Desperdicio, olvido y patrimonio

Los caleros abandonados en la provincia, en su mayoría sin restaurar, reflejan un patrimonio olvidado que, según los expertos, podría recuperarse como recurso turístico, laboral y para mejorar la construcción

07/09/2025
 Actualizado a 07/09/2025
 Imagen del calero de Felmín
Imagen del calero de Felmín

Explica un gran experto, como Luis Prieto, en estas mismas páginas cómo ha sido un error abandonar los viejos caleros que encontramos en muchos rincones de la provincia de León; habitualmente abandonados y en el mejor de los casos utilizados con fines turísticos, como es el caso del calero de Felmín, muy cerca del lugar donde se desarrollaba el curso en el que se reivindicaba el uso de la cal artesanal, frente a la cal industrial, de menos calidad.

Pero en otros muchos puntos cercanos también existieron otros caleros; verticales como los citados e incluso otros más antiguos (en pozo).

Señala Ángel Fierro en un panel sobre el calero de Felmín que «dado que todos los materiales necesarios para el funcionamiento de los caleros son abundantes en la comarca de los Argüellos, hubo muchos aún visibles a finales del siglo XX en diversos puntos de la comarca, como los de las inmediaciones de las Hoces de los Pontedos, el de las Hoces de Canseco, el del Puerto de Piedrafita o el de Barrio de la Tercia. Y no hace mucho, la investigadora Noemí Suárez publicaba un artículo en la revista Alboral sobre un buen número de caleros situados en otra comarca cercana, la de Alba, (en Sorribos hay varios) muy cercana a La Robla. También hay calero en la Ruta de Bardalla, de Matallana de Torío.

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Imagen del calero La Penilla

No hace falta enumerarlos todos para dar una idea de su importancia histórica, primero, y de su olvido, después.

Los viejos caleros, aquellas fábricas de cal para la construcción pero con utilidad asimismo como pintura de fachadas, antiséptico para frutales y otras aplicaciones, desaparecieron con ellos.

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