Los aficionados al mejor flamenco, y a la música en general, tienen así una cita con esta cantante extremeña, que ya conoció en casa la afición a este género. «No tengo en la familia profesionales del flamenco, como ocurre con frecuencia en los ganadores de la Lámpara, pero sí tuve la suerte de que en casa hubiera mucha afición al flamenco y eso facilitó que entendieran mi vocación desde niña. Jamás olvidaré aquel día que me subí por primera vez al escenario, en Alburquerque, el pueblo de mi madre. Era la más joven de aquel festival y estaba temblando pero cuando vi al teatro en pie, entregado a mí, supe que aquello me había enganchado para siempre».

- ¿Ha supuesto un cambio en su carrera ganar la Lámpara Minera?
-Mucho, ha sido un empujón definitivo. Muchas llamadas, me han salido muchos conciertos, en definitiva ha resultado como había soñado;se podría decir que los sueños se cumplen».
Cuando a la cantante extremeña le preguntan por sus referentes hay dos que repite, siempre en primer lugar: Antonio Mairena, La Paquera de Jerez, a la segunda incluso le ha dedicado una canción. Pero tampoco quiere olvidar a aquellos nombres que han formado parte de su carrera musical, que la han ido confeccionando y asentando desde aquella vez que se subió al escenario con solo 16 años. «Han sido muchos sacrificios, con gusto, y primero me fui a Sevilla para aprender con Paco Taranto, Calixto Sánchez, José de la Tomasa y Esperanza Fernández. Lo más importante que ellos fue a amar el flamenco puro y ortodoxo, ya que yo venía de cantar el flamenco de Niña Pastori o Remedios Amaya, y no tenía el conocimiento que tengo ahora. Para mí, una de la más grandes, aparte de Esperanza Fernández, ha sido La Paquera de Jerez, por supuesto, que cuando la escucho me entra un escalofrío por el cuerpo que no lo puedo evitar».
Ganar la Lámpara Minera es la causa de su presencia en el Museo de la Minería de Sabero, y en los dos escenarios tiene especial significado el cante por mineras, que Ester Merino considera singular por muchas razones. «Es un cante muy profundo, que requiere abordarlo con muchísimo sentimiento, porque tiene además unas letras muy especiales, de temática mi era. Son cantes antiguos, que se hacían en las minas para contar la dura vida de los mineros, con tantísimas horas sin luz natural, con peligros evidentes, sin ver a su familia, es el canto de un trabajo muy duro. Es algo profundo y oscuro: un lamento, y como tal tiene que sonar».
Y como tal sonará esta tarde en un escenario minero, el museo de la minería de un valle que fue minero.
Sabe Ester Merino que cuando acude a cantar lejos de Andalucía existe la tendencia a creer que no se saborea el flamenco como en Andalucía pero... «No es exactamente así. Puede ser que Andalucía lo patrocine más, tenga más ayudas para festivales o concursos; pero cada región tiene sus raíces, sus aficiones y deben apoyarse unos en otros para lograr lo que debería ser una meta común:que el flamenco sea universal y reconocido».