El arte de Chiches en el museo de Gordoncillo

El Mihacale acoge desde el pasado jueves una extraordinaria exposición temporal sobre uno de esos artistas locales poco valorados, pero que en justicia merecía un serio reconocimiento: Manuel Chiches Cambero

Javier Revilla
29/07/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Algunos autorretratos de Chiches, un gran admirador de la pintura de Van Gogh. | J.R.
Algunos autorretratos de Chiches, un gran admirador de la pintura de Van Gogh. | J.R.
Noy juego doblemente en casa, pero lo que les voy a proponer es tremendamente atractivo. Les escribo desde la sala de exposiciones del complejo cultural que lleva 4 años irradiando actividad desde Gordoncillo: el Museo de la Industria Harinera de Castilla y León (Mihacale).

Y les vuelvo a recomendar venir hasta este municipio de la Tierra de Campos leonesa por una razón concreta. No sólo porque aquí puedan disfrutar de una preciosa fábrica de harinas musealizada (que de ello ya les he insistido alguna que otra vez), o por la V Semana Cultural que mañana iniciaremos gracias a la Asociación La Vita (que también merece el desplazamiento a cualquiera de sus interesantes citas programadas).


Se trata de una novedad fraguada durante meses, pues acabamos de inaugurar este pasado jueves una extraordinaria exposición temporal sobre uno de esos artistas locales poco valorados, pero que en justicia merecía un serio reconocimiento: Manuel Chiches Cambero.

Conozco a Chiches desde pequeño, por muchas razones. Primero porque a todos en la comarca, tras un primer encuentro con él, nos queda recuerdo perenne de su característica silueta de artista. También por regentar durante años un negocio de enmarcaciones donde acudíamos todos aquellos que tuvimos la pintura por afición. Por último, por la gran amistad que tengo con una de sus hijas.

Esta cotidianeidad a veces te hace perder perspectiva sobre la verdadera importancia del artista al que tienes delante. A Chiches he podido verle pintar y trabajar el metal en su taller, durante años en mi misma calle. Tras su jubilación, el distanciamiento por fortuna no me hizo olvidar su talento y hace meses me propuse convencerle para organizar una gran exposición retrospectiva.

No hizo falta insistir mucho. Pronto me encontré junto a él y su familia en su casa, moviendo decenas de cuadros, admirando esculturas o descubriendo los maravillosos cuadernos donde viene dibujando en los últimos años. El proyecto de llevar a Chiches al Mihacale de Gordoncillo se hacía factible, aunque se complicaba al comprobar la ingente obra artística que acumulaba, tras toda una vida de intensa producción.

En sus óleos realistas hace gala de una gran destreza autodidacta, pues con nadie aprendió a pintar
Estos meses de preparación me han permitido conocer mejor al artista Manuel Chiches. He comprendido que su excelente trabajo del metal y del vidrio emplomado hunde sus raíces en tres generaciones atrás de hojalateros, los cuales me llevaron a establecer su origen natal en la difícil Valderas de la posguerra.

Ya en plena adolescencia, Chiches descubrió su vocación artística. Pese a su innato talento, estudiar bellas artes no estaba en los planes de sus padres, escépticos ante la para ellos remota posibilidad de que pudiese vivir «del arte». Así, Manuel Chiches aprende el oficio familiar y desarrollará también otros empleos (como curiosidad, trabajó en el sondeo petrolífero de Valencia de Don Juan en 1966).

De la década de 1970 son sus primeras obras pictóricas conocidas. Óleos realistas, donde hace gala de una gran destreza autodidacta, pues con nadie aprendió a pintar. En los ochenta se adentra en la abstracción, con trabajos realmente sugerentes. En los noventa vuelve a recuperar la figuración y con el cambio de siglo dominó el impresionismo merced a su reconocida admiración por Vincent Van Gogh.

Del genio neerlandés ha realizado ‘copias’ magníficas, siendo calificado como el ‘Van Gogh coyantino’
Del genio neerlandés ha realizado «copias» magníficas. Lo entrecomillo porque realmente Chiches se inspira en este autor (también de otros como el francés Millet), pero siempre aporta su sello personal. Esta etapa le llevó a ser calificado como el ‘Van Gogh coyantino’ (Sarita Muñiz le bautizó así en 2003).

En sus últimos años Chiches ha vuelto al simbolismo, trabajando también dibujos de gran habilidad ejecutados con lápices de colores. La exposición que pueden disfrutar en Gordoncillo reúne más de medio centenar de sus pinturas, pero también incluye 16 esculturas en las que demuestra su dominio del latón, la madera, el cobre o la vidriera.

Es, en esencia, un verdadero artista polifacético. Lo prueba «la fuerza» de sus pinturas, las monumentales esculturas que coronan el edificio Centinela de Valencia de Don Juan o una maravillosa custodia en la que se afirma como un auténtico orfebre del siglo XXI. Repito: no se pierdan ‘CHICHES Exposición Retrospectiva’ en Gordoncillo. Vengan y me lo confirmarán.
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