Diego Bajo y Héctor Herrero, las mentes detrás del Monoloco: “El cartel de junio no se ha visto nunca en León”

Los organizadores del festival leonés presentan este viernes 15 en el Palacio de Congresos la 'Monoloco party', “una fiesta diferente"

Martín Benavides Otero
11/12/2023
 Actualizado a 12/12/2023
Diego Bajo y Héctor Herrero, las mentes detrás del Monoloco.
Diego Bajo y Héctor Herrero, las mentes detrás del Monoloco.

El 6 de abril de 2022 arribaba a León un nuevo festival denominado Monoloco de la mano de Diego Bajo y Héctor Herrero, dos jóvenes de la ciudad. Apenas un año y medio más tarde, y tras traer a artistas de la talla de Fernando Costa o Juan Magán, han sido galardonados con el premio al mejor festival de 2023 según el voto popular. Una recompensa que ellos atribuyen a su público, “que siente el Monoloco como suyo”.

En sus cinco eventos hasta la fecha han congregado a más de 60 000 jóvenes, principalmente leoneses, pero también procedentes de varios puntos de la comunidad, Asturias y Galicia. Diego y Héctor sueñan con expandirse a otros territorios llevando siempre consigo la bandera de León.

¿Quiénes son Héctor y Diego?

Diego Bajo: Somos dos universitarios de 22 años muy normales, que salen de fiesta y están con sus amigos, lo más normal del mundo. Siempre hemos tenido curiosidad por hacer cosas. Héctor, antes del Monoloco, ya intentó hacer un festival con otros amigos. Yo siempre he tenido esa vena de emprendedor, monté mi propio ecommerce, una web online de venta de fundas de móvil, luego me dio por las criptomonedas…siempre hemos sido gente nerviosa.

¿Cómo nace el Monoloco?

Héctor Herrero: El Monoloco nace por la cancelación de las espichas tras el COVID y buscamos cómo cubrir esta necesidad que tenía nuestra ciudad. Para ir a festivales o conciertos que nos gustaban teníamos que salir (de León), bien a Asturias, a Madrid o a Salamanca. Decidimos que, poco a poco, y dando unos pasos muy marcados, comenzar con una fiesta que sería el Monoloco. Empezamos queriendo hacer una espicha de económicas, la Universidad no nos dejó y la llamamos Monoloco. Creamos nuestra propia marca, pensamos en hacer una fiesta única en la plaza de toros con una discomóvil, y al final metimos a DJs como Alvama Ice o Mike Morato. Vimos que esto tenía futuro, que habíamos creado nuestra propia marca y que a la gente le había gustado mucho.

¿De dónde sale esa primera inversión económica para traer a artistas de la talla de Alvama Ice, muy conocido a nivel nacional?

H: Los cinco que empezamos el primer Monoloco estábamos muy convencidos de que íbamos a tener éxito en esa primera fiesta. Lo hablamos con José, nuestro socio, que sabíamos que organizaba conciertos en el mundo de la producción. Él nos había dicho que le gustaría adentrarse en la escena del público juvenil, así que quedamos con él y le propusimos la idea. Le pareció bien, nos dio su confianza y fuimos a por ello. Él es quién nos da esa primera inversión o sustento económico que es muy necesario.

D: Yo creo que fue cosa de saber estar en el momento perfecto, un momento donde hacemos una fiesta que teníamos claro que iba a triunfar porque no había nada en León. Supimos dar con las personas correctas, ya que podríamos haber dado con alguien que no fuera tan transparente y se involucrara tanto como José. Ha sido un cúmulo de circunstancias, el encontrarnos con ese perfil de persona, en ese momento y en ese lugar lo que ha hecho triunfar al Monoloco.

“Empezó como un juego de chavales  y se ha convertido en nuestra profesión”

Al principio erais cinco, ahora sois dos. ¿A qué se debe?

D: El hecho de que ahora seamos dos y de aquella fuéramos cinco se debe a que empezó como un juego de chavales y se ha convertido en nuestra profesión. La primera idea fue hacer una espicha de económicas, entonces con las primeras personas que se contactó fue con la comisión de económicas. Nosotros no pensamos que aquel proyecto fuera a crecer tanto. Lo que nos empezamos tomando como un evento puntual o una cosa esporádica, ha acabado siendo un proyecto de vida. Después hubo también varias circunstancias; varios de ellos marcharon de Erasmus y lo dejaron cuando esto era todavía pequeño.

¿Cles eran vuestros referentes en ese primer momento?

D: Empezamos fijándonos en el Copeo de Salamanca y en el Recreo de Valladolid. Me acuerdo que nos llamaba mucho la atención los efectos del escenario, los fuegos, los CO2… queríamos que fuera algo muy visual. Ahora creo que nos estamos empezando a fijar en el Boombastic, Arenal, Zevra etc. Son festivales que todavía nos quedan muy lejos, pero que son grandes formatos con los que ya nos empezamos a colocar.

En el último Monoloco el alcalde se subió al escenario, pero ¿cuál fue el apoyo del ayuntamiento en aquel primer evento?

H: En aquel momento nadie se subió al escenario, nadie se subió al autobús del Monoloco. Al ser la plaza de toros un recinto privado ni contactamos con el ayuntamiento. Al ayuntamiento lo único que le informamos es que iba a haber tal fiesta, tal día y a tal hora. Hablamos con ellos y con la policía, pero apoyo no hubo hasta el segundo Monoloco.

¿Cl era vuestro mayor miedo en aquel primer Monoloco?

D: El mayor miedo era que saliese mal; que la barra fallase o que hubiese problemas de seguridad. Eran cosas de ese día, miedos previos respecto a la venta de entradas y demás no teníamos. Estábamos muy nerviosos por cómo tratar a los artistas, que estuvieran cómodos y que tuvieran las comidas y bebidas que hubiesen pedido.

Hace apenas un mes recibisteis el premio Fest 2023 al mejor festival de España por votación popular. ¿Qué supone este galardón para vosotros?

D: Nos ha hecho ver que detrás de Monoloco hay una comunidad de gente que ya no solo va al festival, sino que responde, interactúa, nos hace sentir que están esperando al Monoloco. Quizás también fue que lo anunciamos bien; pero denota que la gente es fan del Monoloco. Me gusta mucho ver historias de gente con la pegatina en el espejo, haciendo botellón antes de salir de casa con nuestros vasos, con la camiseta, con la sudadera…que sienten el Monoloco como suyo. Una publicación de la Monoloco party tiene más comentarios que la del Arenal, somos un festival mucho más pequeñito, pero con un público que siente el festival como parte de ellos. Los estudiantes de aquí llaman a sus amigos de fuera para que vengan y nos muestran como algo que quieren enseñar, como un sitio de encuentro.

El próximo fin de semana organizáis una fiesta en el palacio de congresos que suena a nochevieja anticipada. ¿Es ese objetivo el que buscáis con ella?

D: Por las fechas en las que estamos sí que va a ser una Nochevieja anticipada y va a tener unas campanadas, pero la esencia de todo va a ser la del Monoloco. Nosotros queremos presentar la Monoloco party, que queremos que sea una rama de Monoloco Fest. Monoloco Fest es el formato grande, con artistas grandes, en verano, con buen tiempo y al aire libre. Monoloco party queremos que sea un evento de marca, donde la gente vaya y diga joder que bien me lo he pasado en el Monoloco y no cómo me gusta el concierto de este. Queremos anunciar lo mínimo posible, tanto de artistas como de sorpresas, porque lo que queremos es que el cabeza de cartel sea el propio festival. Un sitio con una fiesta diferente que no se ha visto en León.

“La posibilidad de hacer más de un día de festival es algo que nos gusta”

A largo plazo, ¿os planteáis una expansión a otras localidades o cambios en el formato?

D: El Monoloco party queremos que sea un evento que nos pueda dar la posibilidad de expandir nuestra marca por más lados de España. Mover un festival grande como el Monoloco de junio o de octubre fuera de León es muy arriesgado; pero quizás con la marca Monoloco party es más fácil.

¿Y alargarlo en duración?

D: La posibilidad de hacer más de un día de festival es algo que nos gusta, pero también es más arriesgado. Cada vez los cachés de los artistas son más más altos y hacer un cartel de dos días supondría poner una entrada mucho más cara y nos da un poco de miedo cómo pueda reaccionar la gente. Aunque siempre la marca Monoloco va a ser de León, tenemos la idea de hacerlo en otras partes de España que no se pisen con el festival de aquí.

El próximo Monoloco Fest, según dejasteis entrever en el anuncio del anterior, va a ser en junio. ¿Qué nos podéis adelantar de él?

H: Muchos artistas (una amplia sonrisa se le dibuja en el rostro). La fecha saldrá en la fiesta del 15 de diciembre, pero, si han estado atentos, muchos ya sabrán cuando va a ser. Tenemos muchas ideas; queremos seguir creciendo, crecer en producción, en calidad, en seguridad, en lo que es el recinto, en experiencia, en la diversión de los asistentes etc. Ahora mismo estamos con una pelea constante en nuestra cabeza de cómo hacer el cartel. Estamos a punto de cerrar ya al primer artista y la gente se puede esperar muchas cosas buenas. El cartel que vamos a tener en junio no se ha visto nunca en León y es el mejor hasta la fecha.

¿Qué criterio seguís para escoger a un artista u a otro?

H: Lo primero son nuestros gustos musicales y lo que nos gustaría ver a nosotros. Ninguno de los que ha venido al Monoloco no es afín a nosotros. A mí me gusta sobre todo la música urbana, a Diego más el reguetón y, a partir de ahí, elaboramos un plan de cuáles son los artistas que podríamos traer. Preguntamos cachés y   establecemos cuáles son los artistas que nos podemos permitir y cuáles creemos que son los que mejor van a funcionar de ahí. También hacemos las encuestas que subimos a Instagram para que la gente pueda votar y así ver qué es lo que quiere la gente de León. Ahora es muy difícil por la multitud de festivales que hay. Lo que buscamos es enfocarlo de tal manera que los artistas puedan sumar experiencia al festival.

Hace meses se hizo viral los desorbitados cachés de los artistas, en especial el de Quevedo que cobra más de medio millón de euros por concierto. ¿Qué presupuesto rondáis vosotros por evento?

D: Cuando tú calculas los precios de lo que te puedes gastar siempre lo haces con miedo porque, aunque sí es verdad que el Monoloco está vendiendo muy bien, jugártela a gastarte lo máximo posible en artistas siempre da miedo. Nosotros dedicamos el 50 % o menos de nuestro presupuesto a los artistas y, aunque metamos mucha gente, son entradas muy asequibles y no nos podemos permitir a un artista de 500 mil o 300 mil; estaríamos hipotecando el evento. Queremos vender más por la marca y por la experiencia que arriesgarnos con un artista que no suponga el 70% del presupuesto del festival.

Las condiciones de los artistas contrastan con las de los empleados, que acostumbran a cobrar en negro y no disfrutan de las mejores condiciones laborales. ¿Qué método seguís vosotros en este aspecto?

H: Nosotros pagamos a todo el mundo en A, están dados de alta y, lo bueno que tiene el Monoloco, es que la gente se quiere sentir partícipe. Tenemos un grupo de trabajadores que son siempre los mismos, pulsereros y recargadores, principalmente. Son chavales jóvenes que siempre una semana antes del Monoloco nos están hablando para preguntarnos si hay trabajo. Es verdad que el contrato es de un día y hay gente que puede estar dispuesta o no, pero nosotros damos el alta de los seguros sociales, pagamos con la penalización por contratarlos tan solo unas horas y les pagamos en A. Damos trabajo a gente de la ciudad y a gente de fuera, traemos empresas de camareros de Burgos, de Palencia… de lo que es Castilla y León. Sin embargo, es verdad que contrasta mucho que un artista te puedo cobrar 500 mil euros y una persona que trabaja en un festival cobre €100.

D: No sé si es porque nosotros somos gente joven y no tenemos ni maldad, ni somos ratas en ese aspecto, pero cada vez tenemos más lista de espera de gente que quiere trabajar con nosotros. La diferencia respecto los artistas es por lo que te generan. Al final un trabajador sí que verdad que te ayuda muchísimo, pero el que te genera los ingresos para poder pagar a ese trabajador es el artista. Cuando tú anuncias un artista los ingresos se disparan, también es lo que te generan, ya no solo lo que aportan al festival.

En vuestros primeros eventos, hubo un gran mercado de reventa. ¿Cómo sienta que alguien se lucre de vuestro trabajo a base de comprar y vender entradas?

H: Hemos sabido evolucionar un poco y por eso hemos sacado las entradas nominativas. Estas hacen que sean intransferibles y si las quieres vender o regalar a algún conocido tendrás que pagar el cambio de nombre, que cuesta cuatro euros. La gente que se queja del precio de las entradas nos molesta bastante más, porque lo vemos como un festival low cost. Hay personas que se quejan de pagar 20 euros por ver a RvFv, Fernando Costa y John Pollón, un cartel de la hostia; y eso nos jode un poco.  En León nunca ha habido nada de este tipo e intentamos que sea accesible para todos los públicos. Las copas son más baratas que en el Húmedo y las entradas, teniendo en cuenta el cartel, son muy baratas. Al fin y al cabo, lo hemos sabido sobrellevar y hemos sacado lo del cambio de nombre para quitarnos un poco a esta gente que se lucraba con nuestras entradas.

“Muchas veces no se valora la inversión que hay detrás de una entrada de 20 euros”

Vosotros, al igual que la mayoría de los festivales, no permitís la entrada de comida o bebida del exterior. En junio del año pasado, FACUA Madrid denunció al Boombastic por ello. ¿Cuál es vuestra visión al respecto?

H: Le denunció, pero creo que no ha llegado a nada, lo que si ha llegado es una multa a Yelmo Cines de 30 000 euros por el mismo motivo. Nosotros elaboramos un cartel que, con las entradas, se puede cubrir más o menos, pero es que si no contamos con lo que es la barra a nosotros nos supondría un riesgo tremendo hacer un evento así.

D: Hay que tener en cuenta que esa ley no es como la gente piensa, tú no puedes entrar con las bolsas de botellón o con la botella de 2 litros. Sí que es verdad que tienes que permitir entrar con una botellita de agua, de no sé qué medidas; pero, por ejemplo, en el Monoloco del parking hay fuentes de agua gratuitas. También hay que tener en cuenta que te puede venir una persona con un bocadillo y dentro de él te puede colar cualquier cosa como una navaja; se puede intoxicar con algo que ha llevado de casa y al final el problema es para el promotor. Nosotros abogamos por no saltarnos la ley y cumplir lo que diga FACUA, pero muchas veces no se valora la inversión que hay detrás de una entrada a 20 euros y cubatas más baratos que en el Húmedo.

La denuncia abogaba que la principal fuente de ingresos de un festival son las entradas y permitir la entrada de ciertas bebidas o alimentos no prohíbe el transcurso del festival…

D: Igual en un formato concierto que es una cosa de 1 hora o 2 horas la barra no es tan importante. Pero, en un formato festival, el 40-50% de los ingresos parten de la barra. Es algo de lo que depende la viabilidad del evento, son eventos de 10-12 horas donde la entrada y las consumiciones son baratas. Aunque tú estés vendiendo ver a los artistas no vale solo con eso para para hacerlo viable.

H: Hasta donde yo tengo entendido esto depende de cuál es tu actividad principal como promotor. Es verdad que nosotros vendemos la imagen de los artistas y un evento musical, pero el 40 e incluso el 50% de nuestros ingresos parten de la barra. Entonces, como actividad principal estaríamos en el límite entre lo que es la producción artística y lo que es la hostelería y el consumo de barra.

¿Cómo es trabajar en el mundo la noche? ¿Es realmente tan peligroso como se dice?

H: Lo bueno que tiene el Monoloco es que no se mete tanto en la noche, solemos acabar a las 2:30 h. Pero sí, todo este mundillo de festivales, de fiesta, de discotecas… considero que hay que tener los ojos muy abiertos, saber con quién te juntas y no dejarte llevar por lo que te ofrezcan. En la noche hay que saber con quién juntarse y saber muy bien cuándo decir que no y cuándo parar.

D: A mí nunca me gustó mucho el mundo de la noche para trabajar.  El mundo de los festivales es otro ambiente diferente, un ambiente más de artistas, de influencers, marcas… otro tipo de negocios mucho más elitista que lo que es el mundo de la noche. Veo bastante diferencia entre el mundo de la noche de lo que son los festivales. A mí me gusta mucho más dedicarme a esto que tener una discoteca u otro tipo de negocio que suele tener otros problemas más grandes.

Ahora que os habéis podido relacionar con organizadores y productores de grandes festivales de España y estáis metidos de lleno en el panorama, ¿diríais que es un sector donde prima el ego y la hipocresía?

D: No, la verdad que siempre que respetes zonas y a la gente no suele haber problema. Hemos conocido a un montón de organizadores como a Marino, promotor del Boombastic, o a Pablo de Salamanca y con todos tenemos bastante buen rollo. Pero es como todo al final, hay que saber respetarse, hay que saber hasta dónde se puede llegar y dejar trabajar a cada una su zona. Si tú te metes a trabajar en un sitio donde hay un promotor más grande, al final cada uno va a tirar por lo suyo y va a defender su territorio.

H: Yo sí que creo que hay un poco de hipocresía, no porque lo haya visto en alguien en concreto, pero sí que creo que muchos hablan muy bien y luego todo no es tan bonito. Todo un poco más difícil de lo que parece.

Además de en el Monoloco, estáis involucrados en las espichas con una empresa propia. ¿Cuál es exactamente vuestra función en ellas?

D: Somos el soporte legal y la empresa organizadora de las espichas. Hablamos con los chicos de las comisiones y se llega a ciertos acuerdos, pero somos la empresa promotora, ni más ni menos.

Antes del COVID las espichas se celebraban en el propio campus universitario y tenían un ambiente diferente. ¿Creéis que se ha perdido esa esencia con el cambio a la plaza de toros?

H: Totalmente, yo fui a las últimas espichas que hubo y soy consciente de que se ha perdido todo ese ambiente. El ambiente universitario, el hacerlo en el campus, el salir de clase a las 16:00 h de la tarde y quedarte ya allí de fiesta… pero nosotros hemos visto una oportunidad y la hemos sabido aprovechar. En el campus universitario no va a haber más espichas, nos lo han dicho por activa y por pasiva. Estoy de acuerdo en que aquellas espichas eran, no mejores, sino diferentes. Ojalá algún día poder volver a las espichas y organizarlas nosotros, ¿por qué no?

En la última, precisamente, hubo cierta polémica porque fuera en viernes y con entrada +16. ¿No va eso en contra del ambiente universitario ligado a las espichas?

H: Recientemente nos hemos enterado de que tú no le puedes prohibir la entrada a personas entre 16 y 18 años a una fiesta, discoteca o festival, al menos en Castilla y León. La última espicha fue un viernes porque viendo las fechas en el calendario pensamos que sería lo mejor. Dejamos entrar a los chavales de 16 a 18, pero de todas maneras fueron los mínimos, sobre todo hubo gente que estudia en la ULE. Se sigue viendo ese ambiente universitario, aunque no como el que había las espichas de antes.

“Somos una generación a la que no le gusta la gente de traje y corbata”

Formáis parte de una generación de jóvenes que está rompiendo barreras. Ibai, los chicos de Nude Project, jugadores muy jóvenes en Primera división… ¿sentís que habéis llegado para cambiar el mundo?

D: Se ha visto un cambio desde la cuarentena, pero más que a un cambio en el mundo, creo que se debe a la forma de llegar a la gente. Nude Project funciona, Vicio funciona, y funcionan porque somos una generación a la que no le gusta el formalismo, no nos gusta la gente de traje y corbata, nos gusta la gente como nosotros, la gente cercana, la gente que nos sabe llegar. Ha cambiado la forma en la que llegamos a la sociedad. Ahora gusta otro tipo de ambiente, gusta ver a Borja iglesias con David Broncano, ver cómo es realmente y no una entrevista seria. Nosotros tenemos un caso muy muy cercano, El Corte Inglés, el segundo ecommerce más grande de España después de Amazon, apuesta por nosotros después de darse cuenta de que ellos son una empresa súper grande, pero que no han sabido adaptarse a este cambio de paradigma.

H: No creo que vayamos a cambiar la sociedad, sino que vamos a cambiar la manera en la que nosotros vivimos en ella. A cada generación le va tocando forjarse su propio camino y creo que la nuestra tiene muy clarito, llegar a la gente con una mentalidad distinta.

¿Tiene techo el Monoloco?

H: No tiene techo. Nosotros nos planteamos de aquí a 1 año cómo queremos que sea el Monoloco, qué artistas queremos traer, dónde queremos hacerlo, cuántos días queremos hacerlo… pero tampoco nos gusta mucho pensar en ello. Nos gusta ir dando los pasos que consideramos oportunos, marcarlos muy bien, fijarnos muy bien y, si vamos a hacer algo, hacerlo seguros de que va a salir bien, de que a la gente le va a gustar y de que va a seguir aportando lo que es el festival.

Y de Héctor y Diego, ¿cuál es su techo?

D:  A mí me molaría crear con Déjame Pensar un empresón a lo Music Republic que hacen de manager de artistas, hacen eventos, producción, marketing…hacen de todo. A mí me gustaría, por qué no, llegar a ser una empresa de ese estilo y ser algo importante en el sector. Eso siempre haciendo lo que nos motiva, lo que nos gusta y emprendiendo en lo que surja.

Archivado en
Lo más leído