
Hasta hace unos años estaba presente en casi todos los cursos fluviales de la provincia, aunque cada vez es más escaso, dada la progresiva eliminación de los taludes fluviales arenosos y su sustitución por escolleras de piedra, lugares estos primeros donde excava su nido a modo de galería. Por eso prefiere cursos medios de ríos con aguas tranquilas y claras donde pueda ver con facilidad a sus presas.
Sus vivos colores no le impiden pasar desapercibido, en especial los colores azules de la espalda con esos reflejos que le mimetizan en la superficie del agua.
La técnica de caza es siempre la misma. Desde una rama situada a poca altura sobre el agua desde la que observa a los pequeños peces, anfibios, cangrejos e insectos acuáticos, se lanza velozmente con una gran precisión, usando su largo y fuerte pico a modo de arpón. Una vez capturada la presa vuelve al posadero donde se dará su merecido banquete.
Normalmente los martines pescadores crían dos veces por temporada, usando para ello casi siempre el mismo nido, construido al final de una larga galería excavada en un talud sobre el agua, lo cual debería en teoría protegerlo de los depredadores, pero por desgracia los pollos son presa fácil.