El camino de Adas

Esta asociación tiene como objetivo cumplir siempre con una máxima:«Hay una cosa muy bonita: compartir la alegría de amar». Cada fin de semana lo demuestran con sus actividades

Stefanía Zanetti
26/07/2016
 Actualizado a 17/09/2019
Una de las excursiones que cada fin de semana realizan los miembros de Adas por la provincia de León. | L.N.C.
Una de las excursiones que cada fin de semana realizan los miembros de Adas por la provincia de León. | L.N.C.
Sean o no sean creyentes, la herencia de Madre Teresa está siempre de actualidad.Cabe recordarla en los momentos de dificultad económica en los que no siempre es fácil mantener el amor y la alegría, tal vez hay quien nos recuerda que la riqueza imprescindible es la comunidad en la que vivimos. Todo lo que la rodea deja de ser fundamental como algunos siguen creyendo.

En el verano 2013, la Asociación Deportiva y Artística Solidaria (Adas) nace con el supuesto de seguir con esta mirada.

Surge porque León acoge cierto número de estudiantes sin la disponibilidad de tener la cartera de los trabajadores, y por otro lado, por las calles hay movimiento y estímulos constantes que otras ciudades envidian.

Pintores, fotógrafos y bailarines comparten su pasión con los demás. No se encierran en sus angostos desvanes como los poetas crípticos del otro siglo, todo lo contrario, agradecen que se le pregunte cómo actúan, cómo piensan, como danzan. Sonríen a la gente, y les ofrecen lo que saben. Quien quiera que se haga socio puede compartir lo que conoce con quien estará, por su parte, dispuesto a devolver el favor por la misma moneda.

¿Por qué aburrirse solos y hacer ejercicios pesados en el gimnasio más caro del barrio?

Sí, es verdad, está en el área aeróbica aquel chico que entrena por treinta euros al mes. Quizás, le pueda interesar una consulta en física para preparar la oposición de Fisioterapia.

Moverse y hacer deporte consiste casi en una necesidad primaria para los ciudadanos que están horas y horas sentados a la mesa, lo que cuesta a los que no están acostumbrados a concentrarse en el estudio y al trabajar activamente.

Compartir une dos necesidades y crea sentido común.

No, no se habla de ideologías filosóficas o teorías políticas, conocer el vecino nos enriquece en lo cotidiano, nos hace ahorrar y, de todas las maneras, nos hace amar y cuidar un sentido de casa que se extiende más allá de lo que se ha pagado, hasta la propia ciudad.
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