El apasionado del teatro que su vida es teatro

Los ponferradinos Conde Gatón regresan, 38 años después de hacer ‘El Señor de Bembibre, a Enrique Gil Carrasco con ‘Nocturnos con niebla’, una biografía del escritor

Fulgencio Fernández
26/02/2015
 Actualizado a 15/09/2019
Un momento del montaje de ‘Nocturnos con niebla’, de Conde Gatón, que se representa hoy y mañana en el Bergidum.
Un momento del montaje de ‘Nocturnos con niebla’, de Conde Gatón, que se representa hoy y mañana en el Bergidum.
"Es posible que si el Teatro Conde Gatón no fuera de Ponferrada, provincia de León, Comarca de El Bierzo, jamás se hubiera lanzado a montar ningún espectáculo sobre Enrique Gil y Carrasco hubiera adaptado alguna de sus novelas; quizás hubiera sido Byron o Shelley el objetivo de su trabajo, como ‘Remando al viento’, de Gutiérrez Aragón. Es posible que alguien nos tache de localistas y es verdad. ‘Nocturnos con niebla’ sólo lo podíamos haber contado nosotros, ¿quién mejor que nosotros?, hace ya 38 años, ‘El Señor de Bembibre’, por obra y gracia del entusiasmo de muchas personas, cobró vida en los mismos escenarios donde lo imaginó el autor".

Es posible que si Conde Gatón no fuera de Ponferrada, de El Bierzo, jamás se hubiera lanzado a este espectáculo Así ‘justifica’ el veterano e histórico grupo ponferradino Conde Gatón su incursión, su regreso, al mundo de Gil y Carrasco, como bien recuerdan ellos después de 38 años de otra gran aventura con el escritor berciano, llevar ‘El Señor de Bembibre’ a sus escenarios naturales. Más legitimados que ellos nadie y que nadie olvide la gran frase de Torga de que "lo universal no es más que lo local sin fronteras". Ysi alguien no tiene fronteras es Gil y Carrasco y el teatro.

Para el regreso de Conde Gatón al gran autor berciano (aún están este jueves y mañana viernes en el Bergidum), en ‘Noctunos con niebla’, hacen teatro con la propia biografía, con la vida, de Gil y Carrasco. Un montaje que el propio director del grupo y de esta obra, Ovidio Lucio Blanco, define como  "un retrato impersonal, una mirada vacía, que recupera la pasión de vivir, el ansia romántica y la humanidad que un día tuvo y regrese al lugar que añora desde hace 200 años".

Porque el escritor villafranquino, como recuerda su gran estudioso Miguel Ángel Varela, en la introducción de la reciente edición de la crítica teatral en la Biblioteca Gil y Carrasco, "no llegó a escribir ningún texto teatral, al menos que se sepa. Sin embargo, su relación con el arte escénico fue temprana, apasionada e intensa y se concretó básicamente en su labor como crítico en la prensa de la época. Una tarea que nos descubre un espectador atento, un crítico exigente y un escritor con un amplio conocimiento de la realidad del teatro".


 Picoche
, autor de una ya clásica tesis doctoral sobre el escritor berciano, es el primero en ofrecer referencias sobre su pronta afición a las tablas, indicando que ya durante su estancia como estudiante de leyes en Valladolid "frecuenta el teatro de la ciudad". Es imposible conocer las obras que vio en la capital castellana, pero el propio Gil nos ofrece al menos una referencia. Al comentar en 1843 la pieza de danza ‘La niña mal guardada’ asegura que es obra que "más de diez años ha que vimos en una capital de provincia de segundo orden". También advierte Picoche que Gil y Carrasco "conoce bien, por experiencia, los artificios y la técnica del oficio". Pero va más allá y sostiene que "su obra novelística, en particular El Señor de Bembibre", se resiente ampliamente de su experiencia dramática», encontrando "en la composición y las características de los personajes de la novela rasgos que se corresponden de alguna forma con el drama romántico".

Cree Miguel Ángel Varela que "las apreciaciones de Picoche sobre la teatralidad de El Señor de Bembibre deben tener algo de cierto ya que solo tres años después de la muerte de Gil, se estrena en el desaparecido Teatro Principal de Ponferrada la versión escénica de esa novela, obra de Mateo Garza. Gran aficionado al teatro, ocho años más joven que Gil, Garza se planteó dedicarse profesionalmente a la interpretación en la compañía de Julián Romea, aunque acabó regentando una farmacia ubicada en la céntrica Plaza de la Encina. Como autor teatral publicó tres obras en verso y estrenó al menos otras cinco".

En su estancia, como estudiante de leyes, en Valladolid ya frecuenta el teatro en aquella ciudad Su versión de El Señor de Bembibre es un drama en verso, en cuatro actos, que sigue la trama de la novela, pero aporta cambios en el protagonismo de algunos personajes, como el del Señor de Arganza, que se convierte en eje del drama. El propio autor interpreta ese papel en el estreno ponferradino de la pieza, que fue publicada ese mismo año.

Esta versión se volvió a llevar a escena con motivo del primer centenario del fallecimiento de Gil, en el instituto de enseñanza que lleva su nombre en Ponferrada, adaptada por los profesores del centro Glicerio Albarrán y Julián Álvarez Villar .
Y ahora, en su bicentenario, regresa Gil a su tierra. "Si este espectáculo arroja alguna luz sobre su biografía, breve e intensa, y ayuda a comprender su peripecia vital sabemos que a la larga se está haciendo (como si fuera poco)algo mucho más que cultura local", señala Ovidio Lucio Blanco, principal responsable de ‘Nocturnos con niebla’.
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