El viaje de la lista BIC a la Lista Roja

El patrimonio es una de las grandes joyas de esta tierra... y uno de sus mayores quebraderos de cabeza la forma de conservarlo. Demasiados ricos elementos entran en la lista BIC de prestigio sólo de paso hacia la Lista Roja de su avanzada ruina

Fulgencio Fernández
13/11/2016
 Actualizado a 01/09/2019
El pozo Ibarra entró   en el año 2011 en el Catálogo BICy en 2013 en la Lista Roja de Hispania Nostra. | ICAL
El pozo Ibarra entró en el año 2011 en el Catálogo BICy en 2013 en la Lista Roja de Hispania Nostra. | ICAL
Ayer mismo era noticia que la UPL «urge a la Junta la conservación del castillo de Benar en Omaña (El Castillo)» y argumentan los leonesistas que «es lamentable que un BIC sea tratado con tanta desidia».

Todo verdad, pero el fondo de la cuestión parece otro pues esta noticia, sólo en la provincia de León, podía saltar a los titulares un día sí y otro también, con el mismo argumento. Un día podía hacerlo el municipio de Pola con el Pozo Ibarra, otro Almanza con su castillo, al día siguiente Burón con las piedras del palacio de los Allende... Habría uno para cada día del año, aunque no todos sean declarados Bien de Interés Cultural.

Hay algún ejemplo que ilustra muy bien esta situación. El ya citado Pozo Ibarra de Ciñera de Gordón, que ingresó en las listas de Bien de Interés Cultural en el año 2011 y dos años después, en 2013, ingresó en la temida Lista Roja que confecciona la asociación Hispania Nostra y que recoge aquellos elementos que caminan a pasos agigantados hacia la ruina y el olvido, algo que en el caso del pozo Ibarra tuvo hasta una vertiente artística con la exposición de Julio G. Moro, que retrata de la ruina ¿De qué sirve entrar en el catálogo BIC?

Otro ejemplo. El castillo de Almanza, incluido en la Lista Roja, es BIC desde el año 1949 ¿De qué sirve llevar mucho tiempo?

El caso más sangrante. Una de las joyas del patrimonio leonés, la Villa Romana de los Villares, de Quintana del Marco, fue declarada BIC en el año 1996, por la consejería de Cultura. Unos meses más tarde se aprobó por la consejería de Agricultura, en la puerta de al lado, una concentración parcelaria que supuso la destrucción de algunos de sus mosaicos, verdaderas joyas, y dejar al descubierto otros muchos que sufrieron un expolio tremendo. Aún se recuerda ‘el camión del señor Braulio’, un madrileño que pagaba en mano y cargó mosaicos de gran valor. Otros fueron a cocinas particulares, corrales o, por suerte, al Museo de León en el caso del ‘Mosaico de hilas y ninfas’, una de sus piezas más valiosas.

¿Sirve de algo estar en el catálogo BIC? Uno de los más veteranos defensores del Patrimonio en las Cortes, el historiador y procurador José Ignacio Martín Benito —al que el propio director general en una de sus polémicas reconoció su trabajo pero, añadió, «es más fácil cuando no eres el que le tienes que buscar financiación»—señala que «claro que debería servir ser BIC, si se cumpliera la Ley de Patrimonio serviría de mucho pues en ella se contempla el compromiso de la Junta en su conservación y mantenimiento o, si no es suyo, tiene una obligación subsidiaria;es decir, debe conservarlo y pasarle los gastos al verdadero propietario».

- ¿Se hace?
- No, que yo recuerde habas muy contadas, casi nunca.



El presidente Herrera habló en Arpa de cambiar la Ley de Patrimonio, algo que preocupa mucho al citado Martín Benito pues, asegura,«la ley es muy buena, pero hay que cumplirla y en algún aspecto actualizarla, pues ya tiene 14 años y han surgido elementos nuevos, como el patrimonio inmaterial, que atañe a la lucha leonesa, por ejemplo».

Yseñala el incumplimiento que a él le parece más preocupante. «La mayor esperanza para nuestro patrimonio es que se cumpla lo que contempla la citada Ley del 1%cultural en cada obra pública. Hace 14 años y aún no se ha cumplido nunca, hace 5 años se aprobó en las Cortes, por unanimidad absoluta de todos los grupos, reglamentar este 1%y tampoco se ha hecho nada;sigue sin crearse el fundamental Instituto del Patrimonio Cultural, que en otras comunidades está dando muy buenos resultados... pero aquí, con la enorme riqueza que tenemos seguimos de brazos cruzados».

Los expedientes BIC incoados antes del año de la Ley, 2002, no caducan pero están "en el limbo" - Yya no me quiero ni imaginar que cuando hablan de cambios en la Ley se refieran a eliminar el 1%cultural antes de haberlo aplicado;malicia el veterano procurador.

Otro de los asuntos que siempre colea al hablar del catálogo de Bienes de Interés Cultural (los famosos BIC) es cómo se llega a ellos, cómo unos van tan rápidos —como ‘parece’ ir el de la Lucha Leonesa— mientras otros llevan más de cuarenta años esperando. El caso más repetido es el de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, que lleva cincuenta años en lista de espera, pero también en León hay casos de largo recorrido, como la iglesia y casco antiguo de Bembibre (1975) o la villa de Molinaseca (desde 1976).

La fecha que marca la inflexión es 2002, señala Martín Benito, cuando se aprobó la Ley de Patrimonio. «Desde entonces cuando se incoa un expediente hay dos años para resolver, si no se cierra ya no se puede reabrir en cuatro años pero a los anteriores a 2002 no les afecta, no caduca el expediente nunca pero pueden estar en el limbo eternamente o hasta que alguien ponga mucho interés en alguno».

Y una de las pocas armas «de presión» es la famosa Lista de Roja de Hispania Nostra, en la que León sube como la espuma ¡Qué tiempos cuando hacíamos reportajes de diezedificios leoneses en ella, ya vamos por 48!
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