Sin embargo el empeño de una persona de Geras, Roberto Ordóñez, de los establecimientos Entrepeñas, y sus amigos han sido capaces de recuperar el recorrido sin ayudas oficiales poniendo en valor los recuerdos de un pasado, retirando las traviesas del viejo puente y colocando uno nuevo, así como desbrozando las zonas invadidas por la maleza y rehaciendo el firme, marcando además el camino con piedras y con hitos. Es un modo de colaborar con la mejora del entorno de cara al turismo por parte de empresarios y miembros de las comunidades.

La ruta que se propone entre Geras y Casares tiene 7 Km, y si se dispone de dos vehículos puede finalizarse en ese punto. La propuesta es hacer la ruta de ida y vuelta, aunque otra opción sería llegar al embalse, ver la magnífica vista de las montañas y regresar por el mismo camino, con lo que tendría 10 Km. Cualquier alternativa es buena.
Desarrollo de la ruta
Comienza la ruta en la localidad de Geras, bien puede ser en el puente sobre el río Casares. Siguiendo la carretera se encuentra una fuente donde se sigue por el camino de la derecha, en subida, pasando al lado de la iglesia. Cuando se ve una fuente bajo una pequeña casa, se sigue a la derecha por una calle que a continuación da un giro a la izquierda y sale del pueblo.El camino es muy agradable y la vista del pueblo está bien aunque el tendido eléctrico la tapa en algún momento. Sigue entre árboles y cada vez más cerca del río, que debido al pantano siempre va con bastante agua. Al cabo de un buen tramo hay un desvío a la derecha con un puente, que va a Folledo, sin embargo se debe seguir recto. El camino continúa entre matorrales y arbolado, pasando en un momento por un artesanal puente de dos troncos con escalones para atender al ganado cuando pasa a la otra orilla, El camino sigue hasta llegar a un segundo puente que se cruza. A la derecha se puede contemplar una zona rocosa donde se ven muy marcados los plegamientos del empuje de las distintas fuerzas a lo largo de millones de años. El camino continúa entre praderas hasta llegar a un valle donde se sigue a la orilla del río por una senda bien visible con poco desnivel. Ya se pueden contemplar los farallones rocosos donde lleva el sendero que en un punto comienza a subir para superar las murallas rocosas que forman una garganta de roca cuarcítica donde se despeña el río en caídas verticales.

Una vez en Casares se regresa por el mismo camino.