«En el nombre de Dios. Yo don Alfonso, rey de León y de Galicia, habiendo celebrado curia en León, con el arzobispo y los obispos y los magnates de mi reino y con los ciudadanos elegidos de cada una de las ciudades, establecí y confirmé bajo juramento que a todos los de mi reino, tanto clérigos como laicos, les respetaría las buenas costumbres que tienen establecidas por mis antecesores» .
La lectura del primer capítulo de los llamados Decreta de León nos deja claro qué es lo que se celebra y conmemora en el acto que un año más reunió a los leoneses en la explanada de San Isidoro, allí es donde la Asociación de Amigos del Decreta cumplió, un año más, con la lectura de estos escritos de 1188 ante la Real Basílica de San Isidoro, donde se volvió a rendir honor a este texto del rey Alfonso IX «que marca el inicio del sistema parlamentario» actual.
La cita comenzó con un breve discurso a cargo del escritor Juan Pedro Aparicio, al que siguió la lectura de este documento, incluido por la UNESCO en la Memoria del Mundo en el año 2013, a cargo de una treintena de personas, para que cada uno leyera uno de los capítulos.
Juan Pedro Aparicio señaló que «el vigor de los textos medievales leoneses, reconocidos por instituciones y expertos de todo el mundo, contrasta con una paradoja política de la España actual, donde la tierra leonesa, reconocida por la UNESCO como cuna del parlamentarismo, continúa careciendo de un poder político propio, al haber sido privada de su derecho constitucional a constituirse en autonomía».

Los Decreta establecen, como hemos visto en el capítulo 1, que «el rey no puede tomar decisiones sin el consejo de ‘sus hombres buenos’, por lo que Aparicio incidió es que estos Decreta se pueden considerar como «el primer freno al absolutismo. Es la primera vez en la que el poder real comienza a someterse a un marco normativo consensuado», añadió el escritor, autor de obras como ‘Ensayo sobre las pugnas, heridas, capturas, expolios y desolación es del viejo Reino en el que se apunta la reivindicación leonesa de León’. También leyó uno de los primeros capítulos el escritor y académico José María Merino, tan contundente como Aparicio a la hora de señalar los olvidos e injusticias con una tierra que fue, eso se celebraba este sábado, Cuna del Parlamentarismo.
«Item. Ordené también que nadie acuda a juicio a mi curia ni al juicio de León a no ser por aquellas causas por las que debe irse según sus propios fueros», dice un penúltimo capítulo en el que siempre se pone énfasis.
Además de los ya citados también participaron, entre otros, Rogelio Blanco, fundamental para el reconocimiento de Cuna del Parlamentarismo, el periodista Tomás Álvarez, el economista Julio Lago, autor de numerosos estudios sobre ‘el olvido económico’ de León. No suelen invitar a esta lectura a los representantes políticos leoneses, con la excepción de su alcalde, que se ha manifestado siempre partidario de la autinomía leonesa pero que no podía estar presente ayer al estar con la delegación de la ciudad en Roma.
Y estaban, los premiados de esta edición, a los que se procedió a entregar el reconocimiento tras la lectura de los Decreta. Estos galardones habían sido concedidos a la licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, María Esther Seijas Villadangos y al ingeniero y veterinario Manuel Rodríguez Pascual, por su labor divulgadora de la cultura tradicional de las tierras leonesas. También ha sido premiado el jurista Francisco Lamoneda, quien no pudo asistir y recibirá el galardón el próximo 17 de junio.