Elsa González: "La democracia tiene una gran deuda con la radio"

La periodista madrileña de ascendencia leonesa recibirá el próximo 18 de marzo en Caixa Forum Madrid el Premio Excelencia Radio Televisión a la Trayectoria. En esta entrevista repasa brevemente su carrera y recuerda su infancia en Valbuena del Roblo

09/02/2024
 Actualizado a 09/02/2024
La periodista Elsa González Díaz de Ponga recibirá el PremioExcelencia Radio Televisión a la Trayectoria.
La periodista Elsa González Díaz de Ponga recibirá el PremioExcelencia Radio Televisión a la Trayectoria.

La periodista madrileña de raíces leonesas, Elsa González Díaz de Ponga, recibirá el Premio Excelencia Radio Televisión a la Trayectoria en la próxima edición de los Premios Radio Televisión que se celebrará el 18 de marzo en CaixaForum Madrid. En este mismo apartado que reconoce la trayectoria profesional también serán distinguidos Ángel Expósito con el Premio Luis del Olmo de Radio y Pedro Piqueras con el Premio Joaquín Soler Serrano de Radio y Televisión. 


Este reconocimiento es un buen pretexto para conversar con una periodista curtida en la radio y que en el último tramo de su carrera también ha ocupado puestos de dirección, como la presidencia de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, sustituyendo en el cargo a Magis Iglesias, o su presencia en la Junta Directiva de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (Fedepe).


Elsa González no nació en León, pero sus padres son los dos leoneses, su madre de Valbuena del Roblo y su padre de Villapadierna. Elsa recuerda que aprendió a leer en la escuela de Valbuena con una maestra que daba clases a alumnos de todas las etapas. «Como comprenderás, los de 14 años me parecían grandísimos, pero qué gran aportación la de aquellos maestros que eran capaces de enseñar a todos los niños a la vez. Éramos pocos, pero muy diferentes con relación a la edad», reconoce la periodista, que en Valbuena solo realizó el primer curso pero mantiene muy vivo el recuerdo de su padre llevándola en hombros debido a que el camino a la escuela estaba nevado. También recuerda con seis o siete años ‘las flores a María’ en el mes de mayo con las ‘fuerzas vivas’ del pueblo presidiendo la actividad. «Mis padres se conocieron en las fiestas de San Guillermo en Cistierna y allí compré una casa, a la que acudo en verano con mis hijos también, que les encanta, y eso que algunos viven fuera de España», señala González Díaz de Ponga, cuya cercanía a León es permanente, recordando que hace un año presentó su último libro ‘Cadena COPE. La radio de las estrellas’ en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de León invitada por la Asociación de Periodistas de León (APL).


Elsa González reconoce que la vocación periodística le surgió a una edad muy temprana. «Era una persona inquieta, preguntaba mucho porque me gustaba conocer el origen, qué hay detrás de cada cosa. Creo que con doce años o así ya había decidido que quería ser periodista y así se lo hice saber a mis padres», recuerda Elsa, para quien otra influencia fue su tío, el padre Carlos de Villapadierna, que fundó la revista ‘Evangelio y Vida’. «Eso también te orienta un poco. Había por su parte también una vocación periodística y en mí surgió muy pronto, por lo que me imagino que su influencia algo tuvo que ver».


La periodista realizó las prácticas en el diario Pueblo en el verano de 1975, «el año que muere Franco», y poco tiempo después entra en la cadena SER tras superar unas pruebas y que en aquel momento le pareció «un medio menor» para la información. «Yo creo que a la semana de estar en la radio descubrí que era apasionante y que esa era mi verdadera vocación».


En la cadena SER fue redactora del programa Hora 25, bajo las órdenes de Iñaki Gabilondo. Con Carlos Llamas, que asumiría la dirección del espacio informativo vespertino desde 1992 hasta un año antes de su muerte en octubre de 2007, Elsa coincidió en la Extensión 340, «lo que ahora sería un máster de nuestro ingreso en la SER. Pero fíjate lo que son las cosas, yo me quedé pero a Carlos Llamas no le aceptaron en ese momento y pasó a Radio El País. Cuando la SER es adquirida por Prisa, tanto él como otros profesionales de Radio El País ingresan en la cadena. Me acuerdo que entonces África, Mari Ángeles, Carlos y yo hacíamos muchos programas juntos. Era un tipo estupendo y de aquel periodo guardo gratos recuerdos porque fue nuestra formación conjunta».

 

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La periodista y escritora madrileña firmando ejemplares del libro ‘Cadena COPE. La radio de las estrellas’. 

En aquellos años 80 no existía la polarización que desde hace algunos años se viene dando en los medios de comunicación. Prueba de ello es que Elsa González pudo trabajar sin mayor dificultad para cadenas hoy antagónicas como son la SER y la COPE. «La verdad es que en ese aspecto todo era bastante diferente. Muerto Franco, que es cuando yo empiezo a desarrollar mi actividad periodística, se dio una explosión democrática como en pocos países se ha vivido, había una libertad enorme para los medios, teníamos Cuadernos para el Diálogo, Triunfo, medios con una marcada posición progresista. Los periodistas no manteníamos ese combate ideológico tan exacerbado. De hecho, yo llego a la COPE y algunos profesionales que estaban en esta cadena se pasaron a la SER. En ese sentido había bastante interrelación. De todas maneras, la explosión informativa en la COPE se produce a principios de los años ochenta mientras que en la SER tiene lugar a finales de los setenta. Pero, desde luego, el periodismo mantenía en esos momentos un grado de libertad enorme y los medios de comunicación estaban mucho menos asentados en sus posiciones», sostiene González, que reconoce que el periodista berciano Luis del Olmo inaugura un nuevo modelo radiofónico en el que la figura del comunicador crece de tal manera que la cadena pasa a un segundo plano. A la pregunta de si ese modelo más personalista ha supuesto un beneficio para el medio o lo ha podido perjudicar en parte, Elsa González responde que es una realidad. «Luis del Olmo revolucionó la radio. Superaba la marca y es en la cadena COPE donde transforma la radiodifusión completamente, se adapta a los nuevos tiempos y realiza una aportación a la democracia enorme. La democracia tiene una gran deuda con la radio, desde el punto de vista informativo y también de entretenimiento. Manuel Martín Ferrán al crear Hora 25, José María García desde la faceta deportiva junto con Luis del Olmo son los grandes transformadores de la radio. Luis del Olmo creo que también concede al periodista una primacía grande. Empiezan esas tertulias con periodistas desconocidos para el gran público pero no para quien estaba muy al tanto de la prensa. De pronto ese comentario de la información transforma realidades y cada ciudadano quiere opinar, quiere participar. Todo eso desde luego transforma nuestra sociedad y Luis del Olmo es desde luego el gran revolucionario del medio». 


Si el periodista berciano revolucionó el mundo de las ondas en aquellos primeros años ochenta, la figura de Encarna Sánchez supuso un antes y un después en un medio donde hasta entonces las figuras eran hombres. «Es la primera mujer de verdad que irrumpe en los medios de comunicación con peso específico. Pero independientemente de las polémicas que generaría Encarna, fíjate que entre sus colaboradores permanentes de información, de opinión, de análisis de la actualidad están políticos del Partido Socialista, de Alianza Popular, del Partido Comunista y tiene a Tierno Galván no solo como un colaborador sino como un gran amigo, a Narcís Serra..., en definitiva un programa de una libertad de un calibre grande y también con dosis de personalidad, porque es virtud encuadrar su trabajo radiofónico pero desde luego yo creo que ayuda muchísimo a la mujer que irrumpe de verdad en el mundo mediático pisando fuerte», destaca González Díaz de Ponga, que en sus tiempos de periodista radiofónica le tocó cubrir la información de la Casa Real y fruto de ese conocimiento de la figura del hoy rey emérito surge en 2014 el libro ‘Yo abdico’, en el que, junto a otros compañeros de profesión, analiza la abdicación de Juan Carlos I. Le pregunto si existía entonces cierta autocensura por parte de los medios hacia todo lo relativo a la Casa Real y cuál es su opinión sobre la deriva de la figura del monarca. «Yo creo que este análisis lo hizo con muchos periodistas de aquella época y estábamos más pendientes en ese momento de construir democracia y asentar valores de libertad. Y claro comprobamos, después de una primera impresión en que pensamos que la monarquía iba a durar un cuarto de hora en aquella España que se abría a un nuevo horizonte con cierto grado de enfrentamiento, que este hombre con mucha sagacidad y mano izquierda se va aliando con figuras como Adolfo Suárez o Torcuato Fernández-Miranda y va poco a poco transformando políticamente el país. Pienso que estábamos todos más pendientes de abrir este país al exterior y cuando vimos que Don Juan Carlos era un demócrata convencido y por ahí iban los tiros de la España del momento queríamos asentar este momento y abrirnos camino con una banda terrorista como ETA que estaba castigando permanentemente instituciones y democracia. Bueno, fueron otros tiempos y yo creo que muy útiles para España. Cuando el rey Don Juan Carlos se volvió inútil para esta sociedad con grandes daños le recomiendan o él se da cuenta que tiene que echarse a un lado para que llegue Felipe VI. Son realidades que también hay que juzgarlas sin demasiado presentismo», argumenta la periodista.


Elsa González también sabe lo que es vivir la profesión periodística desde los despachos de los organismos de poder donde se toman las decisiones, pues ha sido presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España y miembro del consejo de administración de Telemadrid y de la Junta Directiva de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias. «De los ocho años al frente de la Federación de Periodistas de España recuerdo sobre todo los secuestros de periodistas en el extranjero. Viví seis secuestros y aquello fue muy doloroso. Hablar en algún momento con las familias, estar pendiente de cómo iba la evolución. Afortunadamente todos retornaron», se congratula González, que dentro del país uno de los principales caballos de batalla que tuvo que librar en aquel periodo fueron las mal llamadas ruedas de prensa sin preguntas. «Hicimos una auténtica guerra, marcamos este lema: ‘Sin periodistas no hay periodismo, sin periodismo no hay democracia’. Esas fueron las pegatinas que empezamos a distribuir por todas partes y la verdad es que fue un movimiento enorme en todos los medios de comunicación. Son todavía cuestiones que tenemos pendientes. La libertad de prensa no es un logro que consigamos como un regalo que envolvemos y ya lo tenemos para siempre. No es así, es algo que tenemos que luchar todos los días, porque en cada momento van surgiendo nuevas trabas y nuevas fórmulas de presión a los periodistas. Y es bueno que existan presiones, porque si no no valdríamos nada los medios, pero que tengamos la fortaleza de saber vencer esas presiones, no consentir la ausencia de preguntas, fortalecer la ética para evitar las ‘fake news’, adaptar la inteligencia artificial a los nuevos tiempos, que a mí me parece utilísima, como lo fue internet. Creo que para muchísimas cuestiones la inteligencia artificial en un medio es vital, nos aportará mucho, pero el periodista tendrá que estar siempre en el lugar de los hechos, contextualizar la noticia, investigar, confirmar, escribir y contarlo bien para que el receptor de esa información se fíe de lo que le contamos. Con tantas opciones que tiene la ciudadanía de acceder a la información puede parecer que no hacemos falta cuando en realidad el periodista es más necesario que nunca. Ahora mismo un gran sector de la población no distingue entre redes sociales y medios de comunicación para informarse, y eso lo tenemos que cambiar. Tampoco saben diferenciar entre opinión e información. Esas son batallas nuestras y también de toda la población porque ese artículo 20 de la Constitución que garantiza el derecho a la información plural e independiente es un derecho del ciudadano, no del periodista», concluye González. 

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