El propio autor de las obras explica que la Junta Vecinal de Babia propuso esta iniciativa que forma parte de un proyecto de "transformación del espacio público" del municipio para lograr que sea "más utilizable". Dentro del plan se están llevando a cabo otros actos como la "iluminación por placas solares, la red WiFi de acceso libre o un planteamiento de aula de interpretación a través de paneles informativos".
Para realizar los murales y que no haya disconformidad entre los vecinos del municipio, Sierra ha tenido como fuente de inspiración "esta tierra que tanto conoce". Del mismo modo, explica que al tratarse de pintura mural, se "alimenta de la opinión que recaba de la gente que cede sus paredes" y por ello hay obras relacionadas con la historia personal o profesional de los habitantes de Lago de Babia. Un ejemplo es el de una familia se dedicaba a la trashumancia y en el mural de su hogar Sierra ha pintado elementos como "el zurrón, la hogaza, la cayada, la navaja o el cachapo de beber agua y afilar la guadaña". Estos mismos vecinos también se ocupaban de la cría de ganado equino y solicitaron al artista que "también apareciera un caballo" en las paredes de su casa.
Pero no son los únicos que han sugerido a Manuel Sierra la temática de los murales, sino que otros residentes de la localidad le pidieron que representara "la matanza" porque se dedicaban a esta actividad. Por ello, en los muros de su vivienda se puede observar un cuchillo, un ajo, embutidos o un molino de carne, entre otros objetos.
Sin gran dificultad, el artista traza aquello que los lugareños le piden o que forma parte de los recuerdos que él mismo tiene de la provincia. Respecto a esto último como fuente de inspiración, Sierra comenta que tiene muy en cuenta "su propio bagaje" y que conoce tanto esa zona leonesa que "los colores están en la memoria de mis ojos, la tranquilidad para pintar está en la memoria de mis manos, y la seguridad para andar por los andamios me lo da la agilidad que pude conocer aquí desde niño trepando por las peñas, bajando, subiendo o pescando truchas".
Todo este conocimiento de la zona fue uno de los motivos que hizo que contactaran con él para pintar los murales y Sierra, que se considera "hijo de esa tierra", demostró su "incondicionalidad y que no iba a decirles que no» porque cree en «los murales y en la actividad pública".
Una técnica que perdura
Los murales de Sierra en las calles de Lago de Babia van a cumplir con esa misión de transformar el espacio público de la localidad y estarán presentes mucho tiempo. Estas obras están hechas con la técnica de la "pintura acrílica", también llamada plástica, que "se disuelve en agua" y tiene un "umbral de secado muy bajo que te permite resolver las cosas con celeridad y poder utilizar muchas capas de pintura para darle jugosidad y que no sea únicamente una estructura plana". Además, el leonés aclara que todas sus obras, especialmente los murales, se apoyan en un "elemento dibujístico muy fuerte y fundamental" para que estas pinturas al aire libre «sean leídas rápido y con claridad».Para evitar que los fenómenos meteorológicos puedan dañar la pintura, Manuel Sierra utiliza pintura industrial porque "es la que tiene mayor resistencia" que mezcla con "colas" antes de pintar, pero el verdadero 'truco' de este artista es "dar una capa de barniz final" cuando ya están hechos los murales para reforzarlos. Asimismo, declara que cada cierto tiempo hay que dar más "manos de barniz" para el mantenimiento de las obras y más aún al tratarse de "esta tierra que tiene un clima tan extremo".
Obstáculos institucionales
"El mural, sin el propio deseo de los demás, no existe o no debería existir" declara Manuel Sierra al preguntarle por esta iniciativa propuesta por la Junta Vecinal de Babia. Ahora que las obras están prácticamente terminadas, el autor explica que solo ha recibido palabras y gestos de agradecimiento y amabilidad de la asociación vecinaly de los habitantes del municipio que diariamente "se acercan a hablar con él, a sugerirle y preguntarle sobre lo que no entienden de las obras" y que "a las doce de la mañana le traen un café con leche y unas pastas", lo que provoca que el artista se pregunte "¿Qué más puedo pedir yo?".Pero llevar a cabo este proyecto no ha sido 'coser y cantar', sino que Sierra reconoce que, además de "la lluvia", el otro "obstáculo" que tuvo venía por parte de "gente institucional que quiso entorpecer el asunto". A día de hoy dice que "pasa" de lo que piensen esas personas en el sentido de que "por más que se quieran poner obstáculos, es imposible". Además, afirma que detrás de esas personas "no hay nadie", pero tras él "hay un pueblo entero".
En definitiva, al pintar estas obras ha puesto "el foco sobre la idiosincrasia y la naturaleza de este espacio" llamado Lago de Babia y con estos murales no solo quiere ayudar a la transformación del pueblo, sino también lanzar el siguiente mensaje: "Solo se vive una vez y hay que estar atento a que no nos quiten lo que es nuestro".