El servicio "estrella" no es el préstamo, es "la recomendación", asegura Roberto Soto, coordinador El bibliobús celebra este sábado su día, pero cada jornada hace que se forme una pequeña ‘fiesta’ cuando anuncia con música su llegada a los pueblos de la provincia de León. Aquí, el servicio, que gestiona el Instituto Leonés de Cultura, dependiente de la Diputación, tiene una flota de seis vehículos, repartidos entre sus dos sedes: Ponferrada y León. Su objetivo es siempre el mismo, dar acceso a la cultura a los vecinos de pequeñas localidades que no cuentan con biblioteca de ningún tipo. En la provincia, los libros se echaron a la carretera en 1974, después de que desaparecieran las agencias de lectura que daban este servicio a los pueblos.
Durante el año pasado, los seis bibliobuses de León hicieron parada en 421 localidades de toda la provincia, realizando un total de 147.031 préstamos. En la actualidad, tiene 3.100 socios, que durante el año pasado pudieron disfrutar de sus libros, películas y revistas. Los primeros son los más solicitados, como explica Roberto Soto, el director de este servicio en la provincia, que asegura que los que más triunfan son los ‘best seller’, seguidos de los libros de autoayuda y los de temática local.
Entre los usuarios hay dos perfiles: jubilados, en su mayoría mujeres, y niños que estudian en los CRA Este viernes, uno de los seis servicios que recorrió la provincia hizo parada en Cimanes del Tejar, Espinosa de la Ribera, Tapia de la Ribera, Rioseco de Tapia y Villarrodrigo de Ordás. En algunos había nieve, pero las precipitaciones no lograron impedir que los libros llegasen a su destino. En cada uno de ellos viajan dos personas, el conductor y un bibliotecario, en este caso Olga, que se encargó de asesorar a los usuarios sobre qué llevarse. Dice Roberto Soto que este es el servicio «estrella», más que el mero préstamo de material. Lo remarca también Olga, que destaca la atención «cercana» de un servicio en el que lleva trabajando tres décadas.
Que llegue el bibliobús con las estanterías llenas a la puerta de casa significa que todos los vecinos de esa localidad tienen, al menos, «oportunidad» de acceder a la cultura. Es una especie de «acontecimiento», explicó este viernes otra usuaria que acudió a Rioseco de Tapia a dejar unos libros y coger otros –algunos para su hijo–, en el que participan, sobre todo, dos perfiles. Lo explica Roberto Soto basado en la «experiencia de tantos años» y en que «la despoblación repercute» y se ve al acompañar a un bibliobús en uno de sus viajes por la provincia: «Son mitad escolares, mitad tercera edad», con predominio de las mujeres en el caso de los usuarios adultos.
Prestan libros de todas las temáticas, películas y revistas y permite pedir lo que no esté para la próxima Al llegar a Rioseco de Tapia, el vehículo hizo parada justo en frente del colegio, que pertenece al CRA (colegio rural agrupado) de Villanueva de Carrizo. En él estudian ocho niños de Infantil y Primaria que ayer pudieron renovar sus libros acompañados por su tutora y su profesora de Educación Física y siguiendo los consejos de la bibliotecaria. Es otro de los grandes servicios que destaca Soto del bibliobús: suministrar libros a estos pequeños centros educativos que no cuentan con biblioteca propia. Uno de los que este viernes volvió a clase cargado de nuevas historias que leer fue Guillermo, que quería fútbol y dragones y lo consiguió. Se llevó cuatro libros, el número máximo para los pequeños. Para ellos salir de las aulas y subirse al bibliobús es todo un «acontecimiento». Aunque no sólo hubo niños en este destino, algunos recogieron libros para familiares y otra usuaria reconoció que lleva utilizando el bibliobús desde el año 1976, cuando sólo tenía once años.
Modernizados
A pesar de que la gente puede pensar que se trata de un servicio anticuado, el bibliobús es todo lo contrario y en León ha sabido modernizarse en varios aspectos, aunque siempre hay que estar pendientes de la capacidad presupuestaria. Su gran fuerte sigue siendo «el trato humano de primera calidad», remarca Roberto Soto, que asegura que «la gente se siente atendida y vuelve». También es «un espacio para reunirse en los pueblos que, por ejemplo, no tienen bar», explicó el coordinador de este servicio en la provincia. El bibliobús de León tiene página web propia, perfil en la red social Facebook y una aplicación móvil en la que conocer toda la información que tiene que ver con este servicio: qué libros están cogidos, dónde están los vehículos en tiempo real o el calendario de próximas paradas –que puede consultarse por municipios–. Además, los usuarios pueden solicitar que se adquiera un libro o recibir notificaciones de un imprevisto como la nieve que puede suspender la visita a una localidad. Por otra parte, los libros también llevan un código QR en su interior que Soto asegura «ha sido invento de nuestros bibliobuses» y que permite a los usuarios ampliar los contenidos con vídeo, documentales, entrevistas y un largo etcétera. También realizan diferentes actividades de animación a la lectura o concursos durante todo el año, como el que se está llevando a cabo en la actualidad, de recetas de cocina.Un detalle más que permite el entretenimiento de los, por desgracia, cada vez menos vecinos que resisten en los pequeños pueblos de la provincia plantando cara a la despoblación.