Entretenimiento para todos los frikis

Pedro Ludena comenta la película 'Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones', de John Francis Daley y Jonathan Goldstein

Pedro Ludena
07/04/2023
 Actualizado a 07/04/2023
Chris Pine está al frente del reparto de ‘Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones’.
Chris Pine está al frente del reparto de ‘Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones’.
‘Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones’
Director: John Francis Daley, Jonathan Goldstein.
Intérpretes: Chris Pine, Justice Smith, Michelle Rodríguez, Regé-Jean Page.
Género: Aventura/Fantasía.
Duración: 134 minutos.

¿Qué es un ‘friki’? La RAE lo define, además de ‘una persona pintoresca y extravagante’, como alguien ‘que practica desmesurada y obsesivamente una afición’. Por lo tanto, prácticamente todos somos frikis de algo, que vida tan vacía de no serlo de nada, aunque el término se haya viciado con el paso del tiempo, asociándose más al prototípico chaval ermitaño que se refugia en la fantasía propiciada por los cómics que lee o los videojuegos que juega. Esa concepción es en parte correcta, porque el ‘frikismo’, al fin y al cabo, nos sirve a cada uno de nosotros para refugiarnos en nuestras aficiones, un escapismo vital del no tan interesante día a día. Sin embargo, si existe un principal responsable de que cuando pensemos en un friki la primera imagen que se nos venga a la cabeza sea la de un tío pálido jugando en el sótano de casa de sus padres, tiene que ser ‘Dragones y Mazmorras’.

En mi caso, a pesar de mis numerosas aficiones, y ciertas pasiones, por diversos aspectos de la cultura ‘pop’, como el cine (¿Quién lo diría?), de los que podría considerárseme un friki con todas las letras, no podría atravesar las puertas del olimpo del ‘frikismo’, celosamente custodiadas por los fans de juegos de rol, entre otros, y en cuya cúspide se encuentra el padre de todos ellos. Mis conocimientos sobre ‘Dragones y Mazmorras’ alcanzan hasta donde la mayoría de los mortales, y un par de menciones en ‘Stranger Things’. Básicamente que se trataba de un juego de mesa sobre un mundo mágico inmenso, lleno de criaturas, magia y toda la idiosincrasia habitual. Y digo habitual porque no nos vamos a engañar, vista una saga de fantasía, vistas todas, que luego unas sean infinitamente mejores que otras es harina de otro costal. Por eso, no es sorprendente que, como todo producto de fantasía de relativo éxito, en algún momento se quisiera adaptar cinematográficamente. Pretensión que ya se materializó en el año 2000, con la infame ‘Dragones y Mazmorras’, recordada a día de hoy como un fracaso de culto. Los fanáticos han tenido que esperar casi un cuarto de siglo para poder volver a ver sus ‘Reinos olvidados’ en la gran pantalla y no sé si les habrá valido la pena, pero la mejoría es más que notable.

‘Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones’ es la misma historia que hemos visto tantas otras veces. Cumple con todos los requisitos de una cinta de fantasía épica: ambientación medieval, dama en apuros a la que hay que rescatar, un objeto mágico, mejor dicho, varios, para que los personajes avancen en la trama; una viaje donde los personajes aprenden lecciones como el creer en si mismos y toda la parafernalia predecible para acabar venciendo al villano y salvar el día. Sin embargo, el verdadero valor de una película de estas características no reside en poner sobre la mesa algo realmente novedoso, tarea que se antoja casi imposible en un género tan consolidado y sobreexplotado, sino saber como jugar las cartas que le han tocado. Y puede que ‘Honor entre ladrones’ no tenga una escalera de color, pero sí algún que otro as bajo la manga.

Una de sus mejores bazas es su humor, el cual rebosa por los cuatro costados, que sirve como catalizador para un argumento que, al presentarnos un mundo tan denso y con tantos personajes, podría atragantársele a más de uno. Básicamente se sirven la fórmula ya patentada por Marvel, de utilizar el humor para llegar a todos los públicos, sin tomarse demasiado enserio a sí misma, sacrificando una trama más elaborada y dramática por entretenimiento para toda la familia. Esto podrá molestar a quienes esperaban una representación más oscura y épica, al estilo de ‘El Señor de los Anillos’, pero, en los tiempos que corren, de cara a la taquilla, es una apuesta más segura el que se parezca más a ‘Los Guardianes de la Galaxia’. Y como toda película de Marvel, tiene bromas que funcionan y otras que no. En mi caso, por momentos no estaba seguro de si tocaba reírse, que el cine estuviera prácticamente vacío no ayudaba, pero varias veces me sacaron una carcajada incontenible. Al igual que al único otro espectador de la sala. Estoy seguro de que ambos escuchamos nuestras respectivas risas, a juzgar por el incómodo silencio de después de cada una de ellas.

En las fantasías épicas más castizas acostumbramos a ver a personajes unidimensionales, la lucha entre el bien y el mal, entre blancos y negros. Pero, en línea con el tono ligero de la cinta, los protagonistas de ‘Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones’ son, como reza el título, ladrones honorables. No son héroes al uso, sino que las circunstancias les llevan a serlo. La picardía y el salero más propio de los de su gremio vuelven interesante a un grupo de forajidos que de otra manera podría acabar resultando aburrido. No por nada la película funciona mejor cuando se centra en los personajes más cómicos, como los interpretados por Chris Pine y Hugh Grant. Aunque el mejor personaje, fuera de toda duda, y desgraciadamente el más desaprovechado, es al que da vida Regé-Jean Page, conocido por protagonizar el drama de época de Netflix ‘Los Bridgerton’, con un porte caballeresco y heroico del que la cinta es plenamente autoconsciente y que no duda en situar como el objeto de varias de las mejores mofas de su metraje, como si esta parodiara a aquellos que se toman demasiado enserio el juego de rol.

Finalmente, la película de ‘Dragones y Mazmorras’, sin ser una maravilla, sabe dónde está su corazón y mantiene vivo el espíritu del juego, entretener, continuando esa vía de escape hacia un mundo donde divertirse y disfrutar, donde ser frikis.
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