El Gran Wyoming es consciente de que la gente que acude a sus conciertos es mayoritariamente seguidora de su actividad televisiva, algo similar a lo que sucede también con Woody Allen cuando éste ofrece conciertos con su banda de jazz. "La gente va por la fama. El cartel es la foto. Hay gente que sale en las tertulias del corazón y llena discotecas tan solo con su presencia. Lo que pasa es que nosotros hacemos un espectáculo musical y después de los años que llevamos la gente ya viene a vernos sabiendo que lo que hacemos es rock and roll. Pero evidentemente lo que ponen en la foto es mi cara, que es lo que convoca. Por eso la gente que viene a los conciertos son fans del programa en una inmensa mayoría", reconoce Wyoming, que es la cuarta vez que acude a León con su banda Los Insolventes. "Nosotros hacemos un repaso por la música que nos gusta, pero el repertorio de ahora no tiene nada que ver con el que empezamos hace una década. Lo vamos cambiando por una cuestión también de supervivencia. Solemos empezar con canciones de los años sesenta y terminamos con temas de ahora. Ten en cuenta que el repertorio ya es muy amplio. Probablemente tengamos ya 70 u 80 canciones".

Sobre la situación actual de Cataluña y su relación con el resto del Estado, Wyoming se declara pesimista de cara a una posible solución pactada. "No la veo, porque no hay absolutamente ninguna voluntad de solución. Ahora estamos ya en el incendio. Ahora estamos en el punto en que estaba Galicia el pasado fin de semana. En el incendio lo que hay que hacer es mitigar los daños lo más posible. Pero hay una realidad que se ha trabajado durante muchísimos años deliberadamente y ha conseguido que definitivamente Cataluña ya no esté. Ahora Cataluña podrá estar incluida por la vía legal, por la vía militar, por la Guardia Civil, por la vía del 155 o por la vía del AVE. Me da igual. Pero Cataluña sentimentalmente ya no está aquí. Y este es el gran daño que se le ha hecho a este país. Y esto ha sido porque no se ha querido escuchar durante muchísimos años y desde Madrid se han tratado con un desprecio absoluto –y lo digo como madrileño– las demandas del pueblo catalán. Aquí ha explotado una bomba de relojería que se activó hace mucho tiempo. Si se reclama una forma de integración en el Estado y se dice que no, está claro de dónde deriva todo esto. No puedes decir a dos millones de personas que se vayan a casa porque en Madrid no ha gustado lo que habéis hecho. Reírse de esa manera de una gente es darles la razón en lo que ellos plantean y querer cargarles de una razón que a veces ellos no tienen. Ahora ya estamos viendo las consecuencias de una política deliberada, también por parte de quienes allí no sacaban ningún rédito electoral. No seamos ingenuos, porque también esta parte ha trabajado mucho en ese sentido, ganar votos en el resto del Estado español a costa de vender un terreno que allí no tienen absolutamente nada que hacer. Igual que han hecho durante años en el País Vasco, donde tampoco tienen nada que hacer y se dedican a ganar votos aquí cagándose en aquello. Es una forma de dividir esto. A mí no me parece una buena política. Y en cualquier caso lo que sí que digo es que no han hecho su trabajo".