"Es un homenaje hecho con rabia"

El Auditorio acoge mañana la obra de Mariano Llorente y Laia Ripoll 'El triángulo azul', basada en las vidas de los españoles, 24 de ellos leoneses, en los campos de exterminio nazis

Fulgencio Fernández
15/04/2015
 Actualizado a 13/09/2019
Los números musicales de ‘El triángulo azul’ ponen al dramatismo de la obra un toque de humor casi macabro. | MARCOS G.PUNTO
Los números musicales de ‘El triángulo azul’ ponen al dramatismo de la obra un toque de humor casi macabro. | MARCOS G.PUNTO
‘El  triángulo azul’ era el distintivo que llevaban en los campos de exterminio nazis los españoles pese a ser el distintivo de los apátridas o aquellos a los que sus gobiernos olvidaron, como el franquista. ‘El triángulo azul’ es el título de la primera obra de teatro dedicada a estos españoles olvidados entonces y aún olvidados hoy. La obra de teatro llega mañana al Auditorio, uno de sus autores —Mariano Llorente (la otra es Laila Ripoll)— habla de este homenaje y de amargura.

– La obra, se ha dicho, es «una intriga angustiosa y un cabaret grotesco», ¿cómo se puede pasar de un lenguaje a otro, cómo conviven?
– Sí, son como los dos planos en los que se mueve la obra. Encontramos dos vetas dramáticas muy importantes en las que basarnos:el hurto de los negativos, las copias de papel fotográfico,  que hicieron los españoles y que fue nuestro punto de partida de la obra. La parte musical está basada en otro hecho real, el hecho documentado —que recoge el libro de Montserrat Roig ‘Los catalanes en los campos nazis’— de que un grupo de españoles pidió permiso a los jefes para hacer  una obra de teatro, e hicieron una revista musical, aunque es evidente que no se conserva la partitura o el libreto.

– Es como un viaje de la realidad, cruel realidad, al teatro.
Sólo Zapatero viajó a Mauthausen, aquellas gentes siguen siendo unos apátridas, como lo fueron en los campos – Es la estructura dramática de la que nos hemos servido. De un lado está la parte realista, dramática, basada en esas fotos que robaron los españoles jugándose la vida y que después fueron pruebas incriminatorias en el Proceso de Nuremberg para personajes que querían decir que jamás habían estado allí, pero aparecían en las fotos. Esta trama realista la desarrollamos en las letrinas, en el prostíbulo, en el propio laboratorio de fotografía. Yla parte musical nos sirvió para ‘darle aire’, rebajar tensión a esta parte tan dramática.

– ¿Cómo utilizan la música habida cuenta de que no se conserva nada de lo que los españoles hicieron?
– Pues contamos otros pasajes con músicas diversas. Da noticia del crematorio en forma de chotis; de la cantera y su terrible escalera de 186 peldaños como número de zarzuela;la alambrada electrificada que tanta gente se llevó por delante en una especie de habanera o contamos la clasificación que hacían los nazis con triángulos de cada grupo (delincuentes comunes, políticos, judíos, homosexuales...) a través de un pasodoble delicioso que se llama ‘El triángulo azul’, que también es el título de la obra.

– Un toque de humor pero macabro.
– Claro, es en los registros que se mueve la obra pues ver aparecer a un preso bailando un chotis con un esqueleto, mientras habla de la eficacia del crematorio, no hace nada de gracia, ni lo pretendemos, pero sí le da un contrapunto de humor macabro y expresionista.

– ¿Qué fuentes habéis utilizado para escribir ‘El triángulo azul?
– El libro clave, el que ‘nos envenenó’, fue el de Benito Bermejo, ‘Francisco Boix: El fotógrafo de Mauthausen’, por el que seguimos el episodio del hurto de las fotografías y además ofrece una panorámica excelente de lo que fueron los campos nazis, no solo Mauthausen, los anejos, pues el grueso de los españoles murieron en Gusen. También nos ofrece unos precisos perfiles biográficos de muchos españoles y de otros hechos suyos, como el registro de entradas y salidas. Yleímos mucho, el libro de Montserrat Roig y otros clásicos de este tema, como la novela de Jean Lafite, ‘Ahorcamiento’, en fin, muchos.

– Y en ese momento se da una casualidad en León.
El libro de Gavilanes sobre el leonés Prisciliano García fue para nosotros un tesoro, un testimonio impresionante – Es cierto, bendita casualidad. Estábamos haciendo otro espectáculo en León y encontramos el libro de José Luis Gavilanes sobre Prisciliano García, el leonés que sobrevivió a tres campos nazis. Ése sí que fue un tesoro porque es un testimonio escrito en primera persona.

– Es teatro y es un homenaje.
– La obra surge por la necesidad de emocionarse con esta gente que podían haber sido nuestros abuelos. Onosotros. Son casi  7000, murieron 5000, y a los que sobrevivieron esta tragedia no se les borró jamás. Fueron soldados lastrados por la guerra civil, pero también muchas madres y muchos niños, algunos de ellos con 14 años fueron a un campo de exterminio y jugaron un papel importante en el hurto de las fotografías. Sí es un homenaje con un punto de emoción pero también con un punto de rabia por el comportamiento ruin de nuestras autoridades con estos miles de españoles.
 
– ¿Rabia por ese cruel olvido?
– Claro, no lo puedo entender. Fueron entonces apátridas y Zapatero es el único presidente español que ha ido a Mauthausen y nadie más. Siguen siendo unos apátridas incluso después de muertos.  Me gustaría saber los motivos de este olvido, tan injusto con quien tanto sufrió.
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