El último guarda de Casaio

José Barrio era un joven de La Baña que con 16 años se fue a trabajar a las minas de wolframio de Casaio, donde ya había trabajado su suegra. Su nieto Cristian Barrio publica ahora una novela en la recupera su historia, la del último guarda

Fulgencio Fernández
14/11/2022
 Actualizado a 14/11/2022
José Barrio, el último guarda, con su nieto y biógrafo. | ROSANA FERNÁNDEZ
José Barrio, el último guarda, con su nieto y biógrafo. | ROSANA FERNÁNDEZ
En el otoño de 1958 un joven bañés (de La Baña, Cabrera) de dieciséis años decide emigrar a un pequeño poblado minero localizado a tan solo unos pocos kilómetros de su pueblo natal. Allí, comienza a trabajar en la mina de Valborraz, uno de los principales bastiones de wolframio en España, que había gozado de especial protagonismo durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Veinte años después, tras más de una década y media de inactividad, la mina de Valborraz se convierte en una reliquia del pasado».

Aquel joven bañés se llama José Barrio Vega y trabajó como guarda de esta mina de película —por todas las peripecias asociadas al wolfram y su explotación— hasta 1978, fue el último de los trabajadores de esta explotación en el poblado de Casaio.

Parece que no hablaba en exceso de aquella etapa José Barrio pues su nieto, historiador, "conocía que había trabajado allí pero, por ejemplo, no sabía que había sido el último guarda de la mina Valborraz" y al ir conociendo detalles se fue interesando más, enganchándose a la historia y el fruto de estas investigaciones es un libro publicado recientemente y que irá presentando por aquellas comarcas en las que se desarrolla, fundamentalmente las leonesas de Cabrera y La Baña; y las gallegas de Valdeorras; y ya lo presentó en Casaio.

El libro se titula ‘José Barrio: el último guardia de la mina de Valborraz’, su autor es su propio nieto —Cristian Barrio Fernández—  y recupera la historia de su abuelo, que primero estuvo en las galerías como trabajador y, posteriormente, como vigilante del mismo, entre los años 1958 y 1978. Lo hace con una técnica a medio camino entre la historia y la novela, con datos siempre ciertos arrancados a la memoria de su abuelo y la posibilidad de recrear el ambiente de aquella época a través de la documentación recogida por el autor, para la que además de a las fuentes escritas recurrió a la realización de numerosas entrevistas tanto a familiares como a otros antiguos trabajadores de la mina.

Curiosamente la primera noticia que tuvo Cristian Barrio de la presencia de antepasados suyos en las minas de wolfram va más allá de su abuelo pues "en el documental de Felipe Rodrígez ‘Lobos sucios’, de 2007, aparecía mi bisabuela Manuela Valle, suegra de mi abuelo, y contaba que había trabajado en las minas de wolfram en la época de la II Guerra Mundial; y de que mi abuelo fue guarda en Valborraz me enteré en otra entrevista, que le hizo Sputnik Labrego".

El caso es que Cristian Barrio decidió ponerse manos a la obra en la recuperación de la peripecia familiar relacionada con las minas de wolfram y ya está en las librerías el primer fruto de sus investigaciones.
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