La ermita de San Roque, «uno de los enclaves patrimoniales más queridos de la comarca leonesa de Cabrera», afronta una cuenta atrás crítica. El templo, cerrado al público desde hace más de una década por riesgo de derrumbe, podría perderse definitivamente si no se actúa de inmediato. Ante esta situación, Hispania Nostra ha activado de nuevo su plataforma de micromecenazgo para apoyar a la Junta Vecinal y a los vecinos de Valdavido en la recaudación de 60.000 euros destinados a consolidar y restaurar el edificio.
La construcción, levantada originalmente a finales del siglo XVI bajo la advocación de Nuestra Señora de las Angustias y vinculada a San Roque tras las epidemias, constituye un testimonio histórico y artístico singular. Ampliada a lo largo del siglo XVIII y comienzos del XIX –con intervenciones como la espadaña de 1797 o la sacristía–, destaca por su planta rectangular, su nave y presbiterio separados por un arco triunfal de medio punto y un pórtico exterior con pilar central. En su interior conserva dos tallas de gran arraigo devocional: la Virgen de las Angustias y San Roque.
Durante generaciones, la ermita ha sido un punto de encuentro esencial para los habitantes de Cabrera. Cada 16 de agosto acogía la festividad de San Roque y en septiembre servía de arranque para el tradicional ascenso de los pendones al castillo de Peña Ramiro. Pero las filtraciones, grietas y hundimientos progresivos –agravados por la falta de cimentación adecuada– obligaron a clausurarla, pese a una intervención de emergencia en 2019 que logró frenar daños mayores sin resolver el problema estructural de fondo.
El proyecto de micromecenazgo permitirá acometer las actuaciones más urgentes: una cimentación inyectada mediante resina expansiva para estabilizar el terreno y la sustitución completa de la parte de la cubierta aún deteriorada. Si la recaudación lo permite, también se abordarán trabajos de restauración de carpinterías, bancos, retablo y paramentos, además de instalar iluminación interior con energía solar y adecuar el entorno.
Para Valdavido y toda la comarca, la pérdida de la ermita de San Roque significaría mucho más que el derrumbe de un edificio: «supondría borrar un símbolo de identidad, memoria colectiva y vida comunitaria». La supervivencia del templo depende ahora del apoyo ciudadano, convertido en la última oportunidad para evitar que un fragmento del alma de Cabrera desaparezca para siempre.