Es cierto que no dispone de la infraestructura de la de Valporquero, que posibilita el acceso de autobuses y Llamazares es una localidad pequeña, pero existen suficientes aparcamientos para los visitantes.
La ruta comienza en el centro de recepción de visitantes de la cueva, donde por 15 euros se puede comprar la entrada (reservando hora previamente por teléfono). Parecerá caro de no ser porque esta cueva no recibe ayudas de ninguna organización pública, se la han trabajado los gestores y han obtenido un resultado digno de aplauso.Merece la pena la experiencia no solamente por el interés geológico sino también por la belleza y plasticidad del interior con unas formas y colores que son verdaderas obras de Arte de la Naturaleza.
La Cueva Llamazares se encuentra abierta durante todo el año, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan. Es un entorno frágil y un patrimonio digno de conservación, y por ello para poder disfrutar de las visitas, que siempre son guiadas, el acceso está restringido a grupos reducidos, por lo que la reserva anticipada es obligatoria.
Recomendaciones: llevar calzado de montaña o cómodo para caminar y ropa de abrigo.
Teléfono de información y reservas: 646 33 88 16
Es de agradecer la información recibida por los gestores de la cueva útil para la preparación de la visita al interior, así como al Ayuntamiento de Lugueros donde se encuentra enclavada la cueva.
La ruta
Se trata de una ruta muy corta y bien señalizada que comienza en la localidad de Llamazares, donde, al principio, se encuentra el centro de recepción de visitantes, fácil de reconocer por los carteles referidos a la cueva. Se va por un camino allí mismo y pasada una casa se convierte en sendero, aunque bien señalizado, subiendo en zigzag, en algunos casos se ayuda de una modesta barandilla de cuerdas. En su primera parte supera un buen desnivel hasta llegar a un terreno un poco más llano donde se puede descansar para caminar hacia una pista cercana, desde donde puede se contemplar la localidad de Llamazares abajo, el Bodón hacia el sureste y hacia el Norte la Peña Forcada y otras montañas siempre tras la Peña Coribos en cuyo interior se encuentra la oquedad.
Se sigue durante un tramo hasta llegar a otra zona más abierta donde finaliza el caminodonde se ve otro cartel y un descanso posible. Desde allí se enfila la parte final con unas escaleras en piedra algo pindias que finalizan a la entrada de la cueva. La puerta tiene una forma muy especial acorde con el terreno en el que se encuentra.
La cueva tiene muchos alicientes, a la habitual existencia de estalactitas y estalagmitas de otras cercanas, aporta otras extrañas formas geológicas llamadas coraloides que tienen parecido con los corales aunque no lo sean y tapizan las paredes de la cueva dándolas un aspecto singular y diferente al resto de las que se puedan visitar.
Se pasa al interior siguiendo las explicaciones de la guía de la cueva, y el visitante se adentra directamente en sus dos galerías excavadas en el pasado por corrientes de agua de las que hoy sólo quedan sus marcas, para continuar un recorrido donde estalactitas, estalagmitas, banderas y columnas se disputan el espacio con los coraloides.
El pasado de los Argüellos fue escrito en hielo y la Cueva de Llamazares habla de grandes ríos helados que labraron los valles glaciares y que al fundirse introducían enormes cantidades de agua dentro de la cueva, quedando ésta inundada.
Este agua retenida en la cueva también lleva carbonato cálcico disuelto, que, en una situación de aguas tranquilas va precipitando lentamente en forma de láminas que por peso caían sobre las pequeñas agujas que salían disparadas de las paredes, produciendo capas y capas hasta formar los coraloides que inundan las paredes de las galerías de la Cueva Llamazares.
La Cueva Llamazares es todo un mundo subterráneo con colores invisibles a los ojos de los visitantes. El efecto físico de la fluorescencia pone el broche de oro a la visita, la fluorescencia de sus formaciones se combina con la de otros minerales con esta propiedad, para sorprender, más aún si cabe, descubriendo este tesoro geológico en estado natural de la montaña central leonesa.
Un recorrido de ida y vuelta con un nuevo descenso tras salir de la cueva hacia la localidad de Llamazares por el mismo camino hasta llegar al centro de recepción de visitantes, donde finaliza la ruta.