El autor hace un recorrido por esos catorce edificios, aunque también diseñó el Gran Hotel de La Toja, el teatro de La Bañeza o el Bergidum de Ponferrada. En los años 20 los edificios de Sanz Martínez se concentran en el Ensanche y en ellos prevalece «una elevada decoración de corte fachadista con la incorporación de componentes arquitectónicos con antecedentes clasicistas», asegura Caballero Chica, autor del libro.En la década de los 30 el arquitecto da un giro hacia el llamado Movimiento Moderno, inspirado en las vanguardias que triunfan en Europa. El primer ejemplo es la casa Pascual de Juan, en el 34 de Padre Isla, con un estilo que recuerda al arquitecto prusiano Mendelsohn. Después surgiría la Casa del Pueblo (1931), «uno de los mayores hallazgos de esta investigación, no solo por la puesta en valor de su expediente administrativo y los planos, sino el viraje radical de Sanz hacia el racionalismo y la modernidad arquitectónica».
En la tercera y última etapa, en los años 40, se decanta por la arquitectura imperial. En 1945 firma la casa Octavio, en la esquina entre la avenida Independencia y Arco de Ánimas; y, un año después, la casa Sira Pedrosa, en República Argentina. En 1946 erige la monumental casa de Arce, en la plaza de Guzmán, diseña el Teatro Trianón y dos años más tarde, dibuja los planos del Teatro Emperador. Un proyecto encargado inicialmente a Manuel de Cárdenas y su hijo Gonzalo y que, finalmente, firmarían con Sanz.