Así recuerda Elías Rodríguez, de Prioro, cómo empezó a señalizar con carteles hechos por él los rincones más importantes o bellos del pueblo y sus montes y, a día de hoy, «ya son 111 los carteles que he colocado, todos hechos por mí y por amor al arte, se podría decir que porque amo a la sociedad y es bonito que cuando la gente camina sepa dónde está».

- Entonces conocerá bien todos los nombres que ha puesto.
- Pues claro; todos han salido de mi cabeza, en todos he estado, son muchos años, que ya tengo 87, y muchos recuerdos, que en mi cabeza los guardo.
Además de los carteles también ha mostrado una especial dedicación en colocar bancos en cualquier lugar por donde sus paisanos o visitantes puedan caminar. «Había unos en la iglesia de cuando se quemó y pedí permiso para colocarlos; a otros lados llevé, con ayuda por supuesto, postes de la luz y los coloqué en sitios estratégicos en los que yo veía a gente buscando una piedra para sentarse». Y cree que ya hay bancos en los lugares precisos.
Es una gozada hablar con este paisano solidario, de palabras y expresiones antiguas pero muy claras.
- Lo de las fuentes ya nos lo ha dicho, pero ¿cómo se le ocurrió lo de los bancos?
- Porque no es de seres humanos tener a la gente sin lugar donde descansar.
Ahí queda la expresión.Súmela a la de «amo a la sociedad» y comprenderás la forma de entender la vida de este paisano de Prioro, entregado a causas singulares de ayuda a los demás, pastor y ganadero, artesano y orgulloso de su pueblo. «Prioro llegó a tener 200 vecinos, que en habitantes se va casi a los mil. Eso es mucho aquí en la montaña; tal vez, sacante Guardo y Cistierna, fuera el mayor de todo el entorno».
Así lo cuenta cuenta Elías, el mismo que después de hablar sobre el abandono de las fuentes primero las limpió y después las señalizó: «Empecé por la fuente de la Ortiga, que está cerca del nacimiento del Cea, después la de Los Molinos, la Canalina...». Y fueron creciendo nombres de parajes, topónimos realmente bellos y hasta árboles singulares: «Me pareció que merecía la pena ponerle el nombre al Roblón de Valdelarcos, que es tremendo, y queda en dirección al puerto de Mental».
Todo está señalizado, incluso puedes encontrar un cartel que dice simplemente ‘Paso de agua’, «para que la gente vaya prevenida, que te mojas y es muy incómodo caminar, bien lo sé».
Vas viendo carteles, Repenedo, La Mansa, el Valle de San Pelayo, El Amanadero, Paso a las Socabadas o la Boyería del Codijal...
- ¿La Boyería?
- Se pregunta mucho. Es de bueyes, lugar de bueyes, que si fueran bollos sería con elle.
Cierto. Tiene interés Elías Rodríguez en llevarnos a un cartel. Hemos visto de todo tipo pero si él quiere... Al llegar entendimos la broma cuando se colocó debajo del irónico cartel: ‘Valle de los jubilados’. «Es que cuando regresan al pueblo y salen de paseo casi todos lo hacen por este valle... el de los jubilados».
- ¿Siempre los pintas en blanco?
- Ahora sí. Pinté algunos en negro, que quedaban bonitos, pero sufrí una decepción cuando me dijo una vecina que ‘estos carteles no se ven’ y ya los hago todos en blanco. Los pinto al final, que lo hago todo yo, poco a poco, con la gubia...
- ¿Y te merece la pena el esfuerzo?
- Mucho. La gente es muy agradecida y muchos me comentan: «sabemos por dónde vamos gracias a tus carteles» y en otras ocasiones se comenta: «estos carteles existen gracias a Fulano. Y Fulano soy yo».