Cuando Oville fue nación... o lo parecía

Más de 200 antiguos vecinos acudieron a Oville para celebrar el reencuentro bautizado como ‘Pan y chocolate’. Ni la lluvia lo deslució, todo lo contrario, les permitió recuperar la vieja hacendera a toque de campana

Fulgencio Fernández
27/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Foto de familia de los vecinos que acudieron, a la salida de misa, alrededor de 200 de varias generaciones. | PABLO CARRETERO
Foto de familia de los vecinos que acudieron, a la salida de misa, alrededor de 200 de varias generaciones. | PABLO CARRETERO
«No pasó nada por tener que bajar a Boñar a celebrar en el pabellón la fiesta porque el pueblo de Oville no son solo las casas, las calles, los montes... Oville es fundamentalmente su gente y en la comida éramos 190, y eso que unos pocos no pudieron bajar, porque tenían compromisos en el pueblo, porque son muy mayores». Lo dice convencido Carlos Fernández, uno de los padres de la idea de ‘Pan y Chocolate’ para reunir, en principio, a los que eran niños hace 25 años pero, sobre todo, para que Oville volviera a reunir a todos los hijos del pueblo que pudieran acudir a la cita.

Yacudieron muchos, incluso más de los que apuntaban las mejores previsiones. Más de 200 antiguos vecinos de Oville y unos pocos que aún lo son. Acudieron a la llamada de la nostalgia y de los recuerdos, se volvieron a ver y el comentario más generalizado era que «nunca hubo tantos coches en el pueblo, pues cuando éramos muchos vecinos había muchos menos coches...» y surgía la broma de recordar que «Paulino todavía bajaba con el tractor al mercado de Boñar no hace tantos años, menos de diez».

Es curioso como la vieja vida comunal se vuelve a mostrar como la solución a todos los problemas. Así ocurrió cómo al amanecer del sábado, el día grande de Pan y Chocolate, sus organizadores se encontraron con que llovía y fuerte, que el día no se presentaba propicio para la cantidad de actos que habían programado para la jornada, la comida, la música del Jilguerín de Casares, la presentación de dos libros... Ydecidieron buscar techo en Boñar, lo encontraron. «Acudimos a los métodos tradicionales, la campana y la hacendera. Tocamos las campanas de la Iglesia a primera hora y de las casas comenzaron a aparecer vecinos, después a ayudar, algunos aún en pijama ¿qué hacemos? Pues a cargar tractores y a montar todo en Boñar».

Para la hora de la misa ya estaba todo en marcha. Acudieron a ella en el pueblo, nuevamente a toque de campana, y se hicieron la foto de familia al final de la misma. «No vamos a entrar todos, Pablo», le decían a otro de los padres de la idea, Pablo Carretero, convertido este sábado en fotógrafo para plasmar la instantánea de todos los vecinos, de varias generaciones, reunidos en las calles del pueblo.«No tenemos ninguna duda de que se trata de una foto histórica, de la que se hablará durante mucho tiempo y que nosotros colocaremos en las paredes del tele club, junto a tantas otras que nos recuerdan nuestra historia y que en la noche del viernes protagonizó uno de los momentos más emotivos del encuentro con Pan y chocolate, cuando los vecinos se veían en las fotos pero, sobre todo, cuando aparecían muchos de los que ya no están, de los que ya no pueden estar».

No hace falta ser adivino para saber que hubo lágrimas furtivas, para saber que es el peaje que gustosamente hay que pagar cuando se organiza una fiesta así».

- La fiesta de cuando Oville fue nación... o, al menos, lo parecía.
Lo más leído