Con papel de fumar

Un día de estos decía Rodrigo Cortes en su sección ‘Verbolario’ del ABC que algo agradable es un adjetivo que designa aquello "que habla en voz baja". Eso como primera acepción. La segunda era "que no habla" y la tercera, "que no nos habla". Así a veces los comentarios en las redes sociales son mucho más agradables cuando se omiten que cuando se emiten. Los usuarios lo saben y por eso, según en qué ocasiones, hay entradas en las redes sociales que solo se comparten, que aumentan su alcance desorbitadamente cada minuto que pasa, pero que nadie comenta. Saben más las redes por lo que callan sus usuarios que por lo que hablan.

Nadie comenta nada de San Froilán, ni nadie dice nada de los planes del fin de semana en la provincia de León en los que no cabe un alfiler, todos contentos subidos en el burro que da paseos a los niños en el Mercado de las Tres Culturas. Pero no solo se calla lo bueno, también lo malo. Ni una palabra a la bajada del precio de la leche de oveja, ni tampoco a la historia de Eva, una mujer que ha hecho de su historia un libro tras haber vivido el calvario del maltrato.

Eso sí, se nos enfurece la masa porque nos colamos con los números de la lotería. ¡Y es que vaya faena! Imagínese que es usted el agraciado de la Bonoloto pero resulta que por nuestra culpa no se entera de tal fortuna hasta que no lee a la competencia. ¡O lo que es aún peor! Pongámonos en un hipotético caso en el que usted ha sido premiado con una cifra de muchos ceros pero por culpa de un error se cree igual de pobre. A muchos tal golpe de suerte les cambiaría la vida. Otros en cambio seguirían igual de miserables a pesar del privilegio de obtener los duros a pesetas.

Eso sí, los pendones de León se van a Valladolid y, ¡ojo con lo patrio! Que invocamos a San Froilán y le pedimos que nos mande narices para pavonearnos con los emblemas patrios por el paseo de Zorrilla de Valladolid. Eso sí, que las rotondas de La Granja son tema estrella y si tenemos que tragar gusanos con la sopa, qué más da si sabemos mejor que nadie tirar de carros y carretas en esta nuestra tierra. Eso sí, todavía quedan cuerdos y alguno dice que "todo el mundo tiene derecho a enterrar a sus muertos" sin importarle de dónde viene y las redes le aplauden, todavía queda quienes piden que una calle se llame Alegría. Pero no se olvide: cójasela con papel de fumar, aunque callen.