida abuela, en donde viví muchos años». Y es que los lugares por los que transitamos de pequeños suelen dejar una huella importante en nuestro imaginario. Hasta el título y la fórmula que ha elegido para acercárnoslo está lleno de misterio y magia, poniendo el acento en una supuesta carta de un personaje que puede qué tal vez pasara algún día por estas tierras y que trasciende épocas ¿o no? Y es que ella Elvira Martínez Ropero es así.Los peregrinos de la vida Trobajo del Camino no es un lugar de paso. No es solo camino, es parada. Un alto para los peregrinos y descubrimiento para muchos que ignoran que aquí marqué la senda. Párate por un instante, respira, olvida que parece que aún estés en la ciudad, porque no es así. No te despistes al pasar por su lado. En la arteria principal de este pueblo se mantiene en pie desde el Barroco una ermita, la única que se conservan de las cuatro a los que los peregrinos de entonces podían acudir para sanar cuerpo y espíritu, pues fue la Orden de Santiago quien exigió que aquí se incluyera un hospital con camas para que sus devotos fueran asistidos.

Detente por una vez y recuerda que esta tierra la escogieron los romanos, pues la abrazan dos manantiales y ya sabemos que el agua es el comienzo de todo. No descuides que esta ermita ya era lugar sagrado antes de ser la que es ahora y que, como todos los lugares sagrados del mundo, espera a creyentes y no creyentes para poder darles consuelo en su senda, contemplación de arte, resguardo de la lluvia, frescura de la piedra en el verano, el regalo del silencio al entrar donde aún espero montado en mi blanco caballo a que me contéis vuestro camino.

Dicen que este pueblo y los otros dos que así se llaman llevan el nombre de un judío, dicen que un milagro se produjo cuando las cosechas estaban paradas por falta de lluvia, que el cementerio antiguo está lleno de peregrinos que eran asaltados en el camino, dicen que si escuchas atentamente la historia de un pueblo aprenderás más de ti, del ser humano que de su propia historia.

Te espero para que detengas por un instante el tiempo, no necesitas fe en dogmas, necesitas fe en la necesidad de parar a contemplarte por dentro a través de la belleza del pasado.
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