‘Who cares? (‘¿A quién le importa?’), estrenada en 1970, remonta su origen a 1937, cuando el estadounidense George Gershwin le propuso colaborar en los números musicales de la película ‘The Goldwyn Follies’, y le entregó un libro con sus canciones. Lo relata en sus memorias: «A medida que las descubría pensaba: ‘Con ésta haré un pas de deux’, ‘con ésta, una variación’. Pero luego venía otra, igual de bella, y otra, y otra». Apenas unos meses más tarde, un tumor cerebral se llevó al joven compositor de ‘Rhapsody in Blue’, de musicales como ‘Un americano en París y de la ópera ‘Porgy and Bess’. Como homenaje, tres décadas después su amigo empleó 16 de sus temas para esta suite, estrenada en el New York City Ballet.

La segunda parte del programa se dedica al ‘Imperial Ballet’, que rinde homenaje a la Rusia de los zares. En 1941, la compañía American Ballet Caravan salió de gira por Latinoamérica y se propuso mostrar el estilo clásico de Marius Petipa, legendario coreógrafo de ‘El lago de los cisnes’ o ‘Don Quijote’. En vez de recuperar uno de sus títulos, Balanchine decidió elaborar un nuevo trabajo que recrease el academicismo del maestro, a quien denominaba su «padre espiritual». Él mismo se había criado en los ballets de San Petersburgo; de ahí que imitase su virtuosismo técnico, la etiqueta, los tutús de princesa, la formalidad de las danzas grupales (29 bailarines).
De nuevo, las bailarinas asumen todo el protagonismo, con los hombres en segundo plano. Ellas ejecutan arabescos, variaciones y movimientos refinados y coordinados, por supuesto en puntas. Ya desde que se alza el telón, los arcos que forman con los brazos aluden a ‘La Bayadera’, ballet romántico por antonomasia, y en concreto a la entrada de las Sombras.
Cómo no, la partitura elegida solo podía ser de Chaikovski (‘Concierto para piano’ No 2). Aquella era dorada siempre estará ligada a sus melodías sensuales, su rica orquestación, sus ritmos de vals. En el mismo conservatorio donde había estudiado el joven Piotr Illich, se formó como pianista Balanchine, antes de ser bailarín de la legendaria compañía de Diaghilev. Años más tarde volvería a adaptar al compositor de ‘La bella durmiente’ en el ‘Pas de deux Chaikovski’ (1953) y en ‘Diamantes’, pasaje de ‘Jewels’ (1967). Lo único que no imitó de Rusia en Imperial Ballet fueron sus libretos y sus escenografías: estaba convencido de que los argumentos y roles eran un vestigio del pasado.
La Ópera de París, debido a la más que probable convocatoria de huelga general en Francia, se guardará la opción de retransmitir el evento grabado el pasado día 4 de marzo a modo de falso directo, para poder asegurar su proyección en todas las salas de cine.