Vayan por delante las ponencias y los ponentes que ilustran lo apuntado: ‘Propuesta de un humanismo axiológico’, a cargo de Baldomero López – Eladio Chavarri; ‘Inteligencia artificial en una era digital. ¿Ayuda o amenaza?’, que impartirá Jesús Conill; ‘Cuerpo y naturaleza en lo humano que viene’, de la mano de Delia Blanco y ‘Sabiduría de la proximidad. La consistencia de lo humano’, que impartirá Josep María Esquirol y finalmente la titulada ‘Apocalipsis de lo humano. Tiempo de salvación’, con Reyes Mate. Estamos hablando de importantes personalidades en el campo de la docencia y la filosofía (como Baldomero López o Jesús Conill); la que fuera presidenta de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) de 2000-2008, que ha trabajado en Cooperación al Desarrollo, Género y Refugiados y experta en feminismo (Delia Blanco Terán); El premio Nacional de Ensayo 2016 que acaba de publicar en La penúltima bondad (Acantilado), «ensayo sobre la vida humana» (Josep María Esquirol Calaf) o Doctor en Filosofía y profesor del CSIC (Reyes Mate); en un curriculum muy reducido de todos ellos.En realidad el congreso ya empezó este viernes con una singular representación teatral, 'La santa Juana de la Cruz', un espectáculo de imágenes textuales, sensoriales y plásticas, cercano al ritual y la liturgia. Una obra de teatro, un concierto dramatizado, que «acerca a la experiencia de la contemplación y de la quietud. Basado en la vida y la obra de Juana de la Cruz, (1481-1534), las líneas de la puesta en escena se centran en el trabajo sobre las visiones, la predicación y la vida conventual, parte fundamental de su vida y obra».
Y desde las 10 de la mañana del sábado una invitación a acudir al rincón de pensar sobre ‘lo humano’. Y el propio Gonzalo Blanco reconoce que «este sí que es un hueso duro de roer. ‘El hombre es un invento relativamente reciente’ proclamaba Foucault, y se ha decretado ya su muerte hace varias décadas».
Una invitación con un argumentario: «No estamos seguros en medio de un mundo cruzado de desigualdades, sufrimientos y mentiras. Pero no estamos solos. Formamos parte de una corriente espiritual —lo dominicano, lo cristiano, inclusive lo humano, pese a todo— que se ha acreditado durante siglos como una poderosa fuerza de novedad y cambio».