Al calor de aquel caldo de cultivo nacieron una pioneras Jornadas de Cetrería en León (aún referente nacional), muchos aficionados a la cetrería y sus animales, veterinarios expertos como no hay otros en todo el país y una gente que formaban una fauna especial en León. A la que un día llegó Bene González Yagüe, tan admirador como inquieto emprendedor, que supo hacer compatible la pasión y la vida, el ocio y el trabajo, y nació en esa cercana y desconocida Sobarriba Falco Iberia, una empresa en la que cada año se crían entre 150 y 200 halcones cuyo destino son tierras muy lejanas y que nada tienen que ver con Navafría, un vuelo de tierra de labrantines a tierras de jeques: Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Qatar...


En las instalaciones de Navafría trabajan duro estos días para «cerrar» todos los flecos. A María Dávila se le acumulan los papeles y los permisos que exige el documento CITES: el convenio internacional de especies amenazadas de fauna y flora, encargado de velar porque el comercio de las especies no amenace su supervivencia; José CruzLlamazares y José Antonio García Carrasco, encargados de las tareas diarias de alimentación, limpieza... suman ahora ‘la carpintería’ pues están preparando las cajas especiales que ellos mismos fabrican para el transporte: «Llevan respiraderos y una especie de claraboya para los controles, no necesitan más pues con las capuchas puestas ya te he comentado que viajan muy tranquilos».
- ¿Y enfermedades?
- Todas. Lo que ocurre, y es algo que no se comenta mucho, es que tenemosen León los mejores especialistas en este tipo de animales , fruto de esa pasión por la cetrería y demás.
En nuestro caso trabajamos con David (García Martínez), que es un verdadero fenómeno y tiene buena parte de la culpa del funcionamiento de Falco Iberia».
Y el núcleo central de las instalaciones es, cómo no, todo lo relacionado con la cría de los halcones, sus ‘casas’... desde las incubadoras, ahora apagadas pues ese proceso es por marzo, a las neveras con la comida —fundamentalmente pequeños pollos, son carnívoros— y, después, sus ‘mudas’, que así se llaman las habitaciones en las que viven y crecen.
- Las mudas están abiertas, para que nos vean, nos asimilen como de su especie, por decirlo de alguna manera, de ahíque de vez en cuando emitan su particular canto de cortejo, están llamando al macho, nos están llamando...
- Este me mira...
- Pues tienes suerte de que está encerrado, son rapaces y si te miran de frente te están amenazando, van a por ti, que un halcón cuando te mira es para cazar.
Y allí, desde sus mudas, en los espacios llenos de piedras para que se asemejen a su hábitat natural en riscos, nos vigilan los ejemplares de los tres tipos de halcones que crían: «tenemos los peregrinos, los gerifaltes , que son esos casi blancos, y los sacre; más los cruces entre ellos, que dan muy buen resultado».
El siguiente paso son dos grandes voladeros en los que los halcones practican, con unas cintas en el techo para que no lleguen a chocar. Viendo cómo dan vueltas dentro de ellos, en perfectos círculos, entiendes la leyenda real de que pueden ser los animales más rápidos del planeta, desde luego son de los más bellos volando, eso seguro.
Finalmente unas sesiones de ‘manicura’ arreglando las uñas, también el pico, y ya están dispuestas para coger el vuelo Navafría-Qatar, o países cercanos, de la mano y la Compañía de Bene.
Y si por el verano encuentras a unos cuantos paisanos con turbante por la Sobarriba... no te asustes, vienen a ver cómo crecen sus halcones o los de aquellos a quienes se los van a llevar.